"Los Carreño"

Este blog guarda cinco novelas cuyo autor es Zacarías Ramo Traver. Una trilogía sobre Torreblanca (Castellón): “Las dos guerras de Aurelio Ríos”, la guerra civil en ese pueblo mediterráneo. “La pertinaz sequía”, la vida de la posguerra. “Apartamento con vistas al mar”, el boom inmobiliario y la crisis del 2008. “El robo del Tesoro Quimbaya”, el hurto de unas joyas precolombinas del Museo de América. “Una playa aparentemente tranquila”, un encausado del caso ERE, huyendo de la justicia, se refugia en una recóndita playa (Torrenostra). Salvo la primera, las demás están en forma de episodios. Ahora está publicando otra novela en episodios, Los Carreño, que es la historia de dos generaciones de una familia real e irrepetible, entre 1889 y 1949, período en el que suceden hechos tan significativos como: el Desastre del 98, la I Guerra Mundial, la Revolución Rusa, la aparición del fascismo, la Guerra de África, la Dictablanda, la II República, la Guerra Civil y el franquismo.

martes, 29 de abril de 2014

4.3. De forment ni un gra

   La visita de un grupito de jóvenes para interesarse por su posicionamiento conservacionista ha dejado perplejo a Pascual Tormo, no esperaba que en el pueblo hubiese un solo colectivo que levantase la voz contra las tropelías urbanísticas que se están cometiendo y resulta que hay un grupo de chavales  que parece rebatir su creencia. Y con una curiosa particularidad: al parecer está capitaneado por una de las hijas de José Ramón Arbós, uno de los personajes locales más comprometidos con los constructores. ¿Irán en serio aquellos muchachos o alguien los está utilizando para tenderle una trampa? Piensa que no es bueno quedarse con la duda por lo que, superando su propensión a la indolencia, opta por la acción. Hace llegar al grupo el mensaje de que le gustaría volver a dialogar con ellos.

   La panda de chicos de la vez anterior, con algunas nuevas incorporaciones, le visita. Vuelve a ser Chelo Arbós quien lleva la voz cantante.
- ¿Has cambiado de opinión o nos vamos por dónde hemos venido? – es la pregunta a modo de saludo que le suelta la jovencita.
- El otro día creo que empezamos con mal pie y me gustaría retomar la conversación con otro talante, que no es precisamente el que manifiestas, Chelito – responde Tormo a la insolente pregunta de la muchacha.
- Pues llamarla Chelito, tío, no es la mejor manera de comenzar – comenta por lo bajo uno de los muchachos.
- Eso del talante, ¿va por tu parte o por la nuestra? – inquiere Chelo con un tinte cáustico en su voz.
- Por ambas partes. Si no recuerdo mal pedíais mi consejo sobre cómo encauzar la protesta contra la urbanización de la marjalería, ¿no es así?
- Correcto. Y tú saliste por la tangente diciendo que los vainas del Ayuntamiento aseguran que el marjal no se va a tocar, que solo se van a urbanizar las zonas más periféricas – le recuerda Chelo.
- Aunque no me fío demasiado de nuestros gobernantes, sigo manteniendo que no creo que se atrevan a urbanizar el humedal porque tendrían graves problemas para conseguirlo. En una operación de ese tipo intervendría no solo el Ayuntamiento, sino también la Diputación, la Consejería de Infraestructuras, Territorio y Medio Ambiente y, hasta posiblemente, el Gobierno central. Muchos filtros que pasar.
- Sí, pero el dinero todo lo puede y la gente de la construcción lo maneja a espuertas. ¿Acaso no sabes lo que está pasando, no solamente en nuestra comunidad sino en todo el litoral mediterráneo? – plantea uno de los chicos que hasta el momento ha estado callado. Y añade -. No hay humedal ni playa ni lugar costero que se libre de la invasión del ladrillo, arrasan con todo, no se paran ante ningún obstáculo y si tropiezan con algún impedimento legal el partido político que gobierna en ese momento se apresura a allanarlo. Si no hacemos algo, lo mismo pasará en nuestro pueblo.
- Lo que dices es en gran medida cierto, pero no tiene por qué repetirse aquí. Amador Garcés que, como sabréis, está muy metido en todo ese negocio, me ha asegurado personalmente que al marjal no le tocarán ni un pelo.

   Chelo, muy en su papel de lideresa, corta el diálogo:
- Mira, tío, ya está bien de palabrería. No hemos venido a que nos sueltes ningún sermón ni que pretendas vendernos la burra de la bondad de los fulanos del ladrillo y de sus perros falderos políticos. ¿Nos vas a ayudar o qué? - interroga de forma tajante.
- Me gustaría ayudaros, pero no sé de qué manera puedo hacerlo.
- Tenemos muchas ideas: montar un foro para informar a la gente, realizar una manifestación, encargar camisetas con el eslogan de “El marjal no se toca”, redactar un manifiesto de protesta que se pasará a la firma del vecindario, visitar las sedes de los partidos políticos de la oposición para pedirles su apoyo, llenar el pueblo de pancartas y carteles llamando a la protesta contra esos proyectos; en fin, que ideas no nos faltan – expone Chelo.
- Lo que sí nos falta es alguien con el suficiente peso y autoridad para dirigir y coordinar la protesta – confiesa otro de los integrantes del grupo.
- Pues habéis marrado el tiro – afirma Tormo con una sonrisa -. Mi peso no es nada del otro mundo, como púgil no pasaría de ser un peso gallo. Y en cuanto a autoridad no tengo ninguna y mucho menos capacidad de influir en la gente del Ayuntamiento, ni siquiera pertenezco a un partido político. Vuelvo a repetirlo: vuestra causa me parece noble, pero un tanto quimérica puesto que no parece que vaya a urbanizarse el humedal. 
- Compañeros – Chelo se dirige al resto del grupo -, no perdamos el tiempo. Este no es el Pascual Tormo que creíamos conocer y del que tan buena opinión teníamos – y mirando a Tormo añade -. Gracias por nada y adiós.
- Oye, ¿y tu padre está enterado de lo que estás haciendo? – pregunta Tormo dirigiéndose a Chelo.
- Mi señor padre pasa de mí y yo le pago con la misma moneda, paso de él – es la respuesta de la jovencita.

   La frustrante entrevista le deja a Pascual un amargo sabor de boca. Sabe que ha decepcionado a los jóvenes y, lo que es peor, se ha decepcionado a sí mismo. Se autojustifica pensando en que le han cogido en un mal momento, todavía no se ha repuesto de la reciente ruptura con la que creyó que era la mujer de sus sueños y anda bastante desnortado. No se encuentra con ánimos de embarcarse en una movida como la que pretenden iniciar los jóvenes que acaban de visitarle. Ponerse al frente de esos muchachos no le traerá más que problemas y no se ve con fuerza para enfrentarlos. Por otra parte, está convencido de que la protesta de los chavales no irá a ninguna parte ni van a conseguir nada positivo. Y aún en el supuesto de que les echara una mano, ¿qué conseguirían?
- Al final, de forment ni un gra – termina repitiendo en voz alta el popular aforismo valenciano que sintetiza la falta de consistencia de algo o alguien.

   El domingo siguiente a la visita del grupo de chavales, Tormo se tropieza en una calle con Sergio Martín. No se habían vuelto a ver desde la última charla del ciclo que impartió el profesor sobre el presente y el futuro del urbanismo.
- Hombre, Sergio ¿qué tal, cómo estás?
- Bien, profe, ¿y tú cómo lo llevas?
- Haciendo la vida de siempre. Mis apuntes, las clases, un ensayo que estoy escribiendo y que no sé si lo terminaré alguna vez. Pura rutina. Por cierto, tú que supongo que te mueves en los ambientes juveniles, ¿sabes algo de un conato de protesta que un grupo de estudiantes del pueblo quiere poner en marcha?
- Profe, estás hablando con un humilde electricista que curra más de diez horas diarias. No me queda tiempo para frecuentar la vida juvenil y menos la de los estudiantes del lugar. Y no, no he oído nada, pero no me has dicho de qué protestan.
- De que van a urbanizar la partida de la Marina.
- Esa sí que es buena. Los que protestan deben ser los hijos de los ricos del pueblo porque ya me dirás, ¿de qué diablos va a vivir este pueblo si no es del turismo? Solo la gente que no le da un palo al agua puede estar en contra de que se construya. Tú mismo nos explicaste los muchos beneficios que comporta el urbanismo.
- También os expliqué que cuando se realiza un urbanismo salvaje, sin ninguna clase de respeto por el medio ambiente, las consecuencias negativas superan a las positivas. Y cuando aquí comiencen a cargarse los marjales habremos llegado a esa situación.
- Que yo sepa, en el humedal no se ha puesto un solo ladrillo.
- Por ahora, pero…

domingo, 27 de abril de 2014

3000

   La pasada semana el blog alcanzó las 3000 páginas vistas. Digo lo de siempre: ya sé que no es una cifra espectacular, pero para un blog con objetivos modestos y un bloguero casi octogenario tiene su valor.  Como lo tiene el que haya sido visitado desde 42 países de todos los continentes, salvo África. Cuando en el pasado septiembre escribí que eran treinta los países desde los que se había accedido al blog, hoy a que añadir a ellos otros doce: México, Malasia, Bielorrusia, Turquía, Perú, Australia, Vietnam, Serbia, República Dominicana, Grecia, Bélgica y Singapur. Y aunque la novela “Apartamento con vistas al mar”, que es la esencia del blog, está en su fase final, espero que antes de poner el the end  sea vista por unos cuantos cientos más. 

