"Los Carreño"

Este blog guarda cinco novelas cuyo autor es Zacarías Ramo Traver. Una trilogía sobre Torreblanca (Castellón): “Las dos guerras de Aurelio Ríos”, la guerra civil en ese pueblo mediterráneo. “La pertinaz sequía”, la vida de la posguerra. “Apartamento con vistas al mar”, el boom inmobiliario y la crisis del 2008. “El robo del Tesoro Quimbaya”, el hurto de unas joyas precolombinas del Museo de América. “Una playa aparentemente tranquila”, un encausado del caso ERE, huyendo de la justicia, se refugia en una recóndita playa (Torrenostra). Salvo la primera, las demás están en forma de episodios. Ahora está publicando otra novela en episodios, Los Carreño, que es la historia de dos generaciones de una familia real e irrepetible, entre 1889 y 1949, período en el que suceden hechos tan significativos como: el Desastre del 98, la I Guerra Mundial, la Revolución Rusa, la aparición del fascismo, la Guerra de África, la Dictablanda, la II República, la Guerra Civil y el franquismo.

martes, 25 de noviembre de 2014

1.10. Un filón inesperado



   Los dos factores de la RENFE que asisten a la tertulia de El Porvenir no han contado todo lo que saben sobre el estraperlo y no lo han hecho porque ni pueden ni quieren. Se ganan sus buenos duros haciendo la vista gorda al facturar vagones que en el manifiesto de  carga solo llevan algarrobas o boniatos, y mirar a otro lado cuando se meten de matute otras mercancías que luego se venderán a precios astronómicos en la ciudad. Esos estraperlistas son los que se están haciendo de oro. Las mujeres que viajan con un par de cestas se limitan a ganar su jornal y poco más.

   La combinación de la hambruna, el estraperlo y la asfixiante política intervencionista que atenaza al país es la principal causa de un sorprendente cambio en muchas comarcas agrarias: los tradicionalmente empobrecidos agricultores se están enriqueciendo. Todo producto que pueda convertirse en comestible alcanza precios inimaginables en el mercado negro. Senillar no es zona cerealista y tiene una producción oleícola bastante limitada por lo que no puede competir en el mercado de los dos productos preferidos por el estraperlo: la harina de trigo y el aceite de oliva. Pero el pueblo ha encontrado un filón inesperado en un cultivo tan modesto como el del boniato o batata. De antaño ese tubérculo, que ya se cultivaba en la marjalería en pequeñas plantaciones, se consumía en el pueblo de muy variadas maneras: crudo, asado, hervido y para fabricar la confitura de uno de los postres más típicos de Senillar, el dulce de boniato. Ahora se facturan vagones, con miles de toneladas, cuyo destino es paliar el hambre en las grandes urbes. El boniato se ha convertido en uno de tantos sucedáneos del pan y dado que es muy barato su comercialización ha experimentado un espectacular incremento. El fenómeno está produciendo un río de dinero para los modestos labriegos locales, nunca ganaron tantos duros ni siquiera en las mejores campañas naranjeras de antaño llegaron a tener tantos ingresos.
   De alguna forma, ese imprevisto alud de dinero ha dado un vuelco espectacular a la valoración de los estamentos que conformaban la pirámide social y económica del pueblo cuya composición era simple. En la cúspide estaba la docena escasa de las familias ricas de cuna y los contados titulados superiores destinados en la localidad. Después los dueños de los modestos negocios locales: panaderías, ultramarinos, carnicerías y demás tiendas del más variado pelaje. Luego los funcionarios por aquello del sueldo seguro. Tras ellos la gente de los oficios: albañiles, carpinteros, herreros, hojalateros… Casi en la base de la pirámide los propietarios de los minifundios agrícolas que formaban el grueso de la población, y en la cola aquéllos que se tenían que emplear de braceros. Ahora, los labriegos se han convertido en los nuevos ricos del pueblo, pese a que continúan teniendo algún que otro problema. Uno de ellos es que sigue manteniéndose la ancestral costumbre de que los comerciantes apalabren las cosechas a los campesinos y se las paguen cuando cobran de los mayoristas. Esa arcaica modalidad comercial, en la que la palabra y la buena fama personal son las que cuentan, origina que en alguna ocasión los agricultores vendan sus cosechas, pero no lleguen a cobrarlas porque el comerciante de turno se ha arruinado o ha desaparecido dejando tras sí una legión de impagados.

