"Los Carreño"

Este blog guarda cinco novelas cuyo autor es Zacarías Ramo Traver. Una trilogía sobre Torreblanca (Castellón): “Las dos guerras de Aurelio Ríos”, la guerra civil en ese pueblo mediterráneo. “La pertinaz sequía”, la vida de la posguerra. “Apartamento con vistas al mar”, el boom inmobiliario y la crisis del 2008. “El robo del Tesoro Quimbaya”, el hurto de unas joyas precolombinas del Museo de América. “Una playa aparentemente tranquila”, un encausado del caso ERE, huyendo de la justicia, se refugia en una recóndita playa (Torrenostra). Salvo la primera, las demás están en forma de episodios. Ahora está publicando otra novela en episodios, Los Carreño, que es la historia de dos generaciones de una familia real e irrepetible, entre 1889 y 1949, período en el que suceden hechos tan significativos como: el Desastre del 98, la I Guerra Mundial, la Revolución Rusa, la aparición del fascismo, la Guerra de África, la Dictablanda, la II República, la Guerra Civil y el franquismo.

viernes, 8 de marzo de 2024

Libro IV. Episodio 38. De notario a sanitario

                                                                 

   Al oír los golpes en la puerta de la farmacia, Julio y Pilar discuten sobre qué hacer, pero ante la insistencia de los que aporrean la joven se arma de valor y sube a abrir. Un hombretón con barba de varios días, que luce los galones de comandante de milicias, entra presuroso.

   -Salud y república, camarada. Venimos a por medicinas para los compañeros heridos. A ver, sanitario, la lista.

   El soldado que ha entrado tras el comandante saca de su macuto un papel en el que, escrito a lápiz, hay una larga lista de medicamentos, la mayoría para primeras curas.

   -Dale a la compañera la lista, por la tarde vendremos a por más. Esos cabrones fascistas hoy han afinado la puntería, pero con ella o sin ella no pasarán, por mis cojones que no pasarán. Camarada, en cuanto lo tengas todo te vienes a la brigada –ordena el comandante, tras lo cual se marcha.

   Pilar en cuanto ha echado un vistazo al sanitario lo ha reconocido, a pesar de que su estampa actual dista mucho de la que tenía la noche que cenaron en el Ritz, pues se trata de Luis Verdú. La joven ha tenido que hacer un esfuerzo para no delatarse. ¿Pero este hombre no estaba de notario en un pueblo de Murcia, qué hace aquí y con esa pinta?, se dice; porque la traza del murciano es lastimosa: sucio, desgreñado y vestido con un mugriento mono azul, al menos dos tallas mayores que la suya, en el que destaca el brazalete con la cruz roja que le señala como sanitario. En cuanto se quedan a solas y antes de que Pilar pueda decir palabra, el hombre se le adelanta.

   -Por Dios, Pilar, no se te ocurra decir que soy notario porque como se enteren me pegarán tres tiros sin pensarlo. Para esta gente los notarios somos todos unos fachas por definición.

   -Tranquilo, Luis, ya has visto que no he hecho el menor gesto de que te conocía. Pero, alma de cántaro, ¿qué haces en Madrid y con esa pinta?

   -Ve dándome los medicamentos de la lista y mientras te cuento mi calvario -Luis le relata que la mala fortuna quiso que el 18 de julio estuviera en Madrid por asuntos de la notaría y ya no pudo volver a Alcalá de Guadaira donde ahora tiene su plaza… Pilar le corta.

   -Me dijeron que tenías la notaría en un pueblo de Murcia.

   -Me fui a Andalucía porque ya no soportaba más a mi mujer y a su familia –es la sorprendente respuesta de Luis.

   -Ah, ¿pero te has casado? –ahora la sorprendida es Pilar.

   -Ya lo estaba cuando te conocí, por eso no me atreví a volverte a llamar, y no fue por falta de ganas. Antes de que se me olvide, si continúas suministrando medicinas al ejército te vaciarán la farmacia y no vas a ver ni un duro, por lo que te aconsejo que vacíes las estanterías y mostradores y escondas los medicamentos. Cuando vuelva por la tarde, me das unos pocos y diré que no te quedan más, que se los han llevado otras brigadas. Y si tengo tiempo, te contaré mi vida desde que me fui de Madrid y, si no, volveré en otro momento porque no puedes imaginarte las ganas que tengo de echar una buena parrafada contigo; pero recuerda, ni palabra de que soy notario, me va en ello el pellejo.

   En los días siguientes, en el frente madrileño se acumulan miles de heridos y fallecidos, lo que obliga al alcalde a pedir permiso a la Junta de Defensa para cavar fosas comunes donde enterrar los muertos. En ese caos bélico Pilar espera que en cualquier momento aparezca un oficial o un miliciano exigiéndole medicamentos, pero parece que Verdú ha debido de borrar su farmacia del listado de oficinas donde requisar.

   El 19, el líder anarquista Buenaventura Durruti es gravemente herido a las puertas del Hospital Clínico, y al día siguiente muere en el Hotel Ritz, ahora reconvertido en hospital de sangre. La conmoción entre las filas anarquistas es tal que hablan de retirar sus batallones. En su diaria escucha de Unión Radio, Julio se entera de que, el mismo día que fallece Durruti, es sentenciado a muerte y fusilado en la cárcel de Alicante el líder de Falange, José Antonio Primo de Rivera. Noticia que le cuenta a Damián cuando va a refugiarse a la cueva.

   -Pues será como lo cuentas –responde el perfumista-, pero esta mañana he estado escuchando Radio Burgos y no ha dicho nada al respecto. En cambio sí ha dado una buena noticia: hace dos días Alemania e Italia han reconocido el Gobierno de Franco como el legítimo representante de España. Y cambiando de tema, ¿sabes dónde está hoy el frente en la Universitaria?

   -Esta mañana nos ha dicho un soldado que las tres cuartas partes del campus están en poder de los fascistas y que la confusión es tal que nadie sabe dónde está la línea del frente, pero que Madrid resiste.

 

PD. Hasta el próximo viernes en que, dentro del Libro IV, Las Guerras, de la novela Los Carreño, publicaré el episodio 39. Las albarcas

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