viernes, 25 de abril de 2014

4.2. Lorena quiere dar el pelotazo

   El apartamento que han comprado Lorena y Sergio todavía tardará bastante en serles entregado, sin embargo la joven piensa en él como si ya lo tuviesen en su poder. Se ha convertido en el principal tema de conversación con su chico, con sus amigas, con cualquiera con el que cruce unas palabras.
- Sergio, me tienes que acompañar a una tienda de muebles que hay en Albalat.  Me ha dicho Anabelén que tiene cosas de lo más guay. Y de paso nos acercamos a echar un vistazo a una exposición de lámparas que hay cerquita para ver si encuentro alguna que quede mona en la terraza.
- Lo que quieras, cariño.
   …..
- Sergio, tesoro, a ver si esta tarde no vuelves a las tantas como acostumbras y me puedes llevar a Gandía. Hay una fábrica de muebles que está haciendo una oferta de mobiliario para comedores que parece que es lo más de lo más.
- Mi vida, si vuelvo tarde es porque tengo que hacer muchas horas extras para poder pagar el apartamento. Por tanto, no te quejes. Y precisamente hoy no va a poder ser. Tenemos que acabar la instalación de un bloque que hay que tenerlo listo para ser entregado antes de que acabe el mes. Tendrá que ser otro día.

   Lorena se ha pateado casi todas las tiendas de muebles de Senillar y de los pueblos vecinos. Ha comparado estilos, calidades y precios, aunque para ubicar todo el mobiliario que piensa comprar tiene un pequeño problema: no acaba de entender el plano y se arma un lío con las medidas. No hay forma de que Sergio le enseñe cómo interpretar el plano que les ha facilitado la vendedora.
- Mira, churri, es fácil. Cada milímetro del plano representa un metro en la realidad. Entonces lo que has de hacer es medir las distancias en el plano y sabrás de cuanto espacio dispones en cada habitación. 
- Bueno, tú como has estudiado lo tienes chupado, pero no es tan sencillo como dices. Por ejemplo: ¿cómo puedo saber el espacio que ocuparán la cama y los demás muebles en el dormitorio?
- Coges el plano, mides la habitación a lo largo, luego a lo ancho y te saldrá el espacio del que puedes disponer para colocar la cama y el resto del mobiliario.
- Eso ya lo hice y me armé un lío que te cagas.  
   A la postre, Sergio ha tenido que elaborar un nuevo plano en el que ha ido dibujando todos los muebles, aparatos y elementos decorativos que la joven está dispuesta a meter en el piso. Son tantos que duda que todo aquello quepa en el espacio más bien ajustado del apartamento, pero no pone pegas. La ve tan feliz e ilusionada que prefiere que todo siga así. Ya llegará el momento de ocupar los metros reales y entonces algo se le ocurrirá. De momento, se contenta con que Lorena esté centrada en el montaje y decoración del apartamento lo que ha hecho que se aparte un tanto de la pandilla de sus amigos de siempre, algo que no deja de preocuparle por la deriva a la que los están llevando.

   Cuando el joven llega a casa aquella noche, Lorena lo recibe excitadísima.
- No sabes de lo que me he enterado. La hija de la Rosita, la amiga de mi madre, ha vendido el piso que había comprado donde nosotros. Le costó treinta y nueve quilos, porque está en un octavo con muy buenas vistas y, ¡fíjate que chollo!, lo ha revendido por cuarenta y uno y medio. Se ha ganado dos millones y medio en unos meses. Y eso sin que todavía nos hayan entregado las llaves.
- Sí que ha hecho un buen negocio – acepta Sergio.
- ¿Tú crees que si pusiéramos el nuestro a la venta nos darían más de lo que nos ha costado? – pregunta una excitada Lorena.
- Pues es posible – contesta Sergio por decir algo.
- ¿Solo posible?
- Mi amor, no lo sé, no puedo saberlo. Y un apartamento, como cualquier otra cosa, no vale lo que pidas por él sino lo que te ofrecen, y no sé cómo está el mercado de segunda mano.
- Nuestro piso no es de segunda mano – salta Lorena como un muelle -. Está sin estrenar.
- Bueno, pues el mercado de reventa o como se llame – responde Sergio en tono conciliador.
- Lo de revenderlo ¿por qué no lo probamos?
- ¿Lo dices en serio o es una de tus bromas?
- Con las cosas del dinero siempre hablo en serio. Si sacáramos dos o tres quilos más de los que nos ha costado, piensa que tendríamos para comprar otro apartamento y, además, el BMW que es mi sueño.
- No creo que eso sea tan fácil como crees. ¿Qué hay de cena? – pregunta Sergio dando fin al tema de la posible venta del apartamento.

   Días después Lorena vuelve a sacar el asunto de la reventa del apartamento:
- Desde que me enteré de lo que ha hecho la hija de Rosita no hago más que darle vueltas a la olla. ¿Tú sabes lo que representaría que pudiésemos sacar dos o tres quilos de más por el piso? Con la de números que sabes, ¿por qué no lo estudias?
- Mira, tesoro, las cosas no son tan simples como crees. Primero habría que encontrar un comprador que estuviese dispuesto a pagar un precio mayor del que nos costó. Luego está el problema de la subrogación de la hipoteca.
- ¿Y eso qué es?
   Sergio le explica en qué consiste la subrogación.
- … y hay un problema añadido. Como nuestra hipoteca la negocié con el director de Cajaeuropa tendría que hablar con él para ver si le mantendría las mismas condiciones al nuevo comprador.
- Pero, ¿los papeles de la hipoteca no están firmados? – inquiere una desconfiada Lorena.
- Sí, pero el director de la caja me dispensó un trato de favor y sería muy descortés por mi parte subrogar la hipoteca sin consultarle.
- Con el palabrerío fino que te gastas, seguro que convences al de la caja y a quien se te ponga por delante.
- Mi vida, no vendamos la piel del oso antes de cazarlo. Ante todo, hemos de pensar muy seriamente si estamos dispuestos a revender el apartamento.
- Si revendiéndolo vamos a ganar una pasta gansa sin mover el culo yo digo que lo hagamos. ¿Sabes cuántas birras tendría que servir para ganar dos o tres quilos?
- Piénsalo bien, amor, no nos precipitemos. Ten en cuenta que si lo vendemos tendrás que volver a patearte un montón de urbanizaciones y remirar pisos y propagandas… En fin, volver a pasar por todo lo que has pasado hasta que encuentres un apartamento que te guste.       
   La última reflexión es la que pone freno a los proyectos de la joven.
- En eso tienes razón. Sería una pesadez volver otra vez al rollo de las visitas y a escuchar los mismos discos de los vendedores. Pero ¿tú sabes lo que supone ganarse dos o tres millones por la jeta? – insiste la joven.
   Como la conversación lleva camino de convertirse en un va y viene sin sentido, Sergio opta por cortarla proponiendo algo que sabe que la contentará por el momento.
- Vamos a hacer una cosa. Deja que hable con el señor Francisco o con Dimas, que entienden la tira de tejemanejes de compraventa de pisos, y les pediré su opinión. ¿De acuerdo, churri?

