Lolita, nueva delegada de la Sección Femenina, pronto se da cuenta de que el sector de población más prometedor en el que trabajar es el formado por las chiquitas entre diez y catorce o quince años. Antes de los diez son muy crías para tomarse las cosas en serio y después de los quince se hacen demasiado mujeres para estar interesadas en algo que no sea tontear con los mozos y tener novio formal.
La joven se sumerge en el
trabajo como terapia para sanar su mal de amores. Ahora ya no sube al Calvario
a pasear y a leer. En cuanto cierra la tienda se dirige al modesto despacho que
la jefatura ha puesto a su disposición y allí pone en marcha toda su energía
creativa. Organiza equipos deportivos, monta una sección de coros y danzas, otra
de aprendizaje de corte y confección y un grupo de bordar a máquina; incluso
logra la colaboración de alguna de las maestras para que las niñas mayores de
las escuelas practiquen gimnasia y reciban una charla semanal sobre el papel de
la mujer en la España Nacionalsindicalista. No para. Ha convertido lo que al
principio fue una mera excusa para matar su aburrimiento en parte esencial de
su vida cotidiana.
Desde su lejana estancia
en el colegio de La Consolación ha tenido la impresión de que le gusta enseñar,
aunque lo que realmente le apasiona es transformar las actitudes y escalas de
valores de sus jóvenes falangistas, aunque mejor debería decir compañeras,
porque lo de falangistas no lo tiene tan claro. La doctrina de la Falange no le
dice gran cosa. Gimeno le dio un opúsculo con los veintisiete puntos
falangistas, síntesis de la doctrina joseantoniana. Tras leerlo, su opinión
sobre el credo falangista no ha mejorado, le han parecido un ramillete de
frases huecas y altisonantes que poco tienen que ver con la realidad. En el
mejor de los casos son como utopías inalcanzables, quizá por eso los teóricos
de Falange hablan a menudo de la revolución pendiente, pero sin concretar a qué
revolución se refieren y en qué consistirá. Y, de manera especial, hay un
detalle del ideario falangista que Lolita valora muy negativamente: no dice una
sola palabra sobre la mujer, ni siquiera la menciona. Por eso, se da la
paradoja de que quien parece ser una falangista modélica es, en su fuero
interno, una profunda escéptica sobre dicha doctrina.
El espectacular
despliegue del programa de actos, cursos, participaciones en concursos y
campeonatos provinciales, asistencia a campamentos y un largo etcétera de las
muchachas de la Sección Femenina de Senillar constituye el primer logro
efectivo de la jefatura local y provoca la primera felicitación para su jefe.
- Enhorabuena, José Vicente, el otro día, en el Consejo
Provincial, haciendo el balance de actividades del pasado trimestre, Senillar
estaba en tercer lugar. Habéis pasado de ser uno de los últimos pueblos a estar
entre los cinco mejores. El vice comentó que había que darte la enhorabuena. Un
día de estos recibirás un escrito suyo expresándote su felicitación, que quiere
que hagas extensiva a tus colaboradores más directos, especialmente a la delegada
de la Sección Femenina que ha batido todas las marcas conocidas de
participación. En esa chica tienes a una joya.
- Gracias, Germán, y dale las gracias al vice de mi parte. No te
oculto que estoy poniendo el máximo interés y toda mi capacidad para conseguir
que todos nos sintamos orgullosos de la falange senillense. En cuanto a la
delegada, estoy de acuerdo contigo, es una auténtica joya.
A José Vicente sigue
gustándole la joya, pero ha cumplido
su palabra y no ha vuelto a realizar ningún intento de flirtear con ella,
aunque en ocasiones tiene que esforzarse para no romper su promesa. Se consuela
pensando que Lolita es algo así como su particular Gibraltar, del que el
Caudillo ha sentenciado que algún día caerá como fruta madura. Por el momento,
sus relaciones podrían calificarse como estrictamente profesionales. Pese a
ello, no deja de lamentarse caerle tan mal a Lolita, puesto que la joven ya
llamó su atención la primera vez que la vio, cuando fue a comprar una corbata a
su tienda. Aquel día pensó que era buena vendedora y el tiempo se ha encargado
de demostrar que no se equivocó. Además de saber vender corbatas también sabe
vender otras cosas. Sigue sin estar enamorado de la joven, pero continúa
mirándola, siempre cuando ella no se da cuenta, con lasciva voracidad y es que
está muy rica. Parece que no es el único que piensa así, uno de los contados
amigos que ha hecho en el pueblo, Guillermo Bruñó, es de similar parecer:
- Oye, tío, ¿y a la Lolita Sales no has intentado ligártela?
