domingo, 23 de abril de 2017

*** En abril, aguas mil



En el mes de abril, según el refranero español, aguas mil. Claro que ese aforismo servía antes del cambio climático, en cambio este año los días abrileños han dejado poca agua en las resecas tierras de la península ibérica. No sé a santo de qué traigo aquí abril, lluvia y clima. Quizá sea porque a finales de mes, exactamente el 28, colgaré en el blog el último episodio de “El robo del Tesoro Quimbaya”. Han pasado algo más de catorce meses desde que inicié el novelesco relato del supuesto robo de una de las más preciadas muestras del arte indígena sudamericano que se exponen en el madrileño Museo de América.
No me despido de mis lectores. Tengo en el taller de mi imaginación el embrión de una nueva novela, muy distinta y distante de la sustracción de las joyas precolombinas. Solo tienen un nexo que las une: los protagonistas son los cuatro jubilados que tanto hicieron para acelerar el desenlace del robo del tesoro. Nos seguiremos viendo o, mejor dicho, leyendo si los lectores tienen a bien hacerlo. En cualquier caso, y una vez más, gracias a los que abren el blog.