"Los Carreño"

Este blog guarda cinco novelas cuyo autor es Zacarías Ramo Traver. Una trilogía sobre Torreblanca (Castellón): “Las dos guerras de Aurelio Ríos”, la guerra civil en ese pueblo mediterráneo. “La pertinaz sequía”, la vida de la posguerra. “Apartamento con vistas al mar”, el boom inmobiliario y la crisis del 2008. “El robo del Tesoro Quimbaya”, el hurto de unas joyas precolombinas del Museo de América. “Una playa aparentemente tranquila”, un encausado del caso ERE, huyendo de la justicia, se refugia en una recóndita playa (Torrenostra). Salvo la primera, las demás están en forma de episodios. Ahora está publicando otra novela en episodios, Los Carreño, que es la historia de dos generaciones de una familia real e irrepetible, entre 1889 y 1949, período en el que suceden hechos tan significativos como: el Desastre del 98, la I Guerra Mundial, la Revolución Rusa, la aparición del fascismo, la Guerra de África, la Dictablanda, la II República, la Guerra Civil y el franquismo.

viernes, 17 de diciembre de 2021

Libro III. Episodio 123. ¿Hijos?, los que Dios quiera darnos

   Esa noche sabatina de octubre, la tertulia del casino está revolucionada y el motivo es poco frecuente pues a los tertulianos todo cuanto atañe a la política internacional se la trae al fresco. Lo que ocurre es que en este caso la noticia se refiere a los vecinos de la Raya. En Portugal se ha sublevado parte del ejército y la marina y los militares que no lo han hecho se han negado a combatir a los insurrectos. El levantamiento ha supuesto el fin de la monarquía con el derrocamiento del rey Manuel II y el establecimiento de la Primeira República lusa. Puesto que en España la primera experiencia republicana fue corta -duró menos de dos años- y se caracterizó por una gran inestabilidad, los tertulianos discuten acaloradamente si para sus vecinos el cambio de régimen supondrá una experiencia mejor que la española.

   -Particularmente creo que los portugueses han hecho muy bien en deshacerse de un régimen que, visto lo visto, no contaba con el apoyo del pueblo –opina uno de los liberales de la tertulia.

   -Pues como les vaya con la república como nos fue a nosotros que en once meses tuvimos cuatro presidentes, no les arriendo la ganancia –proclama el pesimista de turno.

   -Si en Portugal están así ya veremos cómo nos va a nosotros con el gobierno de Canalejas. Eso de que pretende acabar con el caciquismo y el fraude electoral no le va a resultar fácil. Si los regeneracionistas no lo consiguen, también aquí podemos acabar siendo republicanos –asegura uno que parece saber de qué habla.

   -Dios le oiga, don Enrique –Le jalea uno de los antimonárquicos.

   El coloquio cambia de rumbo cuando uno de los contertulios propone otra actividad.

   -En el piso de arriba hay una partida de monte en la que se están jugando buenos cuartos. Voy a ver si echo unas manos. ¿Te apuntas, Carreño?

   -No, gracias, lo que voy a hacer es irme a casa –Julio hace mucho que no juega con dinero por medio, exactamente desde que se prometió con Julia, ya que una de las condiciones que le puso para aceptarlo, la que hoy es su mujer, fue que tenía que prometerle que no volvería a recaer en la ludopatía. Lo prometió y lo cumple, aunque a veces tiene que hacer un esfuerzo de voluntad para no recaer en el vicio.

   De regreso a casa va recordando que esa no fue la única condición que le puso Julia para casarse con él. Que se acabara lo del contrabando; que no volvería a jugar por dinero; que la respetaría, lo que suponía entre otros aspectos que no tendría ninguna aventura fuera del matrimonio; que en la medida que sus hijos se lo permitieran seguiría trabajando; que a los críos es darían la mejor formación posible, aunque ello supusiera que pudiesen ahorrar menos, y esa condición valdría tanto para los dos sexos… ¡Menuda es su parienta, pues no los tiene bien puestos ni nada!, se dice, aunque que inmensa suerte tuve al conseguir que me aceptara, tengo la mujer más maravillosa y rompedora de la región, que digo de la región, de toda España.