   De la inusitada actividad comercial que registra el pueblo y de cómo corre alegremente el dinero pueden dar fe los establecimientos comerciales de Senillar. Hasta la modesta tienda de modas de la madre de Lolita se beneficia de esa inesperada época de vacas gordas. Nunca había vendido tantos modelitos y, especialmente, tanta lencería. Un día, que estaba atendiendo a un par de jovencitas que dudaban ante los sujetadores que Lolita había puesto encima del mostrador, entró Gimeno. Fue verle y una sonrisa pícara cruzó el agraciado rostro de la joven encargada. Vamos a ver cómo reacciona este mequetrefe, se dice:
- Señor Gimeno, si espera un momento enseguida le atiendo. Aunque viene usted al pelo, ¿nos podría hacer un favor?
- Faltaría más.
- Verá, es que aquí – señalando a las dos muchachas – no acaban de decidirse entre estos dos modelos de suje. Usted que es hombre de mundo sabrá que las mujeres compramos la ropa interior pensando más en los varones que en nosotras mismas. Entonces, desde un punto de vista masculino, ¿usted por cuál se decidiría?, ¿por este que recoge el pecho y lo levanta? o ¿por este otro que al contrario no es tan provocativo?
   Gimeno mira fijamente los sujetadores, de blonda y encajes, que Lolita exhibe y no se le escapan las miradas entre curiosas y un tanto burlonas de las dos compradoras. Tres pares de oídos curiosos aguardan la respuesta del interpelado; ésta no deja de sorprenderles pues es más propia de un adolescente, incómodo ante una pregunta atrevida, que de un hombre hecho y derecho:
- Entiendo menos de sujes que de corbatas. Ya vendré en otro momento – y salió disparado de la tienda. Por unas décimas de segundo no llegó a escuchar la carcajada de las dos clientas ni pudo ver la maliciosa sonrisa que floreció en el rostro de Lolita.

   De los efectos que produce el filón del boniato está dando más datos Martín Esteller que, haciendo honor a su profesión de barbero, está al día de la mayoría de chismes que circulan por el pueblo:
- … y cualquier muerto de hambre que tenga un par de marjales o un huerto, del que antes solo malvivía, ahora se está forrando. Apalean tantos duros que no saben qué hacer con ellos.
- Quién lo iba a decir – se lamenta Bonet -, antes los pobres eran ellos y ahora lo somos nosotros.
- Hombre, pobres, lo que se dice pobres, tampoco – le corrige Clavé.
- En términos absolutos, posiblemente no, pero desde un punto de vista relativo creo que tiene razón Bonet – interviene Lastra -. Todos los que tienen ingresos fijos seguro que a fin de año van a ganar menos que cualquiera que tenga algo que vender de estraperlo. Yo lo estoy viendo en mi trabajo. Antes cuando un labriego pedía que fuera a ver uno de sus animales era porque estaba muriéndose, ahora en cuanto un mulo da un mal paso ya está el dueño llamándome para que le haga una revisión a fondo.
- Lo mismo puedo contar yo, pero de las instalaciones – apunta el encargado de la luz, que es otro de la partida. Piñana explica a sus compañeros como una de las primeras inversiones que hacen los nuevos ricos locales es echar abajo sus modestas viviendas y sobre el mismo angosto solar construir su nueva casa. Suelen ser oscuros y estrechos edificios de dos o tres alturas, pero de los que generalmente solo se remata la planta baja, las restantes quedan para cuando el calcetín vuelva a engordar. Se gana sus buenos duros montando las instalaciones eléctricas de las nuevas construcciones.
- Si el dinero se mueve siempre hay la posibilidad de que algo te toque – filosofa Ballesta.
- No a todos – asevera rotundo Clavé que, como telegrafista, no tiene fácil lo de conseguir otros ingresos.
- Cambiando de tema: ¿qué sabéis de la División Azul? – pregunta Lastra a quien lo del estraperlo ya le aburre.
- Parece que los han destinado al frente Norte.
- ¿Y eso adónde para?, porque con lo grande que es Rusia… - interroga uno de los contertulios cuyos conocimientos geográficos son justitos.
   Tras un breve repaso a la situación bélica, en la que los alemanes siguen arrasando desde el inicio de la guerra, terminan hablando de fútbol. Bonet, que es muy futbolero, sostiene que este año volverá a ganar la liga el Atlético de Aviación que ya lleva dos años seguidos proclamándose campeón.    

   Al deshacerse la tertulia, Bonet piensa que, cuando hablaron de la guerra, le hubiese gustado comentar con sus contertulios las informaciones de la contienda bélica que escucha en su radio, pero se ha contenido. Sintonizar determinadas emisoras como la clandestina Radio España Independiente, más conocida como la Pirenaica, está rigurosamente prohibido puesto que es una vía de información y propaganda del proscrito partido comunista y las condenas por saltarse la prohibición pueden ser muy duras. No es cuestión de andarse con bromas. En la soledad de su minúscula salita de estar es cuando más echa de menos a sus antiguos compañeros de tertulia. Ha estado sondeando, con mucho tiento, a algún que otro conocido para que le acompañe en las audiciones radiofónicas nocturnas, pero no ha encontrado contestación. O no se han enterado de a qué les invitaba o se han enterado demasiado bien y le han dado la callada por respuesta. Hasta que quién menos imaginaba acepta encantado la velada invitación: su compañero de trabajo, Alfredo Ballesta. Resulta que también es un represaliado político, aunque lo oculta celosamente.
   La primera noticia de la que se enteran, y que no trae ningún periódico, es que en enero se firmó en Washington, por varios importantes países, una declaración de las Naciones Unidas para garantizar la libertad y preservar los derechos humanos y de la justicia; fuera del acuerdo quedan las llamadas potencias del Eje y los estados afines y entre ellos se cita a España.
- Y eso de que dejen fuera a España, ¿tú crees que repercutirá en el gobierno?
- Cualquiera sabe, pero una cosa sí tengo clara, si por casualidad los aliados ganan la guerra, Franco las va a pasar más putas que San Amaro. 
- ¿Franco o el resto de los españoles?

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