   Resulta que ni el señor Francisco ni Dimas son tan expertos en el mundo de la compraventa de apartamentos como suponía Sergio, pero el primero le pone en contacto con un buen amigo suyo, un tal Rogelio, que tiene una agencia inmobiliaria y que se las sabe todas sobre el negocio.
- Mira, chico. Si fueras un cliente al uso no te hablaría así, pero como vienes de parte de Francisco, viejo amigo mío, te diré la verdad. El piso que has comprado está mal orientado, el sol de poniente le va a dar casi toda la tarde y eso lo convertirá en un horno. Si no queréis asaros tendréis que terminar poniendo aire acondicionado y eso cuesta una pasta. Aún queda otro aspecto negativo. Está en la primera planta. A pesar de lo que diga el contrato dudo que sea posible divisar el mar desde la terraza. Resultará difícil encontrar un comprador que no sé dé cuenta de esos fallos. De todos modos, si quieres, lo pongo en mi catálogo de ofertas.
   Lo que el de la agencia le acaba de explicar no ha sido ninguna novedad para Sergio, los dos defectos señalados los detectó en cuanto le echó un vistazo al plano general del edificio. No tuvo el valor de decírselo a Lorena.
- Pese a todo eso y, en el supuesto de que lo pusiésemos a la venta, ¿qué plusvalía estima que podríamos sacar?
- En el mejor de los casos, no creo que llegara al medio millón. Y descontando los gastos de papeleo y tramitación algo menos. Pongamos que entre doscientas cincuenta y trescientas mil pesetas.
- Muchas gracias, señor Rogelio. Lo pensaré y, si opto por vender, volveré.

martes, 22 de abril de 2014

LIBRO IV (y último) EL OCASO 4.1. Un germen de protesta

   A raíz de la publicación en el periódico comarcal El Pregoner de que está en marcha el proceso de aprobación del PAI de la Marina que contaría con un puerto interior, el cual, aunque no se dice explícitamente, se sobreentiende que se construiría sobre los marjales, se desata en el pueblo un torrente de opiniones encontradas. No se habla de otra cosa. Paradójicamente, nadie dijo una palabra cuando comenzó a urbanizarse la partida del Torreón y aledañas; es más, a casi todos les pareció bien que se urbanizara aquella zona, quizá porque era el territorio más pobre del término municipal. En el caso del PAI de la Marina ocurrió algo parecido en las primeras fases del proceso: ni en la etapa de información pública, ni durante el plazo de presentación de alegaciones apenas si hubo comentarios que trascendieran al común de la población.
   En cambio, ahora son muchas las voces que claman contra la urbanización de la Marina, posiblemente porque en su almendra está el humedal de la marjalería, paraje que va unido a la memoria y a las vivencias infantiles de los lugareños. Quien más quien menos de los nacidos en Senillar había ido de niño a nadar en los canales del humedal o recordaba como pescaba ranas o capturaba tortugas en las acequias existentes entre marjal y marjal.
   Sea por motivos sentimentales o por no se sabe qué, pero cada día es mayor la contestación de la calle contra el proyecto. Claro que la protesta, al menos de momento, se hace de manera netamente española: echar toda clase de pestes y reniegos contra el plan en bares, tertulias y reuniones, pero sin ir más allá. Es lo que Pascual Tormo ha bautizado como una protesta ágrafa.

   Acaso porque conoce bien el percal de que están hechos sus convecinos, el equipo de gobierno del Ayuntamiento no concede ninguna importancia a la incipiente protesta, se limita a repetir, una y otra vez, que el proyecto será una nueva y duradera mina de oro para el pueblo y que, por descontado, se urbanizará la zona, pero sin tocar los marjales. Hasta el lobby local pro-urbanismo y sus variadas terminales no le dan mayor alcance a unas quejas que casi siempre son en voz baja. De lo que sí se han ocupado los representantes locales de los constructores ha sido cortar de raíz un amago de oposición que detectaron a tiempo. Fue cuando Jaume Pellicer, que sigue siendo secretario general del PSOE local, anunció que votaría en contra en el pleno del Ayuntamiento en el que se iba a tratar del PAI. Tuvieron que recordarle que más le valía mantenerse callado o saldrían a la luz algunas de sus actuaciones en su etapa de alcalde en la anterior legislatura. La amenaza funcionó, los socialistas se limitaron a abstenerse en la votación del pleno.

   La postura entre los círculos locales del poder de que aquí no pasa nada tiene una excepción: Agustín Badenes. Desde su atalaya de Cajaeuropa ha olfateado que, por ahora, la protesta es un modesto riachuelo, pero si no se lo represa a tiempo puede convertirse en un impetuoso torrente. Por eso cita a su socio Arbós para hacerle partícipe de su preocupación.
- José Ramón, hay que atajar cuanto antes esas habladurías que corren por el pueblo sobre la Marina o terminaremos teniendo un disgusto. Es mucho lo  que nos jugamos en el negocio.
- Tranquilo, Agustín, mis paisanos son de los de ladrar mucho, pero morder poco. Y, si no, a las pruebas me remito. En el período de información pública apenas si hubo gente que se acercara al Ayuntamiento a preguntar sobre el PAI y ¿cuántas alegaciones hubo?, creo que tres o cuatro y de escasa entidad.
- Sigo sin estar convencido. Creo que es una mala política la del no sabe no contesta que es la que está manejando el Ayuntamiento – Badenes no da su brazo a torcer.
- Te insisto en que no te preocupes. En el Ayuntamiento solo había un peligro cierto, que la oposición montara un pollo cuando se tratara lo del PAI, pero ya nos encargamos de hacerle llegar un recado a Pellicer que, como sabes, surtió efecto. En este pueblo no protestan ni los muertos y tampoco los vivos. Aquí mucho bla, bla, bla, pero luego son de los de dame pan y llámame tonto.
- José Ramón, puedes opinar lo que quieras, pero me reafirmo en la idea de que algo tendríamos que hacer. La falta de información es lo que genera más bulos y rumores y estos no hacen más que inyectar oxígeno a la hoguera de los dimes y diretes.
   Arbós, visto el empecinamiento de Badenes, opta por ceder.
- Bueno, para que te tranquilices, así a bote pronto se me ocurre que quizá fuese suficiente con organizar un acto público al que se convocaría a la ciudadanía y en el que se le daría una información lo más detallada y visual posible, obviando por supuesto cualquier referencia a los marjales.
- Pero en un acto de ese tipo no puedes controlar a todo el personal y siempre saldrá un cantamañanas que querrá conocer lo que se vaya a hacer con los marjales en un futuro – objeta Badenes.
- Ese es un riesgo que habrá que correr, para contrarrestarlo se pueden llevar una serie de respuestas preparadas para tranquilizar al vecindario. De todas formas creo que hay que pensarlo más despacio. Mira, lo que voy a hacer es ponerme en contacto con Bricart para que la gente de BACHSA nos ayude a preparar un plan de desinformación lo más completo posible.
- Creo que es mejor que lo hables con Cardona. Cierto que Bricart es mucho más expeditivo, pero bastante menos sutil y para desinformar, como dicen los italianos, le manca fineza – apunta el bancario.

   Los temores de Badenes comienzan a ser reales. Sin que nadie pueda precisar cuándo y dónde se gestó el primer conato de rebeldía, ha comenzado a circular entre la juventud más comprometida del pueblo un grito de protesta. De momento es una queja que no tiene forma ni siquiera mucha sustancia. Los chicos, al igual que sus mayores, se limitan a parlotear pero poco más. Con la llegada del verano y la vuelta de los jóvenes que están estudiando fuera del pueblo parece que la oposición a la urbanización de la Marina comienza a consolidarse.
   Una tarde, Pascual Tormo recibe la visita de un grupito de muchachos, ninguno de los cuales debe de tener más de veinte años.
- Pascual, nos gustaría saber tu opinión sobre lo que está pasando con la Marina – plantea Chelo Arbós, que parece ser la portavoz del grupo.
- ¿Y para qué queréis saber mi opinión? – contesta un reticente Torno.
- Verás, en este pueblo no abundan las personas como tú. Eres el único profesor universitario que vive aquí y, por si no lo sabes, todos tenemos una gran opinión de ti. Nos consta que estás interesado por la preservación del medio ambiente.
- No sé de dónde habéis sacado eso, pero por si no lo sabéis no pertenezco a ninguna asociación de ecologistas.
- Lo sabemos, como también que nunca te has negado a estampar tu firma en los manifiestos en defensa de la naturaleza y de su conservación.
- Eso es cierto, pero exactamente ¿qué es lo que queréis de mí?
- Que nos aconsejes sobre cómo encauzar la protesta contra la urbanización de la marjalería.
- Según reitera la alcaldía y la concejalía de urbanismo, el marjal no se va a tocar, solo se van a urbanizar los sectores más externos – les informa Tormo.
- ¿Y tú crees lo que dicen? – pregunta irónicamente Chelo -. Primero fue el Torreón, luego los sectores contiguos, después la parte periférica de la Marina, ahora ¿cuánto crees que tardarán los constructores en poner sus garras en los marjales? De todas formas, Pascual, quédate tranquilo que esto no ha sido más que un sondeo para conocer tu opinión sobre lo que está ocurriendo. Ahora ya sabemos que eres de lo que no se mojan ni debajo de la ducha. Que te aproveche y abur.

viernes, 18 de abril de 2014

3.20. La gente sí lee el periódico

   El periódico comarcal El Pregoner sigue publicando la serie de reportajes, elaborados por su corresponsal en Senillar, sobre la aprobación del PAI de la Marina, así como las reuniones mantenidas entre el equipo de gobierno del Ayuntamiento y los representantes de las entidades que van a financiar y a llevar a cabo el proceso urbanizador.