Porque estando con ella la mitad de los días has de tener un montón de
ocasiones para echarle los tejos. A mí, desde luego, no me importaría nada
llevármela al huerto – afirma Guillermo.
- ¿Es que Lolita tiene fama de facilona? – inquiere José Vicente,
un tanto molesto por la confesión de su amigo.
- ¿Facilona? ¡Qué va! De eso nada. No creo que se la haya
cepillado nadie y conozco a muchos tíos que darían lo que fuese por conseguirlo.
Pero alguno habrá de ser el primero, ¿no? Todo es cuestión de intentarlo y el
que no se moja no pasa el río.
Él se ha mojado, piensa,
pero no ha pasado el río. Sus insinuaciones han encontrado hasta ahora la
callada por respuesta. El comportamiento de Lolita no ha dejado de sorprenderle
y hasta de irritarle: es la primera joven del pueblo que hace oídos sordos a
sus galanteos. No es que se haya convertido en un tenorio, pero sí es cierto
que en pocos meses ha pasado a ser uno de los solteros más cotizados de la
localidad. Aunque es forastero y no posee fincas, es joven, buen mozo,
simpático cuando se lo propone, cuenta con un sueldo fijo y la gente comenta
que tiene un gran futuro como político y que puede llegar lejos. Todo ello,
dado su comportamiento, parece que para Lolita no vale nada, menos que un
ardite. Bueno, pues ella se lo pierde.
*
El maestro se esfuerza
para que a sus alumnos les quede clara la efeméride del día: es nueve de
febrero, Día de los Caídos de la Juventud.
- … y en un día como hoy, cayó asesinado, en la calle Mendizábal
de Madrid, Matías Montero, fundador del SEU de Medicina y uno de los más
prometedores afiliados de la primera Falange. Ese mártir se ha convertido para
todos nosotros en el símbolo de la juventud falangista que fue sacrificada por
su amor a la Patria. En aquellos años, España vivía en un permanente caos y la
mejor parte de la juventud española salió al paso de aquella anarquía dispuesta
a darlo todo por la Patria. Hoy tenemos la inmensa fortuna de vivir en una
nación donde se considera al hombre portador de valores eternos y de tener un
estado que se asienta sobre tres pilares inconmovibles: la familia, el
municipio y el sindicato. Además…- Ricardo Poveda interrumpe su perorata, acaba
de darse cuenta de que, llevado de su fervor de catecúmeno falangista, no está
dando una lección a sus alumnos, les está endilgando un mitin. Un poco
avergonzado de su exceso recapitula -. Solo quiero que recordéis que Matías
Montero fue uno de los primeros caídos por Dios y por España. ¿Alguna pregunta?
Un par de manos se alzan
raudas.
- A ver, Peris.
- ¿Quién le mató?
- Unos pistoleros rojos. Barceló, ¿qué querías preguntar?
- ¿Qué quiere decir SEU?
- Son las siglas del Sindicato Español Universitario. Es el
sindicato de los estudiantes que van a la universidad, los que estudian para
abogados, médicos, profesores, boticarios, etcétera.
Acabadas las preguntas,
el maestro explica que va a rematar la efeméride repitiendo la oración que
pronunció José Antonio con ocasión del entierro de Matías Montero. Pone a los
chavales en posición de firmes y con voz grave declama:
- Que Dios te dé su eterno descanso y a nosotros nos los niegue
hasta que sepamos recoger para España la cosecha que siembra tu muerte – eleva
la voz para gritar -. ¡Matías Montero!
- ¡Presente! - contestan al unísono los alumnos.
- ¡José Antonio Primo de Rivera!
- ¡Presente!
- ¡Caídos por Dios y por España!
- ¡Presentes! – vuelven a corear los niños.