   Como se acerca la época de la siembra del cereal de invierno, los Carreño andan muy atareados porque es momento en que las ventas repuntan, algo que el matrimonio espera como agua de mayo, pues 1911 no ha sido muy fructífero hasta ahora. Julio ha postergado los viajes y se ha puesto detrás del mostrador como un empleado más. Julia hace lo mismo, pero lo alterna con la ayuda a Paca en el cuidado de los niños, pues el más pequeño, Julián, todavía es lactante. A principios de noviembre se da cuenta de que tiene menos leche de la habitual, que los pechos se le han puesto muy sensibles y que las tomas han dejado de ser agradables pues nota muchas molestias cuando el crío se coge al pecho. Como ya tiene experiencia sabe lo que indican los síntomas: vuelve a estar embarazada. No necesita ir a ver al doctor Lavilla para que se lo confirme.

   -Julio, cariño, vuelvo a estar encinta.

   -Bueno, mi amor, donde comen tres también pueden comer cuatro –Evidentemente se refiere a los tres críos que ya tienen.

   -Con la de números que sabes y no has atinado en la cuenta. Cuatro críos, más los padres, más Paca suman siete.

   -Rectifico, donde comen cuatro también pueden comer siete. Y hablando en serio, hacía días que me había fijado que cada día estás más guapa y ahora sé el motivo. Soy el hombre más afortunado del mundo por tener una mujer como la que tengo. ¿Qué prefieres que sea, niño o niña?

   -Que sea lo que Dios quiera, pero… para serte sincera preferiría darle a Pili una hermanita. No me gustaría que fuera la única mujer entre chicarrones.

   -Pues a ver si hay suerte y sale una niña.

   Las reacciones a la noticia en el resto de la familia son de todo tipo, desde los que la acogen con alegría a los que opinan –aunque se abstienen de decirlo- que la pareja está teniendo los hijos demasiado juntos. Entre estos últimos se cuenta la abuela materna que así lo comenta con su amiga Etelvina.

   -Llevan ocho años casados y van por el cuarto. Al paso de un crío cada dos años acabarán teniendo un regimiento.

   -Bueno, no hay mal que por bien no venga. Dicen que cada recién nacido viene al mundo con un pan bajo el brazo.

   -No sé yo si es así, pero en fin… ya son mayorcitos para saber lo que se hacen.

   -Si quieres, después del parto les podría dar algunos consejos sobre cómo evitar embarazos no deseados.

   -Ese es el problema, que de embarazos no deseados nada, sino todo lo contrario. Cuando les pregunté qué cuantos hijos pensaban tener la respuesta fue que todos los hijos que Dios quiera enviarles. Por lo que te adelanto que éste no será el último, ni mucho menos.

   El nuevo año de 1912 parece comenzar para los Carreño con mejores augurios que el anterior, al menos en los negocios. Los ingresos se han incrementado notablemente gracias a un nuevo hallazgo de la fértil imaginación de Julia. En un local que han alquilado, pegado a la droguería, han montado una nueva tienda dedicada a la venta de objetos de regalo y de complementos decorativos para el hogar. Es el primer establecimiento de ese tipo que existe en la ciudad y desde el primer día la acogida que ha tenido por parte del público ha sido espectacular. Julia ha dejado momentáneamente de atender en la droguería y se ha puesto al frente del nuevo negocio. Se ha llevado con ella a Lupe que estrena en la tienda su nueva condición de mujer casada.

   -¿Cómo se porta tu marido? –pregunta, curiosona, Julia.

   -Pse…, es buena persona, pero el matrimonio no es lo que yo creía.