   El corresponsal local del noticiero ha conseguido la primicia de las manifestaciones de algunos de los intervinientes en dichas reuniones. Uno de los entrevistados es Íñigo Arechabaleta, consejero delegado de la Mercantil Urbanizadora de Senillar, que es el agente urbanizador.
 - Señor Arechabaleta, como representante de la empresa urbanizadora, ¿qué tiene que decir a nuestros lectores sobre el resultado de las reuniones mantenidas con el gobierno municipal?
- Lo más importante es que, una vez aprobado el PAI, se acometerán las obras de urbanización y servicios urbanísticos, lo que, en su segunda fase, se podrá simultanear con la edificación de apartamentos y chalés adosados. Y así hasta llegar a la última etapa con la implantación de zonas terciarias, sobre todo de plazas hoteleras y de servicios pues.
- ¿Por qué van a esperar al final para la construcción de hoteles cuando Senillar carece de ellos? ¿No sería más lógico comenzar precisamente por la edificación de plazas hoteleras?
- Vayamos por partes pues. Uno de nuestros principales objetivos es, en efecto, la creación de hoteles para potenciar el turismo que junto con la construcción se convertirán en los más firmes pilares de la economía del municipio. A ese objetivo no renunciamos en absoluto, ahora bien la economía impone sus particulares ritmos y plazos y en función de ellos es por lo que vamos a edificar primero bloques de apartamentos.
   Al informador parece no terminar de convencerle la explicación del empresario e insiste:
- Comprendo sus argumentos, pero aquellos veraneantes o visitantes de estancias cortas, de menos de una semana, al no encontrar aquí plazas hoteleras terminarán recalando en los pueblos vecinos que sí las tienen.
- Acepto que eso pueda ocurrir al principio, pero debe tener en cuenta que nos enfrentamos a un reto descomunal, y es nada más y nada menos que ubicar a Senillar en el mapa de los destinos turísticos donde hasta hoy brilla por su ausencia. Por eso hemos de comenzar por construir viviendas que atraigan a veraneantes y turistas con estancias más prolongadas para ocuparnos después de los de estadías más cortas o de los que prefieren pasar sus vacaciones en un hotel pues.

   Días después el corresponsal entrevista al alcalde de Senillar, el señor Javier Blasco.
- Alcalde, ¿hasta qué punto es importante para el pueblo la urbanización de la Marina?
- La urbanización de la Marina pasará a ser nuestro proyecto estrella porque, como muy bien han dicho los representantes de la empresa urbanizadora, representa el futuro económico de nuestro pueblo. El hecho de que entidades como Cajaeuropa, MUCSA y la constructora BACHSA estén detrás de este plan es para nosotros el aval de que las obras se culminarán de manera satisfactoria para todos.
- Hasta ahora todas las urbanizaciones construidas en el Torreón y sectores aledaños han sido de apartamentos y de chalés adosados, ¿se van a construir en el nuevo PAI de la Marina hoteles y zonas de servicios?
- Esa es una pregunta que tendría que formular a los constructores para tener respuestas más concretas, pero por la información que tengo puedo adelantarle que sí, que está contemplada la edificación de plazas hoteleras, así como de grandes establecimientos comerciales y de ocio. El nuevo PAI va a tener unos equipamientos mucho más completos que todo lo que se ha construido hasta ahora.
- ¿Quiere añadir algo más?
- Solamente esto: hoy puedo afirmar con satisfacción que el futuro de nuestros hijos y de nuestro pueblo es mucho más esperanzador que nunca. Ante nosotros se despliega una época de bonanza social y económica como nuestros mayores no pudieron soñar jamás. Que sean mis últimas palabras para agradecer a mi partido el apoyo prestado al proyecto en todas las instancias.

   En la tercera entrega de los reportajes sobre la urbanización de la Marina de Senillar, el corresponsal de El Pregoner conversa con el concejal de urbanismo, señor Guillem Armengol.
- Concejal, ¿cuál es su opinión del acuerdo que han rubricado con la mercantil urbanizadora MUCSA?
- Reiterando las declaraciones del alcalde a este mismo medio, considero que este proyecto es esencial no solo para la economía del pueblo sino también para toda la comarca. Como se ha dicho, será una fuente de riqueza, de trabajo y de bienestar para todos los senillarenses, por eso en mi partido, en UNES, no hemos dudado un momento en apoyarlo y potenciarlo.
- ¿Quiere añadir algo más?
- Quiero destacar algo importante, en Senillar hemos llegado más tarde al desarrollo urbanístico y turístico que los pueblos vecinos, eso significa que hemos de esforzarnos mucho más en urbanizar todo lo posible para tratar de reducir la brecha que todavía nos separa de ellos. Esa tardanza también tiene un lado positivo: hemos aprendido de los errores que han cometido otros y no pensamos limitarnos en brindar un turismo de sol y playa de baja condición, nuestra intención es ofrecer un equipamiento turístico de alta calidad. Por eso no vamos a limitarnos a construir viviendas y hoteles, tenemos la ambición de que nuestra costa tenga muchos mejores equipamientos.
- ¿Eso significa que no van a limitarse a ofrecer un turismo de sol y playa?
- Por supuesto, para el turismo de ese tipo hay un exceso de oferta, nosotros tenemos la intención de ir un paso más allá.
- ¿Podría explicarnos mejor a qué quiere referirse al hablar de ir un paso más allá?
- En este momento no estoy autorizado para añadir nada más. Lo siento.
   El informador terminaba su crónica con la siguiente coda: este corresponsal, bebiendo en fuentes generalmente bien informadas, está en situación de avanzar como primicia que se está estudiando la posibilidad de construir una nueva y mayor urbanización en la Marina que, probablemente, contaría con un puerto interior. La jugada es arriesgada pero original, en vez de desecar el humedal, como han hecho en otras localidades, lo transformarán en un puerto deportivo, lo que hará de Senillar uno de los destinos turísticos más atractivo de toda la región.

   En el pueblo, salvo los funcionarios del Ayuntamiento, nadie lee el Diario Oficial de la Generalidad Valenciana, pero la gente si hojea el periódico comarcal pues suele informar de la mayoría de chismorreos y de las menudas incidencias de la vida local. La noticia de la creación del Programa de Actuación Integrada de la Marina, que hace tiempo que rodaba por los mentideros locales, alcanza carta de naturaleza tras aparecer en los medios. El nacimiento del nuevo PAI se convierte automáticamente en el tema principal, casi único, de todos los corrillos, tertulias y reuniones de los vecinos de Senillar. 

martes, 15 de abril de 2014

3.19. ¿Cómo me meto en este berenjenal?

   Sergio ha vuelto a la caja para concluir el trámite de concesión de la hipoteca del apartamento que quiere comprar. Ahora sí se ha acordado de llevar su última nómina para que el director de la caja le eche un vistazo.
- Con esas cifras no habrá problemas para concederte la hipoteca – le informa Badenes -. Ahora bien, te voy a ser sincero. No estoy autorizado para rebajar el interés del crédito porque los porcentajes los fija la central, pero en el resto de condiciones digamos que tengo un cierto margen de maniobra y estoy dispuesto a emplearlo en un caso como el tuyo. Ten en cuenta que para Cajaeuropa es un aval de larga vida financiera contar con clientes de tu juventud y tu futuro.
   El bancario hace una pausa como si esperase ver el efecto que sus halagos causan en el cliente. No le hacen ninguno porque Sergio está pensando que el director está presentando la negociación  de la hipoteca como si fuera la caja a quien se le hiciera el favor de aceptar su crédito. A la vista de que no hay reacción, Badenes retoma la palabra:
- Si tu problema es el plazo de amortización, esa es una cuestión negociable. Tienes veintiún años. Mucha vida por delante. Ahora ganas ya un buen jornal y tus probabilidades de ascender en la empresa son más que prometedoras, lo que equivale a que en el futuro tu salario será muy superior. ¿Qué te parece un plazo de amortización de treinta años? Mejor aún, pongamos treinta y cinco. Tendrás solamente cincuenta y seis años cuando finalices de pagar la vivienda y estarás todavía en edad de disfrutarla plenamente muchos años, junto con tu esposa e hijos, sin tener que volver a desembolsar un duro. Eso equivaldría a una cuota mensual de… - el banquero garabatea una cantidad en su bloc y se la muestra al chico.

