El 21 de agosto Grandal madruga, tiene mucho
tajo por delante y solo le quedan diez días para resolver el caso de la muerte de
Curro Salazar, si es que lo consigue. Mientras se rasura la cerrada barba con
la maquinilla eléctrica piensa que el difunto exsindicalista está dando tanta
guerra después de muerto como la dio de vivo. “Está claro que no era un
individuo anodino. Vivió a contracorriente y su muerte y el misterio que la
rodea también es algo fuera de lo usual”. Deja de pensar en el zahareño porque
tiene otros asuntos que atender. Ha de ir al hotel donde ha quedado con Anca en
toparse con ella y el nini de su novio como si fuera por casualidad. Antes de
eso ha de hablar con Bellido para ver si puede hacer algo para que los agentes
de la UCO no sigan atosigando a la pobre patrona del Hostal Los Prados tal y
como le prometió a Ramo que haría. Llama al sargento pero su móvil está apagado
o fuera de cobertura como informa la voz metálica de la central de
comunicaciones. “Debe de estar en el Juzgado de Instrucción a ver si se entera
de las declaraciones de Espinosa y Pacheco” se dice. Luego llama a Álvarez para
que le cuente como van las investigaciones en los campos de golf de la
provincia, pero quien contesta es Ponte.
-Soy Manolo,
es que Luis va conduciendo. Vamos por la A-7, la autovía del interior, en
dirección a Borriol donde está el campo de golf de La Coma, así es como nos han
dicho que le llaman aquí, y luego iremos al campo del Grao de Castellón. Hemos
dejado para otro día ir al golf de San Jorge porque al estar más lejos creemos
que es el que menos posibilidades tiene que haya estado en él Espinosa. Oye,
dice Luis ¿qué si nos preguntan cuál es nuestro hándicap qué decimos?
-Dile a Luis
que no pregunte pavadas. Ya se os ocurrirá algo. Y ahora os dejo, tengo mucho
qué hacer.
Otra de las tareas pendientes del excomisario
es que ha quedado con Ramo para que le cuente los chismes que circulan por
Torreblanca acerca del fallecimiento de Salazar. Se han citado en una cafetería
de Marina d´Or. El viejo torreblanquí ha preferido que fuera allí para evitar
miradas indiscretas y poder hablar con más tranquilidad. Debido a que su
familia no le aconseja conducir por carreras muy transitadas, ha tomado una vía
rural, el Camí de l´Atall, por la cual puede llegar desde Torreblanca a la
Marina sin necesidad de tocar la peligrosa N-340. Ramo incluso lleva unas notas
sobre los rumores y bulos que corren por el pueblo sobre el caso de Martínez el
Andaluz, como le llamaban, y del que le ha informado cumplidamente Julieta la Espardenyera.
-Hay rumores
y bulos de todos los tipos y colores, desde los que parecen medianamente
creíbles hasta los que cuentan las historias más disparatadas. No puedes
imaginarte lo cotillas que son mis paisanos y cuanta imaginación le echan.
-Supongo que
pasa como en todas las sociedades pequeñas y cerradas en las que cuando ocurre
algo fuera de lo habitual la imaginación de la gente se dispara –Grandal le
quita importancia para que Ramo no pueda sentirse mal, al fin y al cabo esos
cotillas de los que habla son su gente o, al menos, lo fueron.
-Sí, claro.
Te resumo lo que me ha contado la Espardenyera
que, como os dije, es mi fuente principal. Al principio, se extendió la noticia
de que la muerte de Salazar había sido producto de las fracturas que había
sufrido cuando le dieron la paliza, pero en cuanto intervino la Guardia Civil
y, sobre todo, el Juzgado de Instrucción, todo cambió. A partir de ahí se
dispararon los rumores de que Martínez el Andaluz no había fallecido de muerte
natural sino que lo habían asesinado. Y en cuanto se supo su auténtica
identidad y su papel en el caso de los ERE los chismes se intensificaron y la
posibilidad del asesinato tomó fuerza. La versión más extendida, y te la
resumo, es que alguien vino de Sevilla y se lo cargó. Todo eso sin aportar
ninguna clase de datos. No se dan nombres, ni horas, ni cómo lo mataron. Esa no
solo es la versión más extendida sino también la mayormente aceptada.
-¿Hay otros rumores
que aporten nombres del posible asesino?
-Por
supuesto. Hay un bulo que cuenta que el asesino es el hijo del muerto, el chico
que está aquí. Según cuentan mató a su padre porque estaba resentido con él por
haberles abandonado y dejado en la miseria. Otro rumor con nombre incorporado apunta
que la asesina es la novia, la tal Rocío. Se lo cargó por despecho. Al parecer,
Salazar se había liado con Anca la Potranca, como la conocen aquí, y a la
andaluza eso le había sentado a cuerno quemado.
-¿Los
autores de esos chismes no se han parado a pensar que fue el hijo quien avisó
del estado de Salazar? Y los que achacan la muerte a Rocío Molina por celos a
Anca, no han pensado en qué si eso fuera así, ¿cómo es que estuvieron juntas
ambas mujeres en el episodio del maletín del fallecido? Esos chismorreos no
tienen ni pies ni cabeza.
