martes, 21 de mayo de 2013

LIBRO I. LOS DESPOJOS. 1.1. Senillar, principios de 2011

   El débil chasquido del tazón al estrellarse es suficiente para que la mujer despierte. Todavía medio dormida grita:
- ¡Sergio!, ¿qué has roto esta vez?, me has despertado, ¿qué hora es?
   Desde la contigua pieza la respuesta del hombre es otra pregunta:
- Lorena, ¿dónde coño has puesto el café?, no lo encuentro.
- Igual no hay, me parece que anoche tomé el poco que quedaba. ¿Qué hora es? - repite la mujer.
- Las once, hora de sacar el culo del sobre. ¿A qué día estamos?
- No sé, mira en el calendario de la cocina.
- Ese calendario es del dos mil diez y - añade él con sorna - si no recuerdo mal ese fue el año pasado.

   El hombre se afana en recoger los mil añicos en que se ha convertido el tazón. Al ir a verterlos al cubo de basura ve que está sin bolsa, duda un momento pero acaba echando los restos en el balde. Rezonga por lo bajo:
- Esta mujer es un desastre, ni café, ni bolsa para la basura, ni… Churri, ¿dónde están mis zapatillas nuevas?
- Y yo qué sé, no soy tu criada.
   Sin embargo, la mujer se levanta y las encuentra debajo de la cama.
- Toma - le lanza el calzado -, ahí las tienes. ¿Dónde vas tan puesto?

  La vestimenta del hombre es cualquier cosa menos atildada. Lleva unos tejanos raídos, una camisa con el cuello mordido y a la que le falta un botón y las llamadas zapatillas nuevas lo dejaron de ser hace mucho tiempo.
- Voy a ver si encuentro curro. El Cisco me dijo que buscan gente para el servicio de limpieza del Ayuntamiento.
-¿Y eso te mola, recoger la mierda de los demás?
- Lorena, no me rayes. Y en vez de andar en bolas - No es cierto, la mujer lleva una camiseta que casi le cubre las caderas -, lo que tendrías que hacer es espabilarte y salir a buscar curro.
- Ya sabes que la Jénnifer me ha dicho que puedo irme con ella a poner copas al bar donde curra. Eso sí, tendría que ir bien maqueada.
- Ya te dije que no quiero que vayas por ahí enseñando pechuga y marcando culo.
- No pensarás que igual termino liándome con el primer macizo que me invite a unas rayas. Todos los tíos sois iguales, lo único que os preocupa es que os pongan los cuernos. Pues no van por ahí los tiros, sólo es cosa de lucir el  palmito pero sin dar muestras gratis. Al fin y al cabo, como dice mi vieja, antes de que se lo coman los gusanos que lo miren los cristianos.
- Es que lo prueben, no que lo miren - rectifica el hombre.
- No te comas el tarro, probar, mirar, ¿qué más da? Si el único que me sigue poniendo cachonda eres tú - Y dando un giro al diálogo, la mujer plantea -. ¿Has pensado ya en lo de irte con el Perchas? Moviendo maría te forrarías y se acabarían nuestros problemas con la pasta. Y no te digo si trabajaras también la farlopa, eso sería la hostia.

   El hombre recoge una cazadora descolorida, se la echa por los hombros, lanza una última mirada a la mujer y por toda respuesta dice:
- Anda, reina mora, métete en la cama y soba otro ratito.

¿Quién soy? ¿Qué pretendo?



¿Quién soy? ¿Qué pretendo?

Soy Zacarías Ramo Traver y estoy jubilado.

En mi dilatada vida profesional tuve que escribir miles de páginas y publiqué treinta y tantos libros, la mayoría de carácter técnico. Al jubilarme cambié la prosa pedagógica por la literaria.

He escrito tres novelas. La primera está publicada, “Las dos guerras de Aurelio Ríos” (Diputación Provincial. Castellón, 2011). La segunda, “La pertinaz sequía”, la tiene el editor, no sé si verá la luz. Con la tercera, “Apartamento con vistas al mar” aún sin terminar, he optado por colgarla en la red. Lo haré por entregas, dos veces a la semana.

Me inventé un pueblo, Senillar, y unos personajes, Lorena y Sergio, y por medio de ellos y de la variopinta gente de su entorno cuento una historia sobre el boom del ladrillo y su posterior crisis. Es ficción, pero real como la vida misma.

¿Qué pretendo? Por mi parte llenar horas de soledad y tener nuevos alicientes. Por lo que atañe al lector, entretenerle.

Bienvenidos al blog. Saludos. Zaca (así suelen llamarme los amigos).