viernes, 9 de mayo de 2025

Episodio 99. The Little Boy


   Terminada la guerra en Europa, los soldados estadounidenses y canadienses regresan, en atestados trasatlánticos, a sus respectivos países donde son recibidos como héroes. Los noticieros americanos difunden los desfiles que se desarrollan en lugares tan emblemáticos como la Quinta Avenida de Nueva York, entre un diluvio de confeti y serpentinas. Pero la guerra no se ha terminado, al menos en el frente del Pacífico, donde los japoneses, en una mezcla de fanatismo nacionalista y de costumbres ancestrales, se resisten a rendirse. Los estadounidenses temen que la invasión de las islas les costará un baño de sangre y su sociedad está cansada de las listas de fallecidos, heridos o desaparecidos que diariamente publican los periódicos. Algo habrá que hacer para revertir esa situación.

   Con motivo del nacimiento del segundo vástago de Julián y Carla, en la fiesta del bautismo de la pequeña Anamari, se reúnen todos los Carreño y parte de los Manzano. Hasta Pilar y Luis, que ya se han integrado plenamente en el núcleo familiar, han venido de Barcelona. Uno de los invitados es el tío Luis Manzano que ya avanzada la fiesta hace un aparte con su sobrino Álvaro.

   -¿Cómo va lo de encontrar un destino fijo en Madrid?

   -De momento voy tirando con los cursos, pero en cuanto no me acepten en alguno de los próximos voy a navegar con viento de través y mar arbolada.

   -La última vez que hablamos me dijiste de forma muy tajante que no te importaba tu carrera y lo de ascender o no a almirante no te quitaba el sueño, que para ti la familia era lo más importante. ¿Has cambiado de parecer?

   -Al contrario, actos como el de hoy en que sacamos de pila a un miembro de la tercera generación de los Carreño refuerzan mi decisión. Ahora es cuando más me necesitan.

   -Entonces, no veo otra salida efectiva a tu problema que dejes el Cuerpo General, que sois los que cortáis el bacalao en la Marina, y pidas el pase a la Escala Complementaria, a la que vosotros llamáis Escala de Tierra. No tendrás mandos ejecutivos y ascenderás mucho más lentamente, pero vas a tener muchas más oportunidades de obtener un destino en Madrid.

   -Me lo he planteado en alguna ocasión, pero nunca he acabado de decidirme.

   -Pues no veo otra salida.

   -Alguna vez hasta he pensado en pedir el pase a la reserva.

   -De todas las salidas posibles esa es, con diferencia, la peor de todas. ¿Cuántos años llevas de servicio?, más de dos décadas, ¿y vas a tirar por la borda veinte años de tu vida por tu cerril empeño en cuidar de la familia?

   -Por favor, tío, no me lo eches más en cara. De mi vida hago, como cada hijo de vecino, lo que estimo más oportuno. Así no me ayudas.

   Luis menea la cabeza como diciendo que su sobrino no tiene solución.

   -Pues te voy a ayudar, aunque sigo manteniendo que vas a hacer una estupidez, pero no puedo olvidar que además de tu tío-abuelo soy tu padrino de pila. Vas a hacer lo siguiente, pero antes una pregunta: ¿cómo sigues con tus problemas intestinales?

   -Pues ahí sigo. Unas veces mejor y otras peor, pero periódicamente he de pedir la baja por enfermedad.

   -Entonces vas a hacer lo siguiente: irás a ver al doctor Fernández Gracia que es especialista de digestivo en el Hospital Naval. Le dices que vas de mi parte, previamente yo habré hablado con él, y le cuentas tus periódicos problemas de salud.

   -Pero, tío, en el Hospital Naval supongo que se conocen mi ficha sanitaria de memoria y además Fernández Gracia no es el especialista que me trata –El tío Luis le mira con sorna.

   -Que Fernández Gracia no sea quien lleva tu tratamiento habitual no importa. Como te digo, pides cita con él. Supongo que te hará unas pruebas y te expenderá un certificado sobre tu estado. Luego, adjuntando el certificado, solicitarás el pase a la Escala Complementaria por motivos de salud. Si te lo conceden, algo que con tu hoja de servicios no creo que te lo nieguen, te ayudaré a buscar un destino de tierra en Madrid.

   -Tío no sé cómo agradecerte tu ayuda.

   -Una ayuda de la que seguramente terminaré arrepintiéndome, pero hablando de agradecimientos una forma de hacerlo es que de verdad seas el mejor comandante posible para tu dotación familiar.

   -De eso no lo dudes, tío, y otra vez un millón de gracias.

   Desde mayo del 45, el único país que sigue luchando contra los Aliados es el Imperio Japonés, pero es una lucha desesperada y en franca regresión para los nipones, pues las Fuerzas Aéreas del Ejército de los Estados Unidos llevan realizando desde el verano del año anterior una intensa campaña de bombardeos estratégicos, utilizando bombas incendiarias contra las ciudades japonesas, en un intento de pulverizar la industria y hacer añicos la moral de los súbditos del Imperio del sol naciente. Paralelamente a estos ataques, las vitales operaciones de transporte marítimo costero de Japón se están viendo gravemente afectadas por la fuerza aérea y naval norteamericana. Sin embargo, estos esfuerzos no logran convencer a la irreductible cúpula militar japonesa de que se rindan.

   Dados los altos costes en vidas humanas, tanto estadounidenses como japonesas, que puede suponer la invasión de Japón al modo convencional, el presidente norteamericano Harry S. Truman toma una decisión drástica y que terminará la guerra, pero también generará altos costes morales y el nacimiento de una nueva etapa en la historia de la humanidad. Ordena lanzar sobre Japón una nueva arma que cambiará el concepto del arsenal bélico, la bomba atómica. En cumplimiento de la orden presidencial la bomba nuclear Little Boy es lanzada sobre Hiroshima el​ 6 de agosto de 1945, seguida por la detonación de la bomba Fat Man, el 9 de agosto sobre Nagasaki. Las dos bombas matan aproximadamente algo más de doscientas mil personas, y otros miles más como resultado de la radiación nuclear en las semanas, meses y años siguientes. La consecuencia no podía ser otra: en un discurso radiado a toda la nación el 15 de agosto, el emperador Hirohito anuncia al pueblo japonés y al mundo la rendición incondicional de Japón. La II Guerra Mundial sí ha concluido ahora.

PD.- Hasta el próximo viernes en que, dentro del Libro IV, Las Guerras, de la novela Los Carreño, publicaré el episodio 100 y último. Epílogo