   Sergio reprime el ramalazo de miedo que le ha sacudido el cuerpo. Está calculando mentalmente y las cifras le marean. ¿Cómo es posible que me esté metiendo en semejante berenjenal?, piensa. Él que, hasta hace cuatro días, se daba con un canto en los dientes cuando la magra paga semanal, que le daban sus padres, le duraba la semana íntegra. Cierra los ojos por un momento y vuelve a la realidad.
- Tengo más problemas señor Badenes. La promotora me pide seis millones de pesetas de entrada y solo tengo la mitad. El otro, es que voy a necesitar liquidez para amueblarlo, decorarlo, comprar los electrodomésticos que faltan; en fin, para vestir el piso como dice mi… novia – Cada vez que ha de mencionar a Lorena, el chico no sabe que apelativo darle.
- ¿Esos son todos tus problemas? Permíteme recordarte que estás en Cajaeuropa y que nuestra prioridad es el cliente y solo el cliente. Como me has caído simpático y vienes recomendado por Francisco, te voy a hacer una oferta especial  y única: te vamos a conceder un crédito adicional para que puedas hacer frente a la entrada y, además, la hipoteca tendrá un período de carencia de tres años, con la única obligación en ese tiempo de devolver únicamente la cuota de intereses. ¿Qué te parece?
- Señor Badenes, me abruma con su amabilidad. No me explico por qué la gente habla mal de los banqueros. Seguro que es porque no le conocen.
- Muy amable de tu parte. Decididamente hoy es tu día de suerte. Me he quedado con la copla de que tu novia quiere vestir el piso como Dios manda. Aquí no entran todos los días clientes como tú. Me refiero a gente tan joven, con estudios, bien educada y que saben lo que quieren. Y eso bien merece un trato especial. Pon atención a lo que te voy a decir.
   Sergio sigue expectante las explicaciones que le ofrece el director de Cajaeuropa sobre la hipoteca que ha solicitado. Son tantas y tan buenas las razones que el bancario pone encima de la mesa que al joven el comentario le sale del alma:
- Me abruma señor Badenes.
- Te voy a hacer una última propuesta para que le hagas un regalo a tu novia que estoy seguro que la encantará y que te lo agradecerá. La hipoteca, como te ha explicado la vendedora, es de treinta millones de pesetas. Pues bien, te voy a ofrecer treinta y cinco. Sí, como lo oyes, treinta y cinco – remacha el bancario al ver la carita de desconcierto que se le ha puesto al joven.

   Badenes hace una pequeña pausa para que el cliente vaya asimilando su proposición. Prosigue:
 -. ¿Qué por qué lo hago? En este pueblo hay una frase que solo se la he oído decir a las personas mayores y que me encanta. Hay gente que paga con la cara. Me precio de evaluar bien a mis clientes y tú eres de esos, de los que paga con la cara. No hay más que echarte una ojeada para comprender que eres una persona seria, responsable y de las que jamás dejará de saldar una deuda sea grande o chica. Y por otra parte, y eso es fundamental, ganas un buen salario, trabajas en una empresa solvente y tienes un gran futuro profesional por delante. El dinero que Cajaeuropa va a poner en tus manos está tan seguro como si lo depositara en el Banco de España.
- Muchas gracias, señor Badenes. Se lo digo de corazón. Pero no necesito tantos millones. Ya me va a costar sangre hacer frente al crédito de treinta, ¡con qué imagínese que sería enfrentarse a la devolución de treinta y cinco!
- Piénsalo bien, Sergio. Esta última propuesta no creas que la hago a humo de paja. Estoy pensando en tu novia más que en ti. Con esa cifra estarás en condiciones de poder deducir la cantidad que vayas a entregar por la entrada y destinarla a que tu novia pueda amueblar y decorar el piso como le pete. ¿De acuerdo? Un ruego, este trato es absolutamente confidencial. De todo esto ni una palabra. Si se corriera la voz que te he ofrecido tantas facilidades, la oficina se llenaría de clientes exigiendo las mismas condiciones. ¿Me das tu palabra?
   Sergio ni se atreve a llevarle la contraria a aquel hombre que, por momentos, parece haberse transfigurado en uno de los Reyes Magos, puesto que más que una hipoteca se diría que le está ofreciendo un saco lleno de regalos.

   Mientras está esperando a que el oficial de la caja cumplimente el montón de impresos que tendrá que firmar hace, por enésima vez, un rápido cálculo mental. El mismo ramalazo de antes le recorre el espinazo y vuelve a decirse que en menudo berenjenal se está metiendo. Al finalizar los treinta y cinco años el monto del principal más los intereses ascenderá, añadiendo los gastos notariales y registrales, a una cifra cercana a los setenta y seis millones. Con lo que devolverá el ciento veinte por ciento de la cantidad prestada. Un profe de su antiguo colegio a eso lo llamaría usura.
   El joven se siente como si estuviese en una especie de tobogán por el que se desliza hacia una meta incierta. O como si se hubiera excedido bebiendo y la borrachera le empujase a realizar acciones que estando sobrio jamás las hubiese hecho. No es capaz de racionalizar lo que le está ocurriendo y a falta de un asidero lógico al que agarrarse, lo que le sale del hondón de sus sentimientos es elevar en silencio una plegaria: Virgen del Amor Hermoso que no me falte el trabajo, porque si no, ¿cómo podré devolver ese dineral?

viernes, 11 de abril de 2014

3.18. La joya de la corona

   La sobremesa que mantuvieron constructores, políticos, lobistas y funcionarios para tratar sobre nuevos planes de recalificación de terrenos tuvo que suspenderse sin concluirla porque hubo una llamada urgente para el alcalde, se había producido un incendio en los montes cercanos y el edil consideró que debía dar prioridad a la emergencia. Unos días después retomaron la conversación donde la habían dejado: el asunto de los marjales que para los constructores supone algo así como la joya de la corona de su estrategia urbanística. El consejero delegado de BACHSA es quien toma la palabra y lo hace, como acostumbra, yendo directamente al grano:
- Lo que estábamos planteando el otro día, alcalde, es que necesitamos nuevos terrenos para seguir construyendo y hemos pensado en que una de las zonas más idóneas es la de los marjales.
   Volver a oír la palabra marjales y cambiarle la cara a Blasco es todo lo mismo. Garcés, muy atento a las reacciones del alcalde, se da inmediatamente cuenta e interviene antes de que el edil pueda decir algo de lo que luego tenga que arrepentirse y de que Bricart, con sus intemperantes planteamientos, lo eche todo a rodar.
- Si no estoy mal informado, más que de la marjalería propiamente dicha, en principio deberíamos hablar de las zonas colindantes de la Marina, ¿no es eso, Juan Antonio?
- En efecto, Amador – Cardona agradece con un gesto la percha que le ha facilitado Garcés -. Es evidente que necesitamos más suelo y que, como los del Torreón y de las demás partidas, pueda ser recalificado de manera fácil y rápida. Y, además, que esté en la misma costa o en sus proximidades. Esos terrenos todos sabemos dónde están ubicados. Sobre todo en el extremo sur del término municipal, en la partida de la Marina. Alcalde, como bien dice el amigo Amador, en principio no pensamos tocar el humedal, sino solo las zonas contiguas. Todos somos conscientes de que los marjales precisan de un tratamiento específico y, en su momento, presentaremos un proyecto que así los trate, pero ahora estamos en otras cosas.
- Como expone mi socio – remacha Bricart -, y para decirlo alto y claro, necesitamos suelo urbanizable y lo necesitamos ya.
- Hombre, es que la partida de la Marina es algo muy especial para el pueblo y no digamos los marjales…
- Javier – le corta Arbós -, ya has oído lo que acaba de decir Juan Antonio. Por ahora, los marjales ni tocarlos.

   Uno de los comensales que hasta el momento ha estado callado, el arquitecto municipal, toma la palabra:
- Si se me permite opinar, el problema del suelo desaparecería si se aprobara un Plan General de Ordenación Urbana que convirtiera todo el término municipal en suelo urbanizable – Lo que no cuenta el técnico es que la idea se la ha sugerido Badenes, el maquiavélico director de la caja.
- Gregorio, ¿eso es posible? – pregunta el alcalde dirigiéndose al funcionario.
- Naturalmente, Javier. Y no seríamos el primer municipio ni, con toda seguridad, el último que lo lleve a cabo.
- Creo que Gregorio ha encontrado el ungüento amarillo – Garcés apoya la propuesta del arquitecto, no en balde es otro de sus patrocinadores junto con Badenes -. Si transformamos todo el suelo rústico en urbanizable se acabaron los problemas en Senillar.
- Además – Arbós también echa su cuarto a espadas -, ¿para qué coño sirven hoy las fincas, acaso se saca algo de ellas? Lo sabéis igual que yo, no sacamos ni para pagar la contribución. Y sé de lo que hablo. El mejor destino de nuestros huertos es convertirlos en solares.
   La corta pero rotunda intervención de Arbós parece calar en el ánimo de los comensales, sobre todo en el del alcalde. Todos son conscientes de que el único presente a quien se puede calificar de terrateniente es a José Ramón Arbós. Y si está dispuesto a transformar sus fincas en solares por algo será. Los ricos no suelen hablar a la ligera, sobre todo cuando se trata de sus propiedades.
- ¿Entonces el Ayuntamiento qué debería hacer? – quiere saber el concejal de urbanismo.
- Pues lo mismo que hicimos con el PAI del Torreón – contesta el arquitecto municipal, y cuando se lanza a describir el procedimiento a llevar a cabo Bricart, haciendo gala tanto de sus malos modos como de su falta de tacto, le interrumpe:
- Perdona, Gregorio, pero no creo que sea el momento ni el lugar para explicarle al concejal el proceso de un PAI. Lo que importa, Armengol, es que el Ayuntamiento tiene – ante la seña que le hace Cardona, Bricart cambia de verbo -…, mejor dicho, debería tomar la resolución de aprobar la recalificación de suelo rústico a suelo urbanizable de las partidas de la Marina más alejadas del marjal. Y esa decisión tendría que adoptarla lo antes posible porque, como ha dicho antes Juan Antonio, como tengamos que parar el ritmo constructivo por falta de suelo urbanizable vamos a tener unas pérdidas que no sé si estaremos en condiciones de soportar. Y como nos vayamos de Senillar ya me dirás qué va a pasar con los ingresos del Ayuntamiento y… con todo lo demás – las últimas palabras las dice mirando directamente al alcalde.
   El alcalde no es tan lerdo como para no haber captado el mensaje.
- Claro, claro, por supuesto. La construcción no debe pararse, sería también una ruina para el pueblo. Haremos lo que haya que hacer, ¿no crees Guillem? – pregunta a su concejal.
- Naturalmente, Javier. Si los ciudadanos nos han elegido es precisamente para que velemos por sus intereses. No os preocupéis – asegura dirigiéndose a los promotores -, haremos lo necesario para que todo siga igual como hasta ahora. De eso me encargo yo. Naturalmente, bajo la supervisión del alcalde.                        

