En cuanto los Carreño se instalan en el modesto pero espacioso piso de La Viña, una de las primeras acciones que Álvaro piensa es en inscribir a Andrés como marinero voluntario mientras dure la guerra. Antes pide consejo a un compañero que está en la sección de Personal.
-¿Dónde crees que podrá estar mejor y tendrá más tiempo libre?, porque en cuanto yo vuelva a embarcar tendrá que hacer de hombre de la casa.
-En el arsenal de La Carraca, allí siempre faltan manos. Además, muchas tardes las tendrá libres y, sobre todo, estará lejos de las trincheras.
Solucionado el problema más acuciante, matricula a Ángela y Froilán en el instituto de bachillerato, aunque el curso ya comenzó, pero su uniforme de oficial de la Marina obra milagros. Luego ha de lidiar con el empeño de su madre: Julia quiere trabajar.
-Álvaro, hijo, ¿por qué no quieres que trabaje aunque solo sea media jornada? Estar todo el día mano sobre mano no se ha hecho para mí. Ten en cuenta que desde los dieciocho trabajo y estoy hecha a ello.
-Mamá, no me des la tabarra con el trabajo, ya te dije que gano lo suficiente para manteneros. Lo que tienes que hacer es descansar que bastante has trabajado en tu vida.
-Pero, por lo que me han contado, los militares no ganáis tanto. Igual te vendría bien que pudiese aportar algún dinerillo para ayudarte a pagar los gastos de la casa. Ten en cuenta que somos cinco, seis cuando tú estás, y solo en comida se va un dineral.
-Mamá, qué pesada te pones a veces. Ten en cuenta que me paso la mayor parte del tiempo a bordo del Canarias y además del sueldo cobro los pluses por estar embarcado, lo que es suficiente para pagar los gastos de la casa, la comida y lo que sea necesario. Por tanto, no necesitas trabajar, ni lo necesitas ni te he traído para ello. Lo único que te ruego es que te cuides y atiendas al resto de los chicos como siempre has hecho.
-¿Y de Concha, qué hacemos?
-Tampoco tiene que trabajar, bastante tarea tendrá en cuidar de la casa y hacerte compañía, salvo que tenga un decidido deseo de hacer algo. Mira, se me acaba de ocurrir, puede prestar servicios voluntarios en el Auxilio Social, ayudará a los más necesitados y le quedará tiempo suficiente para lo que quiera.
Pasadas unas semanas, Andrés le plantea a Álvaro un problema de otra índole. El mozo ha descubierto que ser marino tiene muchas ventajas, sobre todo si eres oficial, y una de ellas es que las mujeres se rifan a los marinos jóvenes. Se ve llevando el traje de oficial de la Marina y, con su buena planta y la de picardías que ha aprendido, no habrá mujer que se le resista. Lo único que le da pereza es pensar que tendrá que aprobar el ingreso en la Escuela Naval Militar. Pero en alguna parte ha oído que para ingresar en la ENM tendrán preferencia aquellos marineros voluntarios que hayan ido embarcados en alguno de los buques de la Flota, por lo que su estancia en el arsenal no le aporta mérito alguno. Por lo tanto, debería embarcar, y ¿quién mejor que el tato para conseguirle un buen enchufe en alguno de los buques con base en Cádiz? Y así se lo plantea a su hermano.
-Así que quieres enrolarte en un buque. ¿Tú sabes lo que me estás pidiendo? El arsenal es el mejor sitio para que no te hagas ni un rasguño por mucho que dure la guerra; por el contrario, si embarcas pueden herirte, puedes naufragar y hasta morir.
-Lo sé, pero si te acuerdas de la abuela Pilar recordarás que decía: el que algo quiere, algo le cuesta.
Por mucho que Álvaro le describe las ventajas que conlleva continuar en el arsenal y los peligros que encierra formar parte de la dotación de un buque de guerra, Andrés no cede en su empeño. Vista la tozudez de su hermano, Álvaro cede y busca cuál será el mejor navío en el que enrolar al chico. Al principio piensa en el Canarias, pues teniéndole cerca podrá controlarle, porque sigue sin fiarse mucho de Andrés, pero un compañero le hace ver la incomodidad que supondrá para el resto de la dotación e incluso para los mandos dirigirse a un marinero que es hermano de uno de los oficiales del buque. El siguiente destino en el que piensa es el crucero Baleares, que tantas veces navega junto al Canarias. Al final, y antes de que acabe el año, Andrés Carreño se embarca como marinero voluntario en el Baleares por la duración de la guerra.
El 30 de noviembre el gobierno republicano traslada su sede de Valencia a Barcelona. Lo que se ve de forma diferente en uno y otro bando. En la tertulia del Gijón lo consideran lógico, dado que la capital catalana es la ciudad más importante del territorio republicano. En la tertulia de la perfumería lo ven como una muestra de que el gobierno de Negrín quiere estar cerca de la frontera francesa por si ha de tomar las de Villadiego. También especulan sobre cuál será el siguiente objetivo que se marcarán los nacionales.
-Puesto que lo de Belchite acabó en tablas, para mí que Franco atacará Barcelona, es donde existe la mayor concentración industrial de la república –opina Infantes.
-Tengo alguna información –Valdés siempre oculta sus fuentes informativas- que apunta a que el Estado Mayor de Franco puede estar preparando una ofensiva de invierno sobre Madrid. Al parecer, Franco está obsesionado con la capital.
PD. Hasta el próximo viernes en que, dentro del Libro IV, Las Guerras, de la novela Los Carreño, publicaré el episodio 62. Teruel existe