El ruido de la puerta al abrirse desvía la
atención de Lorena puesta en la serie que están poniendo en la televisión. El
semblante de Sergio lo dice todo. Da la impresión de ser alguien a quien la
vida ha corneado una y otra vez. Sin embargo intenta mantener el tipo y procura
dar a su voz un tono distendido:
- ¿A qué no sabes, churri,
con quién me he vuelto a cruzar? Con el señor Francisco, me ha preguntado por
ti
- Mira, Sergio, al
Francisco que le vayan dando morcilla que bien te puso de patitas en la puta
calle, lo que tenías que haber hecho es pedirle un curro.
- Ya lo hice y, de
momento, no sabe de nada pero dice que algo se le ocurrirá - miente con tal de
apaciguar a la mujer y, con tal de no tener la enésima bronca, cambia de tercio
-. A lo mejor, las elecciones que se van a celebrar acaban con la crisis y vuelve
a haber trabajo - especula.
- Eres más cándido
que una ursulina, no sé cuándo te caerás del guindo. ¿Tú has visto
alguna vez que los políticos arreglen algo?
- También es cierto.
Esos sólo piensan en tener el culo pegado a la poltrona.
- O sea, hermoso,
que habrá que hacer algo. ¿Te has pensado lo de mover hierba?
Sergio no contesta, mira a un punto
indefinido de la pared. Ante la falta de respuesta, Lorena cambia de tema:
¿Qué te han dicho los del carro?
- Que tenemos un
marrón encima que te cagas. Si el próximo mes devolvemos otra vez la letra, la
financiera se llevará el coche. Dicen que ya no pueden admitir más retrasos. O
sea que la cosa está chunga.
- Entonces, ¿qué
piensas hacer? - La pregunta suena un tanto innecesaria en labios de la mujer.
- ¿Qué pienso hacer?
- repite Sergio para añadir en tono irritado - Querrás decir qué pensamos hacer
¿O, acaso, el coche es sólo mío?
- No sé por qué
flipas, está a tu nombre - precisa ella.
- Que cacao tienes,
Lorena, no me rayes que bastante tengo con lo que llevo encima. Si esto no
cambia, y tal como está el panorama, nos vamos a quedar sin coche como tú te
quedaste sin abuela.
- Pero, Sergio, si
nos quedamos sin avío va a resultar más difícil encontrar curro, porque aquí
está todo muy chungo, pero en Albalat y en Benialcaide todavía se puede encontrar
faena. Y para eso necesitamos el carro, ese u otro, eso es lo de menos. Oye -
Parece que a Lorena se le acaba de ocurrir algo -, ¿y no podrían quedarse con
el coche y a cambio darnos otro menos fardón?
- Los de la
financiera se dedican a cualquier cosa menos a hacer caridad. Se llevarán el
coche y, lo que es peor, como se les vaya la olla ya veremos qué hacen con las
letras que nos faltan pagar.
- Pues la hemos
cagado - Y tras una pequeña indecisión pregunta - ¿No podríamos volver a pedir
a tus viejos?
- Mis viejos, como
los tuyos, están hasta las pelotas de prestarnos pasta. No les vamos a sacar ni
un euro más. La última vez ya fueron bien claritos al respecto, de darnos money
por la cara nanay. Bastante tienen con pagarnos esta mierda de piso y, tal como
los tratas, cualquier día ni eso.
La mujer no se da por aludida y cambia de asunto:
- La Jénnifer me
tiene dicho que, cuando me pete, puedo currar en el bar donde trabaja. Casi no
les pagan nada, pero se sacan buenas propis.
- Ni hablar, churri. ¿Qué iban a decir los colegas si consintiese que mi chica
fuese por ahí enseñando pechuga y moviendo el trasero? Eso si no terminabas
poniéndome los cuernos con algún tío.
- Se te va la olla,
Sergio. Yo nunca te pondré los tochos, pero no dejo de pensar qué va a ser de
nosotros – se lamenta Lorena con tono apesadumbrado.
- No te preocupes,
cariño, algo se me ocurrirá - dice el joven mientras acoge entre sus brazos a
la mujer, a la que estrecha fuertemente -. Si te sirve de consuelo esto no nos
pasa sólo a nosotros. A todos los colegas que trabajaban en la obra los
pusieron en la calle hace tiempo. Al último que se han cargado ha sido al Iván.
Creía que por currar de segurata no le iban a tocar un pelo, pues esta mañana
estaba en la cola del INEM.
- No es bueno
alegrarse del mal de otros colegas, pero a la Yoli se le habrá quitado el
careto de chula que lucía, que parecía que estaba montada en el dólar y sólo
porque su rollete mantenía el curro.
- Sí, claro... - Da la impresión de que el
hombre no atiende demasiado la cháchara de su compañera -. Si quieres que te
sea sincero, lo del coche ya es lo que menos me preocupa, lo que de verdad me raya es que a este paso no sé de qué vamos a vivir.
- Tendremos que ir
adónde mis viejos. Mi madre dejó clarito que pavo ni uno, pero que a comer podíamos ir cuando quisiéramos.
- Bueno, olvidemos
este rollo. Por el momento ve arreglándote que esta noche nos vamos de bares a
ver si cogemos un pedo de la hostia. Así nos olvidaremos de lo chungo que lo
tenemos.
- ¿De bares dices?
Si no tenemos ni pa pipas.
- Al venir para acá
me he tropezado con el Jonathan. Venía de cobrar el finiquito. Dice que por
cuatro talegos que le han soltado, lo mejor es que nos vayamos toda la basca de
marcha y nos pongamos hasta las orejas de alpiste.
- Algo bueno tenía
que pasarnos. A lo mejor incluso podemos pillar un poco de perico.
- De eso no hemos
hablado.
La mujer vacila, parece que algo sigue
atormentándola.
- No quiero ser una agonías, churri, pero sigo
teniendo un cacao de la leche. ¿Qué vamos a hacer mañana?
El hombre mira a su pareja y se encoge de
hombros. Da la impresión de que esa es toda su respuesta, pero ante el gesto
suplicante de ella contesta:
- ¿Sabes qué, reina
mora? No estés de bajón, ni te comas el tarro. ¿Qué está la cosa chunga? Pues
me la suda. De momento nos iremos de marcha y mañana…. Mañana queda muy lejos.
a veces el manana queda tan, tan lejos que ni siquiera llega....
ResponderEliminarEl mañana, afortunada o desgraciadamente, siempre llega. Z
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