   Unos meses después de la comida en la que confraternizaron políticos y promotores, se publica en el Diario Oficial de la Comunitat Valenciana la información de la alternativa técnica del programa de actuación integrada correspondiente a los sectores números 7, 8, 9 y 10 de Senillar correspondientes a la partida rural de la Marina.
   En la siguiente semana de la publicación en el DOCV del PAI de la Marina,  el corresponsal en Senillar del periódico comarcal El Pregoner inicia una serie de reportajes sobre el floreciente desarrollo urbanístico en la localidad. En el primero informa de una reunión en el Ayuntamiento entre el equipo de gobierno y representantes del accionariado de Mercantil Urbanizadora de Senillar, que es el agente urbanizador. Comenta el reportero que en la sesión de trabajo, donde se estudiaron los objetivos y previsiones para la ejecución inminente del PAI de la Marina, se observaban semblantes de satisfacción.
   El reportaje recoge asimismo las palabras de Rodrigo Huguet, consejero de la empresa urbanizadora: “El nuevo proyecto inmobiliario supondrá una ingente inversión y significará un enorme impulso para la economía local. Nuestros objetivos, en cuanto se apruebe el programa de actuación integrada, son tener la inscripción de la reparcelación cuanto antes, lo que nos dará la capacidad financiera suficiente para comenzar las obras de urbanización, previa licitación de las mismas. Asimismo, tenemos la intención de que podamos tener el acta de replanteo e iniciar las obras cuanto antes”. A esta manifestación se sumaba Gaspar Moltó, director general adjunto de Cajaeuropa, afirmando que “estamos convencidos de que el proyecto de la Marina será para el pueblo de Senillar la joya de la corona, ya que convergen muchos factores naturales en este proyecto urbanístico que se va a ejecutar en primera línea de playa. El proyecto, sin duda alguna, era una aspiración de todo el pueblo, que ahora se va a hacer realidad gracias a la colaboración y el consenso de los partidos políticos de la localidad y los grupos empresariales que nos hemos involucrado en el plan”.

martes, 8 de abril de 2014

3.17. Hoy es tu día de suerte

   El ciclo que imparte Pascual Tormo finaliza, quizá por eso las preguntas surgen de todas partes. Alguien, que parece conocer bien al profesor, pregunta en plan confianzudo:
- Oye, Pascual, ¿y en el pueblo hacía falta de verdad que se urbanizara medio término municipal?
- La verdad es que había pisos para alquilar, no muchos, pero los suficientes para la exigua demanda existente – vacila un momento y añade -, aunque hay que reconocer que el urbanismo también ha traído una prosperidad que antes no se conocía.
- Luego no fueron los vecinos quienes solicitaron que se urbanizaran sus fincas – deduce Sergio.
- En efecto, la urbanización no fue una decisión de la comunidad sino del Ayuntamiento, quien resolvió lo de urbanizar por su cuenta.
- Y todo eso, Pascual, hablando en plata, ¿ha sido bueno o malo para el pueblo? – pregunta maliciosamente una señora ya madura.
   Tormo vuelve a dudar y, para no comprometerse excesivamente, opta por generalizar:
- Es complejo dar un sí o un no rotundo a ese interrogante. El urbanismo, como tantas otras actuaciones sociales, tiene dos caras contrapuestas. Lo positivo o negativo del urbanismo es una cuestión de medida y hasta de ritmo. Si se urbaniza una zona de manera racional y controlada, respetando el medio ambiente, adecuándose a las expectativas reales de que las viviendas serán habitadas y con un ritmo que no rompa el modo de vida de la comunidad preexistente tiene muchos aspectos favorables. En cambio, cuando la urbanización se realiza sin tasa ni medida, a un ritmo frenético, destrozando el entorno, sin haber hecho un estudio de la posible demanda y sin tener en cuenta a la población local sus aspectos negativos son relevantes.
- ¿Qué abunda más el primer supuesto o el segundo? – inquiere Sergio metiendo baza en el coloquio.
- En general, el segundo. No olvidéis que la construcción es, ante todo, una actividad económica y el objetivo de los constructores es conseguir el mayor beneficio posible.
- ¿Y en Senillar, ha habido más efectos buenos o malos? Lo pregunto porque antes te has ido por las ramas – insiste la misma señora de antes.
- Como en botica ha habido de todo. Ha hecho entrar en el pueblo un río impensable de dinero. El paro es prácticamente nulo. El pueblo ha crecido. En fin que es innegable que en el plano económico las consecuencias han sido positivas. En cuanto a los aspectos negativos: se ha hecho todo con demasiadas prisas, hasta parece que, en más de un caso, sin atenerse a la normativa, no se tiene demasiado respeto al medio ambiente y todavía quedan por ver otros efectos colaterales que pueden resultar dañinos.

   Sergio todavía tiene una postrera pregunta:
- Y en los planos que sueles llamar intangibles, ¿cuáles han sido las consecuencias?
- Algunas hay. La gente se ha vuelto manirrota, gasta el dinero como si éste creciera en los árboles. Los campos que no se han urbanizado se están convirtiendo en eriales, nadie quiere cultivarlos, se gana mucho más en la construcción. El entorno natural del pueblo y, sobre todo, de su costa se ha alterado profundamente, todo ocupado por bloques de apartamentos y de chalés adosados… En fin, la lista es larga, pero tampoco es cuestión de ser exhaustivos. ¿Alguna otra pregunta?
   Ante el silencio que sigue a su interpelación, Tormo retoma la palabra. No quiere terminar el ciclo sin dar, al menos, un puyazo al Ayuntamiento:
- Y para finalizar, al hablar de los efectos positivos me olvidé de uno muy interesante. No sé qué relación puede existir entre el boom de la construcción y la diosa Fortuna, pero alguna debe haber. Lo digo porque, como sabéis, últimamente la lotería ha agraciado varias veces a algunos de nuestros ediles. Ahí tenéis otro ejemplo de los beneficiosos efectos del urbanismo que, posiblemente, todavía no ha sido objeto de un concienzudo estudio.
   Una carcajada general acoge sus palabras. Los asistentes han captado la fácil ironía que encierran.

   Al día siguiente de concluir el ciclo de charlas, Sergio retorna a la caja para proseguir el trámite de solicitud de la hipoteca que necesita para el apartamento que quiere comprar. Esta vez le atiende personalmente el director de la sucursal, Agustín Badenes, pues el señor Francisco le ha llamado para recomendar a su joven empleado.
- Siéntese, por favor. Caramba, no esperaba que fuera tan joven. Podría ser perfectamente hijo mío – tras una pequeña y estudiada vacilación añade -. Si no te importa te voy a tutear, me parece un poco fuera de lugar que nos tratemos de usted. Y, antes que nada, quiero pedirte disculpas en nombre de la caja y que comprendas al oficial que te atendió el otro día. Está sobrepasado de trabajo y en ocasiones no valora adecuadamente las peticiones que se hacen – y volviendo al tono confianzudo prosigue -. Así que vienes a negociar la hipoteca de un apartamento en Los Arrayanes. Buen ojo has tenido, cuando esté terminada será una de las mejores urbanizaciones del pueblo. Supongo que has rellenado la ficha que te han dado. Lorente – llama por el intercomunicador -, pásame la ficha del señor Martín.

