La llamada telefónica de un desconocido, que
le ha interpelado por su verdadero nombre, ha dejado atónito a Salazar que no es
capaz de reaccionar hasta que su interlocutor le dice que no corre peligro y que
tienen que hablar.
-¿De qué
tenemos que hablar? No te conosco y no me gusta hablar con desconosidos -El
nerviosismo ha hecho que le salga su innato seseo.
-Me llamo
Carlos Espinosa y como acabo de decirte no soy policía ni tengo nada que ver
con la judicatura. Y sí, es cierto que no me conoces, pero el nombre de Eduardo
Gálvez ¿te suena?
Claro que le suena. Personalmente no ha
hablado con el empresario, pero conoce su reputación de ser un hombre sin
escrúpulos para conseguir cuanto se propone, así es como ha amasado la
millonaria fortuna que según dicen posee. “Pues si este fulano representa a
Gálvez –se dice- mejor será que le escuche”. El hecho de que el forastero asegura
no ser policía ni tener nada que ver con los de las togas acaba por tranquilizarle.
-Bueno, tú
dirás.
-Lo que
tengo que hablar contigo es personal y no para contarlo por teléfono. Dime
dónde y cuándo podemos vernos y allí estaré.
-No sé,
estos días estoy muy liado –Lo que le pide el cuerpo a Curro es enviar al
forastero a tomar viento, pero nuevamente el nombre de Gálvez le impulsa a
rectificar-. Quisás mañana…
Le corta Espinosa.
-Se me ocurre
que podríamos almorzar juntos. ¿Qué te parece mañana a las dos? En cuanto al
restorán he ojeado la Guía Michelín y uno de los más recomendados de la zona es
Can Roig que está cerca de Torrenostra. Yo me encargo de hacer la reserva. ¿Paso
a recogerte o vas por tu cuenta?
Curro se dice aquello de que los malos
tragos mejor pasarlos cuanto antes y acepta. Se verán en el restorán. Cuando el
exsindicalista llega a Can Roig y pregunta por una reserva a nombre de Carlos
Espinosa, la camarera le señala una mesa en la que hay una persona. Lo primero
que salta a la vista del forastero es que se trata de un dandi. Lleva un
pantalón de Armani de liviano lino color canela, con un polo a juego de Ralph
Lauren, mocasines Callaghan que no desentonan y en su muñeca luce lo que parece
ser un Cartier de oro. “Desde luego este figurín –piensa Curro- no puede ser de
la pasma, demasiado relamido. Tendría que haberme puesto algo más aparente, a
su lado parezco un costalero”. Tras los protocolarios saludos, Espinosa inicia
inmediatamente el intento de congraciarse con Curro.
-¿Tomamos
unos güisquis o hacemos honor a nuestra tierra y pedimos unos finos?
Después, Espinosa comienza una charla
informal preguntándole sobre los encantos de Torrenostra como medio de romper
el hielo. A lo que Salazar corta por lo sano:
-Perdona
Espinosa, pero es mejor que vayamos al grano y me cuentes lo que tengas que
decirme, tengo una cita a las cuatro –El que Curro haya dejado de sesear es
señal de que ha superado el nerviosismo inicial.
-Se nota que
eres un experto en el arte de negociar –le adula Espinosa-. Tengo un amigo del
Cuerpo de Carabinieri que veranea en Marbella que cuando alguien se enrolla
suele decir lo de a buon intenditor poche
parole.
-No entiendo
italiano, pero en Cádiz decimos que lo breve, si bueno, dos veces bueno.
-De acuerdo.
Pues lo primero es recordar tu situación procesal. Doy por descontado que sabes
que el juzgado de instrucción número seis de Sevilla, el que entiende del mal llamado
caso ERE, ha dictado una orden de busca y captura contra ti y…
-Perdona
Carlos, te puedo tutear, ¿verdad? –Que Curro pregunte si puede tutearle, cuando
ya lo están haciendo, es señal de que la mera mención del caso ERE ha vuelto a
poner de los nervios al exsindicalista-. No me habrás invitado para contarme
algo que ya sé. Si es así lo podríamos haber arreglado por teléfono.
-Por
supuesto que no se trata de eso. Estoy aquí para ofrecerte una solución que
resolverá de un plumazo todos tus problemas con la justicia. Verás…
Espinosa lleva bien preparado el
argumentario sobre el pacto que ha de proponer a Salazar. Le cuenta que
representa a un grupo de hombres de negocios andaluces que están muy
preocupados por el rumbo que ha tomado el proceso sobre el caso ERE. Se
apresura a especificar que ninguno de ellos está imputado en el caso, pero que
el terremoto político y la alarma social que ha generado el proceso está
afectando muy negativamente a la marcha de sus empresas, algo que sus
patrocinadores están dispuestos a atajarlo en la medida que esté a su alcance. No
quieren involucrarse en las controversias políticas que ha causado el caso,
pero sí están dispuestos a que se calme la tempestad social y económica
levantada por el escándalo judicial sobre los expedientes de regulación de
empleo que, en algunos casos, se han producido en varias de sus empresas. Según
saben de fuentes absolutamente fiables Salazar se ha convertido, posiblemente
sin pretenderlo, en una figura clave en el caso por lo mucho que sabe y, al
parecer, por la documentación que atesora. Más pronto que tarde le encontrará
la policía lo que supondrá que volverá a ingresar en prisión de la que es más
que posible que tarde muchos años en salir, quizá décadas.