-Naturalmente,
pero esa es la sustancia de que están hechos la mayoría de bulos. Ah, hay otro
rumor que también le pone nombre al asesino, en este caso el autor sería
Vicentín. La Espardenyera cree que
este bulo está propagado por los rivales de los Fabregat, clan que es muy
poderoso pero que también tiene muchos enemigos. ¿Motivo? Los celos. Aquí puede
haber algo de verdad y no me refiero al asesinato en sí. Ese niñato es incapaz
de matar una mosca, como lo es de hacer algo de provecho. Un perfecto inútil, vamos. Lo que sí podría ser cierto es que posiblemente hubo un amago de romance
o, al menos, un lío de los de aquí te pillo, aquí te mato entre Curro y Anca.
Hay testigos que afirman que los vieron comer juntos y muy amartelados en un
restorán de Alcossebre. Dan fechas, lugares y otros datos, y algunos de esos
testigos son personas creíbles.
-He hablado
con Anca en dos ocasiones y no me ha contado que tuviera una aventura con
Salazar. Si eso fuera verdad quizá podría aportar alguna luz al caso, aunque…
-Grandal deja la frase al aire.
-Pues quizá
sea conveniente que hables una tercera vez –apostilla Ramo.
-¿Hay más
bulos? –quiere saber el excomisario.
-Alguno más,
pero son tan disparatados que me resisto a contártelos.
-Bueno.
Sigue pegando la oreja a los chismes de tus paisanos y báilale el agua a la Espardenyera para que te siga
informando. Ahora me tendrás que perdonar, pero tengo otra cita y no quiero
llegar tarde. Nos vemos esta tarde en la partida y seguimos comentando.
Cerca
del mediodía, Grandal se dirige al Hotel Balneario Marina d´Or. El
establecimiento suele tener muchos visitantes porque, aparte de sus propios
huéspedes, es mucha la gente que visita el que, según la propia propaganda, es
el mayor balneario de agua marina de Europa que cuenta con un circuito de
piscinas, jacuzzis, hot tubes, baños
de vapor y helioterapia. El expolicía se coloca en un punto estratégico desde
donde puede controlar las entradas al hall. Poco después de las doce ve entrar
a la pareja, les deja que den un par de vueltas por las instalaciones y luego
hace como si se topara con ellos fortuitamente.
-¡Vaya, qué
casualidad, mi camarera favorita! –Nada más decirlo se da cuenta de que acaba
de meter la pata. Dado lo celoso que es Vicentín no se extraña de la mirada
asesina que le ha dirigido el joven. Trata inmediatamente de corregir su
error-. Al decir favorita he querido decir que tanto yo como el resto de
mayores a los que nos atendías siempre te consideramos que eras la empleada más
eficaz y eficiente del hostal. No comprendo como la taruga de la dueña te ha
podido despedir. Ella se lo pierde. ¿Y qué hacéis por aquí?
-Don
Jacinto, usted tan caballeroso como siempre. A veces se lo comento a Vicente,
las personas mayores suelen ser más detallistas que los jóvenes. Ah, cariño –Hace
días que Anca no llamaba cariño al nini que empieza a distender el gesto
cariacontecido que se le ha puesto-, no te he contado que el señor Grandal nos
está ayudando a Rocío y a mí colaborando con nuestros abogados para que la juez
retire los cargos que pesan contra nosotras. Y todo eso por nada, solo por
hacernos un favor. Nunca se lo agradeceremos bastante y tú también tendrás que
estarle agradecido si al final consigue sacarnos de ese apuro –La rumana ha
jugado fuerte y ha puesto al joven torreblanquí
en la tesitura de tener que dirigirse a Grandal, algo que no pensaba hacer.
-Muchas
gracias, señor, cualquier cosa que se haga por mi novia es como si lo hicieran
por mí. De verdad.
-No me
agradezcáis nada. Esto para mí es una especie de entretenimiento. Como no me
gusta la playa y aquí hay poco más en qué matar el tiempo…, pero ¿qué hacemos
aquí de pie? Vamos a sentarnos y os invito a lo que queráis. Hasta la hora del
almuerzo no tengo nada mejor que hacer.
Y sin dar pie a que Vicentín pueda rechazar
la invitación les conduce a la cafetería.
-Me han
dicho que aquí preparan unos cócteles, cosa rica.
-La verdad
es que yo soy más de cerveza –declara el joven.
-Pues creo
que cervezas tienen las de media Europa. El otro día me tomé una genuina
Pilsener checa hecha con malta de Moravia que era una auténtica pasada. ¿Te
apetecería probarla?
Con el cuento de la cerveza, parece que Grandal
se ha hecho con la aceptación, al menos momentánea, del joven nini que se ha
puesto a presumir de lo mucho que sabe de cuestiones cerveceras y que alardea
que incluso sabe tirarla mucho mejor que la mayoría de bármanes. De ahí a
charlar del brete en el que está metida su novia, y casi en la misma medida
también él, ha transcurrido un suspiro… El excomisario conduce la conversación
con la pericia que le da el haber estado en muchas situaciones parecidas hasta
que la hace desembocar en lo que es su objetivo: ver si el nini le proporciona
alguna información sobre los sucesos del día de autos que no le dieron Rocío ni
Anca y que pueda ayudarle a desenredar la madeja de la muerte de Curro Salazar.
PD.- Hasta
el próximo viernes
[ZR1]amo