   A Sergio que lo traten de señor, como lo hace ahora el untuoso bancario, o que le vean aires de casado, como ocurrió con la encantadora vendedora de la promotora, le produce una sensación extraña, como si todo aquello no fuera con él. Todavía le cuesta creer que se haya convertido en cabeza de familia.
- Veamos tus datos personales…, tus referencias bancarias…, ningún patrimonio salvo el coche… La casilla de avalistas la has dejado en blanco, ¿puedo preguntar por qué?
- Verá usted, don Agustín…
- Agustín a secas – le interrumpe el bancario - o, si prefieres, Badenes.
- Bien… señor Badenes – a Sergio aún le quedan atavismos de su formación colegial -. Los padres de mi… novia no tienen prácticamente nada y los míos por patrimonio quizá podrían avalarme, pero no me atrevo a pedirles su aval porque están disgustados conmigo desde que dejé los estudios y me puse a trabajar. Luego está mi abuelo, que es de aquí y tiene un viejo caserón y un huerto, pero tampoco creo que pueda avalarme porque la mitad de esos bienes, desde que enviudó, son de sus hijos y no quisiera meterlos en mis asuntos.
- Bueno. Dice mucho de ti que seas tan considerado con la familia y eso es un punto a tu favor. En tu caso estoy dispuesto a hacer una excepción y vamos a olvidarnos de los avalistas. Te preguntarás que por qué lo hago teniendo en cuenta que acabo de conocerte. Por una razón muy simple, pero que para mí tiene suficiente peso, porque trabajas para quien lo haces. A tu jefe en esta casa le tenemos en alta consideración y estar en su empresa para nosotros es un seguro de vida. Además, veo que ya eres capataz de segunda ¡y tan joven! Eso también dice mucho a tu favor.
- Gracias por sus amables palabras. El problema que tengo es que el piso es muy caro, sinceramente creo que demasiado, y con el plazo de veinte años que figura en el contrato para saldar la hipoteca y los intereses que suben un pico dudo que pueda afrontar las mensualidades.
- Eso no va a ser ningún problema. En Cajaeuropa tenemos un lema: díganos la cantidad mínima que puede ahorrar mensualmente y nosotros le diremos cuál será la cuota que tendrá que abonar. ¿Traes una nómina?
- Vaya, se me olvidó. Si quiere voy a buscarla y vuelvo en un momento.
- Tranquilo, no hace falta que vayas a por ella, ya me la traerás. Ahora tengo otra cita y no tengo más tiempo para ti. Te pasas por aquí mañana, o el día que te venga bien, y cerramos el acuerdo.
- Perdone, pero la vendedora me ha dicho que sólo podía retener la opción de compra del apartamento unos días – explica Sergio, no demasiado seguro de que la gestión de su patrón con la promotora haya sido efectiva.
   En la cara de Badenes florece una sonrisa. Piensa que el joven va a ser un excelente cliente: tiene un trabajo bien pagado, parece ser persona fiable y, acaba de constatarlo, es sumamente ingenuo, no sabe que lo que le ha dicho la vendedora se lo dice a todos aunque queden cien apartamentos por vender.
- No te preocupes por la vendedora. Ahora mismo voy a hablar con la oficina de  ventas y les pediré que retiren el apartamento de la relación de vendibles. Decididamente, hoy es tu día de suerte.

viernes, 4 de abril de 2014

3.16. No sé cómo lo vamos a pagar

   A Sergio el apartamento elegido por Lorena no le parece gran cosa. Piensa que es un piso como muchos otros y con una decoración realmente hortera, pero se cuida muy mucho de expresar su opinión en voz alta. Va conociendo el genio y las salidas de tono de su pareja y está dispuesto a tragar carros y carretas con tal de no enojarla. Ni siquiera se ha atrevido a comentar un par de aspectos negativos que ha detectado en la vivienda a tenor de su situación en plano. Los problemas surgen cuando entran en el capítulo económico. Al chico, que algo sabe de números, le parece una pasada que por aquel pisito tan guay y tan molón, como lo califica su chica, pidan treinta y seis millones de pesetas. Opina que es una locura pagar aquel dineral por un inmueble de poco más de setenta metros cuadrados, incluida la terraza, y ubicado en la primera planta con lo que las vistas al mar van a ser problemáticas, aunque la vendedora jura y perjura que la visión del Mediterráneo está garantizada en el contrato.

   Todas las objeciones del chico se derriten, como un copo de nieve en agosto, cuando Lorena le pone morritos y le recuerda que le había prometido que lo comprarían.
- Lo que tú quieras, mi vida, lo compramos y no se hable más. Lo que todavía no sé es cómo lo vamos a pagar.
- Mire, caballero – la vendedora no está dispuesta a que se le escape aquella venta -. Tenemos un contrato tipo, que es el que habitualmente manejamos, pero somos flexibles y procuramos adaptarnos a las necesidades y circunstancias de los clientes. En el caso de una pareja joven como ustedes a los que, permítame decirlo, se les ve tan enamorados, estamos dispuestos a facilitarles el acceso a esta vivienda aún a costa de olvidarnos de algunas de nuestras condiciones. Y le pongo dos ejemplos: uno es que la cantidad de la entrada no es imprescindible que sea la que figura en los papeles, la podemos negociar. El otro es el asunto de la hipoteca. Las cláusulas que figuran en el contrato tipo también podrían adaptarse a sus posibilidades de pago. Si necesita otras condiciones distintas, antes de cerrar la compra tendría que hablar con los del departamento de créditos de Cajaeuropa, que es la entidad que financia la promoción. Pese a la mala fama de los banqueros le aseguro que son gente encantadora y comprensiva y estoy segura de que sabrán encontrar una solución a los problemas financieros que pueda plantearles la adquisición. Eso sí, le ruego que haga la gestión lo más rápido posible porque los apartamentos que restan, entre ellos el que le gusta a su encantadora esposa, están muy solicitados y solo puedo prometerles que lo retendré cuarenta y ocho horas. Si tardan más, mucho me temo que cuando vuelvan ya esté vendido.

   A Lorena solo le faltaba oír eso. Insta a Sergio que al día siguiente pida unas horas libres, toda la mañana si hiciera falta, pero que por la tarde, cuando ella salga del restaurante donde ahora trabaja, han de venir sin falta a cerrar el trato del apartamento, no sea que por una de aquellas se queden sin el piso de sus sueños, dónde van a pasar el resto de sus vidas y criar a sus hijos. Como cada vez que le menciona lo de la prole, al chico se le encienden todas las señales de alarma, le promete, poniéndose muy formal, que al día siguiente solucionará sin tardanza el asuntillo de la hipoteca.
   La sucursal de Cajaeuropa en Senillar no tiene nada que ver con la que había cuando se instaló en el pueblo. Para empezar, la sede ha cambiado y ahora ocupa un céntrico y amplio bajo en el que trabajan el triple de empleados que antaño. Hasta tiene un apoderado, que se ocupa exclusivamente de los asuntos hipotecarios, y que recibe el pomposo nombre de jefe del departamento de créditos. Es quien atiende a Sergio, y que no resulta ser tan comprensivo como había asegurado la vendedora.
- Así que quieres comprar un piso en Los Arrayanes. ¿No eres muy joven para eso? – Da la impresión de que al bancario la juventud de Sergio le da mala espina. No le ve como alguien capaz de hacer frente a un crédito.
- Lo de que sea joven no tiene nada que ver con la petición de la hipoteca – contesta Sergio un tanto mosqueado por la falta de tacto que muestra el empleado.
- Bueno, bueno. La cuestión es si podrás afrontar los plazos. Veamos, ¿qué avales vas a presentar?
- Mi salario – responde Sergio tajantemente enseñando al apoderado el documento de su última nómina.
- Bien. Ganas un sueldo sustancioso, pero necesitamos algo más. ¿Tienes propiedades? – Ante el gesto negativo del joven, añade – Si fuera preciso tendrás alguien que te avale, ¿no?
- No tengo avalistas.
   El empleado duda, mira a Sergio y vuelve a pensar que es demasiado joven para concederle un crédito sin ninguna garantía.
- Me lo pones muy difícil. Tendremos que estudiar tu caso detenidamente.
- No puedo posponerlo. Necesito saberlo ya mismo.
- Las prisas no son buenas consejeras, jovencito, y más en cuestiones financieras. Como acabo de decirte, un caso como el tuyo no es fácil y tendría que consultarlo con la central. Esa gestión llevará algunos días.
- Ya le dije que no dispongo de mucho tiempo. La vendedora solo se ha comprometido a retener el apartamento cuarenta y ocho horas y eso fue ayer. Y, por favor, no me llame jovencito.
- En ese caso, lo siento. No estoy autorizado para efectuar operaciones que entrañan el riesgo que supone conceder una hipoteca sin ninguna clase de garantías y… - el empleado vacila antes de continuar – a alguien tan joven como tú. Y conste que no hay nada personal en ello. Son las normas de la caja.