-Para que
veas que te hablo con total sinceridad, te confieso que el hecho de que estés
libre o encarcelado no es algo que preocupe a las personas que me envían. Lo
que si les quita el sueño es que cuando declares ante el tribunal puedas
involucrar a gente que no está imputada y, sobre todo, que tu deposición pueda
ser altamente perjudicial para el normal desarrollo de algunas de sus empresas.
Ya sabes cómo son los ricos, pueden tragarse lo que sea, pero no les toques un
solo euro porque entonces se ponen como tigres.
Espinosa hace una mínima pausa que es
aprovechada por Curro para soltarle un rejonazo:
-Lo de la brevedad
lo admites pero no lo practicas.
-Eso es un
golpe bajo –acepta Espinosa con una sonrisa-, pero me lo he ganado a pulso. Al
grano.
Le explica lo que quieren sus
patrocinadores. Primero, que eluda la cárcel, lo que ya es todo un premio. Con
ello no tendrá que declarar ni poner en peligro a otras personas ni se abrirán
nuevas instrucciones. Por tanto, la mejor solución es eludir la acción de la
justicia y eso solo se puede lograr de una manera: marcharse de España y
trasladarse a un país que no tenga tratado de extradición con el estado español
hasta que termine el proceso y se calme el turbio ambiente que lo acompaña.
-No tendrás
que preocuparte por nada. Todos los gastos correrán a cargo de mis
patrocinadores que además te pasarán una cantidad mensual para que puedas vivir
como un marqués en el país que elijas. Por poner un ejemplo: ¿Te imaginas lo
que debe ser estar tumbado en la cubana playa de Varadero teniendo al lado una
mulata de esas que tienen un culo capaz de resucitar a un muerto?
-¿Por qué ha
de ser en la playa de Varadero?
Al oír la inesperada pregunta de Curro,
Salazar la interpreta en el sentido de que al exsindicalista no le parece mal
su propuesta y está a punto de exclamar ¡eureka!, pero se contiene aunque sí
piensa que la conclusión del pacto está al alcance de sus manos.
-Lo he dicho
a guisa de ejemplo, pero no tiene que ser necesariamente Cuba, podrás
instalarte en el país que te pete. Únicamente deberá tener el requisito de no
tener tratado de extradición con España para que las garras de los jueces no
puedan alcanzarte….
-¿Y qué
países son esos?
-Pues los
hay en casi todos los continentes. En este momento no tengo la lista completa,
pero en cuanto entre en internet te la puedo facilitar. Si no recuerdo mal
están, entre otros, Cuba; Nicaragua y Honduras en América; Singapur, Qatar,
Indonesia o Birmania en Asia y en África hay un montón: Gambia, Nigeria,
Burundi…, hasta los hay en las antípodas, es el caso de Nueva Zelanda. Tienes
mucho donde elegir.
-Y si
saliera de España, como estoy fichado, ¿no me detendrían en la frontera?
-Por tu
salida del país no te preocupes, eso está solucionado. Como dentro de la Unión
Europea no es necesario enseñar el pasaporte y las fronteras son casi
inexistentes, te llevaremos en coche a Francia o a Portugal y allí coges un
vuelo hacia el país que previamente hayas elegido.
-¿Y quién me
garantiza que una vez que me haya largado seguiré recibiendo una paga mensual?
-Hombre,
Salazar, ¿o prefieres que te llame Curro? –La pregunta no tiene respuesta por
lo que Espinosa prosigue su exposición-. Como comprenderás lo que estamos
negociando no es algo que se pueda plasmar en un documento, pero mis
patrocinadores son los más interesados en que la justicia no te ponga las manos
encima, entonces por la cuenta que les trae no te van a fallar en lo que te
prometen. Además, si es por dinero no te preocupes. Otra cosa no tendrán, pero
guita la tienen por pecado. ¿Cerramos el trato? No hará falta firmar nada, me
basta tu palabra.
-Mi abuela,
que era muy refranera, decía que buenas palabras y malos hechos, acaban con los
buenos.
-Y ese
aforismo, ¿cómo debo entenderlo?
-En que
tenemos que seguir hablando.
PD.- Hasta
el próximo viernes
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