   -Nunca lo es, pero dale tiempo al tiempo y verás cómo poco a poco os iréis acoplando.

   -No sé yo, pero en fin, tú tienes más experiencia…

   El diálogo se corta al entrar una clienta, se trata de Maribel Quirós.

   -Maribel, dichosos los ojos. Desde que os fuisteis a Madrid, no he vuelto a verte. ¿Qué tal por la capital del reino?

   -Si te digo la verdad, al principio era un aburrimiento, pero he hecho algunas amistades muy interesantes y además, aprovechando las relaciones de Manolo, asisto a algunas reuniones de damas de la alta sociedad que están muy metidas en política. Bueno, y algunas noches Manolo me saca a ver una obra de teatro, una zarzuela o vamos al cine.

   -¿Y qué tal le va a Manolo lo de diputado?

   -Pues quien lo iba a decir, le ha cogido afición a la política. Por lo que me cuentan, en el partido está siendo cada día mejor considerado. Moret parece que no le tenía en gran estima, pero el nuevo presidente de los liberales, Canalejas, le dispensa su amistad. También le ha pedido que forme parte del grupo de diputados jóvenes en los que piensa apoyarse para sacar adelante una ley de contratos colectivos de trabajo que mejorará las condiciones de vida y trabajo de la clase obrera.

   -Vaya, quien podía esperar eso de Manolo.

   -Y además la facción más liberal del partido también cuenta con él para ir eliminando el problema del caciquismo y del fraude electoral que en nuestra tierra es un hecho sangrante. Cambiando de tema, veo que vuelves a estar embarazada.

   -Sí, hija, sí, es la consecuencia de tener un marido que se pasa la mitad de la semana fuera de casa y cuando llega, pues ya sabes, hay que cumplir con el vínculo. Y tú, ¿nada?

   -Pues no. Ni Manolo ni yo somos muy niñeros.

   -A este paso, señora del Pino, se le va a pasar el arroz –sentencia Lupe, metiendo baza en la conversación.

   -Lupe, a lo tuyo, esta es una conversación privada –la reconviene Julia, que se ha puesto seria, y volviéndose a la Quirós se disculpa-. Lo siento, Maribel, perdona la intromisión de Lupe, es buena gente pero más cotilla no puede ser. Y de que se te pase el arroz nada de nada, te veo más joven que nunca.

   Por la noche, cuando el matrimonio se acuesta, y antes de dormir, tienen la costumbre de contarse las incidencias del día. Julia explica lo que le ha contado Maribel sobre lo que puede ser una prometedora carrera política de su marido y de los proyectos en los que anda metido.

   -Eso de la ley de contratos colectivos de trabajo no está mal, pero habrá que ver en qué queda porque si se decanta excesivamente por los obreros, el otro plato de la balanza que somos los patronos podemos pagar el pato. Y sobre todo, para los modestos empresarios como nosotros podría ser la ruina. Me gustaría conocer la letra pequeña de esa ley, a ver qué dice.

   -¿Quieres que le pida a Maribel que te consiga una entrevista con Manolo para que te la explique?

   -¿Tú crees que ese paniaguado de Manolo querrá hablar conmigo ahora que es diputado?

   -Julio, amor, Manolo será diputado, pero quien manda en esa casa es Maribel. Lo que ella diga va a misa.

   -Vaya, en todas partes cuecen habas –apostilla, zumbón, Julio-. Y lo de que cuentan con él para ir eliminando el problema del caciquismo tiene guasa. ¿Quién le hizo diputado por esta circunscripción sino los principales caciques de la zona? Si no fuera por el dedazo de los Sotomayor, los Orellana y compañía, ¿crees que hubiera llegado a diputado? Amos, anda.

 

PD.- Hasta el próximo viernes en que, dentro del Libro III, Los hijos, de la novela Los Carreño, publicaré el episodio 124. Jesusito de mi vida...