   Cuando Sergio cuenta a Lorena el negativo resultado de su gestión, la joven vuelve a repetir sus lamentos y quejas. Parece que el mundo se ha confabulado contra ellos para que no puedan disfrutar del apartamento en el que tantas ilusiones han puesto. Sergio trata de consolarla. Todavía guarda un as en la manga. Hablará con el señor Francisco, trabaja con la caja y a buen seguro que conocerá a alguien que le pueda echar un cable.
- Pues claro que sí que lo conozco – es lo primero que dice su patrón - . Habérmelo dicho antes de hablar con uno de esos chupatintas que han traído de la capital. La mayoría de las operaciones las hago con la caja y, por la cuenta que les trae, te prometo que esta vez te atenderán con más respeto. Vas a volver a Cajaeuropa y no hablarás con el membrillo del departamento de créditos sino directamente con Agustín Badenes, es el director. Ahora mismo voy a llamarle para que te atienda personalmente. Y te aseguro que o dejo de llamarme Francisco o en un visto y no visto vas a tener firmados los papeles de la hipoteca. Faltaría más. Otra cuestión, por la vendedora de Los Arrayanes no te preocupes, voy a llamar al promotor y le pediré que te guarden el piso el tiempo que haga falta.

martes, 1 de abril de 2014

3.15. Meterse a redentor es problemático

   En la charla dominical de esa mañana, Pascual Tormo acaba de explicar cómo son los trámites urbanísticos.
- La tramitación, tanto de un PGOU como de un PAI, realizada por el Ayuntamiento es gratuita para los propietarios de los terrenos que, en cambio, si tienen que rascarse el bolsillo en la fase de urbanización. El proceso obliga a cada propietario a ceder una parte de su terreno al propio Ayuntamiento para que éste pueda cumplir con las necesidades de dotar a la urbanización de viales y equipamientos sociales. Los propietarios deben abonar una cantidad fija por cada metro cuadrado que les haya quedado para costear entre todos el coste de urbanizar. ¿Ha quedado claro, alguna duda?
- Pascual – comenta un asistente con pinta de jubilado y en plan confianzudo -, a mí claro me ha quedado, pero por lo que nos contó el otro día Blay en todo ese proceso puede haber mucho gato encerrado.
- No lo niego. Ahora bien, si las cosas se hacen correctamente, y con escrupuloso respeto a la normativa, los beneficiados pueden ser la mayoría de los afectados por el plan.
- Ahí está la madre del cordero – interviene otro -, si las cosas se hacen bien, pero lo que es aquí creo que se están haciendo muy mal. A mí me han contado otra gatada que ha hecho la empresa urbanizadora. Al parecer los terrenos pertenecientes a los espacios públicos como caminos, cañadas, acequias y demás pertenecen a los propietarios del territorio al que sirven; es decir, tendrían que ser de todos, pero resulta que se los ha apropiado la urbanizadora y los del Ayuntamiento se han hecho los locos. Y solo la superficie que ocupan los caminos supone miles de metros cuadrados que los promotores se meten en el bolsillo.

   Otra vez vuelven los murmullos que Tormo intenta acallar retomando su exposición, pero antes concede la palabra al tío Blay que ha levantado la mano.
- La última vez me dejé algunas cosas en el tintero para no hacerme pesado, por ejemplo no os conté lo que ha pasado con el reparto de las parcelas urbanizadas. Yo, infeliz de mí, creía que me iban a dar el trozo de mi huerto que quedaba después de lo que me habían quitado, pero qué va. Me dieron una parcela donde Cristo perdió los zapatos. Más lejos del mar y muy mal comunicada.
- Eso que cuenta el tío Blay es una muestra de la cantidad de oscuros recovecos que tiene el urbanismo – comenta Tormo -. Naturalmente, cada proceso urbanizador es una historia diferente, como es distinto el talante con el que la administración los ejecuta. Desde los consistorios que se atienen a la normativa, los menos, hasta los que actúan en función de los intereses de los promotores, los más – Llegado a este punto tiene que hacer un esfuerzo y morderse la lengua para no soltar que eso es lo que está pasando en el pueblo. Meterse a redentor siempre ha sido problemático.

   La curiosidad de Sergio le lleva a repreguntar:
- Y una vez urbanizada una zona, ¿quiénes son los que realmente se benefician de ello?
- El primer beneficiado es el Ayuntamiento. Al cambiar el concepto del impuesto de bienes inmuebles, más conocido por IBI, de rústica por el de urbana, al ser la tributación de esta última mucho más elevada obtendrá un notorio incremento en sus ingresos. Los segundos beneficiados son los propietarios de los terrenos rústicos que hayan participado en la urbanización, puesto que el valor de la parcela que les corresponda aumenta mucho de precio, dependiendo lógicamente de la demanda de solares. En tercer lugar, los constructores que, aunque sean los últimos en participar, son los que suelen arramblar con parte del león.
- Lo que acabas de explicar ¿siempre es así? Es decir, ¿cuándo se urbaniza siempre ganan todos? – inquiere interesado el joven.
- No necesariamente. Es cierto que el precio del metro cuadrado de rústica se multiplica cuando se urbaniza y que con su posterior venta se puede ganar mucho, pero esto hay que matizarlo. Si el propietario de una parcela urbanizable tiene dinero en efectivo y puede prescindir de él hasta que la venda seguramente podrá obtener un beneficio considerable. Al contrario, aquel que no disponga de efectivo e hipoteque sus bienes, para ganar posteriormente con la venta, corre el riesgo de que no pueda vender la parcela porque haya exceso de oferta o porque decaiga la demanda, entonces se encontrará con el problema de hacer frente a los gastos de la hipoteca, que quizá no pueda asumir, y correrá el riesgo añadido de que le embarguen la parcela y tenga que seguir pagando la hipoteca. Aunque he de precisar que esto no ocurre muy a menudo – al llegar aquí prefiere no entrar en más disquisiciones para no enredar peligrosamente la madeja.

   Tormo no contaba con la insaciable curiosidad, así como con la agudeza de su joven alumno para separar la paja del trigo:
- Profesor, creo que sólo has contestado la mitad de mi pregunta, has hablado de los que ganan y también de los que pueden perder, aunque no siempre, pero no has dicho nada de si, al urbanizar un terreno en un pueblo como éste, hay algunos que siempre pierden. ¿Los hay?
   Ante una formulación tan directa a Tormo no le queda otra que coger el toro por los cuernos:
- Sí, los hay. Unas veces los que pierden son personas de carne y hueso. Otras, son aspectos inmateriales o intangibles o naturales. Pondré algunos ejemplos. Personas que pierden: cuando los costes de urbanizar un territorio son tan elevados que muchos de los propietarios, como expliqué antes, no pueden costearlos, por lo que han de hipotecar sus bienes o malvenderlos para poder hacer frente a tales gastos. Otra clase de perdedores son los de aquellos propietarios que, por los motivos que fuese, no querían que se urbanizara sus propiedades y han tenido que doblegarse puesto que la norma así lo impone. Es el caso del tío Blay. En alguna medida esa normativa tiene un cierto carácter confiscatorio y eso atenta contra la libre opción de cada propietario a urbanizar o no. Naturalmente que hay perdedores, podría citar más ejemplos, pero creo que con los mencionados son suficientes. ¿Aclarado?
- Aclarado el supuesto de las personas que pierden, pero has hablado de que también pueden ser perjudicados aspectos inmateriales, intangibles o naturales. Eso no lo has explicado – insiste Sergio.
   Tormo piensa que deberá tener una conversación privada con ese chico para que no siga pasándose de listo, pero acepta el envite:
- Empecemos por los aspectos naturales. Urbanizar supone alterar profundamente el paisaje: arrancar árboles y plantas, eliminar cultivos y pastos, derruir cabañas, casetas de campo, parideras, majadas; en fin, todo cuanto los urbanizadores cataloguen como un estorbo. Y luego están otros efectos, claramente perdedores con el urbanismo. Por ejemplo: la impresión de desolación, de proyecto inconcluso que producen aquellas urbanizaciones en las que, por múltiples causas, no llegan a construirse inmuebles. Todos habéis visto alguna urbanización del tipo al que me refiero. Esos terrenos urbanizados en los que no hay más que solares sin viviendas, puntos de luz que no se encienden porque no hay nada que alumbrar, viales sin coches, aceras sin peatones, etcétera, producen una especie de profunda tristeza. Podría poner muchos más ejemplos, no lo voy a hacer por dos motivos: el primero es que lo de meterse a redentor no va conmigo y puede ser problemático, el segundo y más importante – y lo que dice a continuación lo acompaña con una sonrisa cómplice con sus alumnos - es que hemos cumplido con creces el horario. Por consiguiente, que tengáis un feliz domingo y hasta la próxima charla que, os recuerdo, será la última.