Tras la información de Bermejillo de que el Frente Popular ha hecho un llamamiento a los muchachos de 15, 16 y 17 años para trabajar en las compañías de ingenieros, a Julia le falta tiempo para avisar a su hijo Andrés de que se olvide del reparto de leche y vuelva a casa a esconderse.
-Mamá, es el peor sitio para esconderme, si vienen a por mí me encontrarán enseguida. Creo que es mejor que vaya a esconderme a la vaquería porque, como está en las afueras y el tío Tomasuco solo tiene hijas, no se les ocurrirá ir por allí.
En Santander, días antes de la entrada de los nacionales, se produce una desbandada, miles de mujeres, niños y familias enteras huyen a Francia a bordo de barcos británicos. Cuando se entera, Julia piensa en coger los niños y marcharse también a Francia, y luego continuar viaje a Madrid, pero Bermejillo le quita la idea.
-Ni se te ocurra, Julia, eso es una auténtica locura. De entrada, ¿quieres mezclarte con todo el rojerío que huye de la ciudad? Y luego, ¿quién te asegura que una vez en suelo francés te dejarán volver a España? Lo que deberías hacer es lo que vamos a hacer nosotros: quedarnos aquí y esperar a que se acabe esta maldita guerra y podamos volver a Madrid.
Julia sigue el consejo de Guillermo y decide quedarse en Santander y esperar a que se acabe la guerra pues, pese al poco tiempo que llevan en la ciudad, se han acomodado y están saliendo adelante. Incluso han podido reponer parte de su guardarropa, y el angustioso problema de la comida, que tuvieron en Suances, ha dejado de quitarle el sueño.
A pesar de que el Ejército Popular lanza una ofensiva en el frente de Aragón, con el objetivo de parar la progresión nacional en el norte, a fines de agosto las tropas navarras e italianas entran en la provincia de Santander. Las últimas tropas republicanas se rinden y, en Santoña, las unidades vascas, que estaban a bordo de barcos ingleses, se ven obligadas a desembarcar. Julia, que lleva más de un año esperando este día, no puede contenerse, abandona la recepción de la clínica y se lanza a la calle para vitorear a las tropas que desfilan por la ciudad. No está sola, miles de santanderinos han hecho lo mismo y las calles se pueblan de personas que, brazo en alto y cantando el Cara al sol, hacen pasillo a los vencedores.
Unos días después de la entrada de los nacionales, Julia se pone en contacto con el gobierno militar de la ciudad y trata de conseguir noticias de Álvaro, aduciendo que es la madre de un alférez de navío de la Armada nacional, cuyo último destino después del 18 de julio fue el destructor Velasco con base en Marín. A pesar de sus gestiones no consigue ninguna pista dado que, entre el Ejército de tierra y la Armada, la comunicación no es todo lo buena que debería ser.
En tanto, las fuerzas nacionales siguen adentrándose en la provincia santanderina con la mira puesta en la vecina Asturias. Mientras, en el hasta ahora semidormido frente aragonés la situación se ha puesto al rojo vivo; a fines de agosto el Ejército popular lanza una ofensiva con un doble objetivo: capturar Zaragoza y parar la acometida en el norte. Pese a que para lo último han llegado tarde, los republicanos, bien dotados ahora de hombres y armamento, atacan una zona pobremente defendida.
En la tertulia republicana del café Gijón, los tertulianos celebran las buenas nuevas.
-Hemos tomado Quinto y Belchite ha sido rodeada, pero parece que los fascistas se están defendiendo con uñas y dientes.
Cuando Valdés lo cuenta en la tertulia de la perfumería, Infantes le da la vuelta a la información.
-Habría que añadir que nuestras tropas aguantan los ataques republicanos, pues, al parecer, Franco ha ordenado la resistencia en la zona y ha enviado refuerzos.
En la tertulia del Gijón, Valdés se entera de unas informaciones que no aparecen en la prensa republicana.
-Nuestro Estado Mayor reconoce que es imposible conquistar Zaragoza. La orden que ha dado es defender y consolidar el terreno conquistado en Aragón pero, al mismo tiempo, seguir atacando Belchite y, aunque una división de los fachas ha intentado llegar al pueblo, ha sido frenada por el fuego de nuestra artillería.
Las noticias sobre Belchite que se comentan hoy en el Canarias son malas para los nacionales.
- Los republicanos han entrado en Belchite y se combate en las calles. Nuestro mando ha autorizado a las tropas a huir al no poder enviar una columna de socorro. Al parecer, al amparo de la noche, un grupo de resistentes han conseguido huir, pero la localidad puede darse por perdida.
Lo último lo confirma uno de los asistentes a la tertulia del Gijón en medio del general alborozo.
-Después de una larga lucha, los nuestros han tomado Belchite. Junto con el coronel San Martín, defensor de la plaza, han quedado varios centenares de heridos, población civil y cientos de soldados.
Con el empate que ha supuesto en realidad la batalla de Belchite las armas han quedado en silencio, pero en el frente del norte continúan oyéndose disparos, pues los nacionales cierran el frente de Santander y logran cruzar el río Deva, que marca el límite entre Asturias y Santander. Luego, siguen avanzando en Asturias. Los republicanos, una vez más, intentan una maniobra colateral y lanzan una ofensiva en el Pirineo oscense con el objetivo de tomar Jaca, además de cortar la carretera que une dicha ciudad con Pamplona. Consiguen tomar varios pueblos y cruzan el río Gállego, y cortan el ferrocarril entre Huesca y Jaca. Los nacionales llevan a ese frente nuevas fuerzas con las que logran taponar la ofensiva republicana.
Al tiempo que eso ocurre, en la tertulia del Gijón comentan las últimas noticias.
-El doctor Negrín ha viajado a Ginebra para participar en la Asamblea de la Sociedad de las Naciones y pedir que se levante el embargo, se restablezca el libre comercio con la República y se prohíba la ayuda extranjera para equilibrar las fuerzas.
-A ver si de una puta vez los nazis y los fascistas italianos se vuelven adonde vinieron, que aquí no se les ha perdido nada.
El pseudo gobierno asturiano, en previsión de futuros avances de los nacionales, lleva a cientos de niños al puerto de El Musel para ser evacuados a la URSS. Mientras, las fuerzas nacionales, ahora mandadas por Muñoz Grandes, alcanzan los lagos de Covadonga. Visto lo cual, las autoridades republicanas deciden centrar sus esfuerzos defensivos en la ciudad de Gijón.
En la perfumería los tertulianos comentan otras noticias.
-¿Sabéis que La Junta de Burgos ha establecido el 1 de octubre como la Fiesta Nacional del Caudillo para celebrar su ascenso a la jefatura del estado? –pregunta Julio.
-Me parece que comienza a haber entre los nuestros un exceso de culto al personalismo –opina Infantes ante la sorpresa de sus amigos-. Nadie discute a Franco sus victorias, pero de eso a dedicarle un día creo que es pasarse.
PD. Hasta el próximo viernes en que, dentro del Libro IV, Las Guerras, de la novela Los Carreño, publicaré el episodio 59. Una solicitud de permiso
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