Pasado mañana, 2 de febrero, aparecerá en el blog el último episodio de “La pertinaz sequía”, en forma de
epílogo. Desde el 3 de octubre de 2014, fecha en que se publicó el primer post
sobre dicha novela, han transcurrido dieciséis meses en los que se han
realizado 127 entregas, que han tenido 3022 visitas. Como digo siempre, no está
mal para el blog de un octogenario y desconocido autor.
Terminan, pues, la peripecias, aventuras, amoríos y desamores de los
habitantes de un pueblo no tan ficticio como Senillar, en un marco histórico
que va de 1940 a 1955, década y media que discurre en la época más dura del
franquismo después de la sangrienta guerra civil española. Son tiempos de
plomo, de miseria y de pasiones alicortas como reflejan las vidas de los
personajes de la novela. Son los años de la pertinaz sequía, una de las frases
más usadas por aquel Caudillo que se jactaba de responder únicamente ante Dios
y ante la Historia.
Ahora, y parafraseando la conocida proclama cuando muere un rey, muerta
la novela, viva la novela. A partir del 5 de febrero se publicarán en el blog
los primeros posts informativos sobre la nueva narración que se desarrolla en
el Madrid del 2016 y cuya trama gira alrededor del insólito robo de un tesoro auténtico.
Tesoro del que, por cierto, el pasado 25.01.16 el periódico “El País”
publicaba, a cinco columnas, una interesante crónica que venía a añadir un poco
más de pimienta informativa a una novela ya de por sí trufada de intrigas.