viernes, 22 de noviembre de 2024

Libro IV. Episodio 75. Acaba la batalla del Ebro

 

   Llega septiembre, y los nacionales lanzan un nuevo contraataque en el frente del Ebro, avanzando unos pocos kilómetros a costa de un gran número de bajas. En cambio, en la tertulia del Gijón ensalzan la capacidad del Ejército popular para mantener los puentes de pontones y pasarelas sobre el río que forman el cordón umbilical a través del cual el Ejército popular recibe el necesario avituallamiento.

   -La aviación fascista arroja a diario cerca de 5000 kilos de bombas, pero nuestros ingenieros reparan los puentes antes de que termine el bombardeo, si es que resultan dañados, porque la realidad es bien distinta: para destruir un puente de pontones se necesitan unas 500 bombas de gran potencia, eso sin contar con la presencia de nuestra artillería antiaérea y de la aviación que por fin ha presentado batalla en el aire.

   El resultado de todo ello es que, a mediados de septiembre, el frente del Ebro se mantiene sin grandes cambios. Junto a ataques y contraataques, la política también se mueve. Es lo que airean en el Gijón.

   -El doctor Negrín, ha anunciado, en una alocución a la Sociedad de Naciones, la retirada del frente de combate de las brigadas internacionales, a la espera de un gesto recíproco de las tropas italianas y alemanas que luchan en el bando nacional.

   En medio de la masacre del Ebro, el 30 de septiembre ocurre, lejos de España, algo que va a incidir de manera decisiva en el conflicto español, al menos es lo que explica Valdés.

   -Anteayer se firmaron los Acuerdos de Múnich que dejan a Hitler manos libres en Checoslovaquia pero que, en opinión de muchos analistas, también condenan a la II República.

   -¿Por qué? –quiere saber Julio.

   -Porque esos acuerdos significan que las democracias europeas, las que pueden ayudar a la República, la han dejado a su suerte. En cambio, Franco, supongo que estará exultante, porque sabe que puede seguir contando con la ayuda militar de alemanes e italianos.

   A pesar de ese revés internacional, en la tertulia del Gijón hablan esperanzados de que el 1 de octubre Negrín ha ordenado una nueva reorganización de las fuerzas militares de la República. Pese a ello, las divisiones navarras ocupan las cotas más altas de la Sierra del Lavall y llegan muy cerca de la estratégica Venta de Camposines. A pesar de esas victorias, la lucha continua implacable, por lo que el Estado Mayor de Franco prepara otra contraofensiva, pero solo logran avanzar unos cuantos kilómetros al precio de muchas bajas. Los republicanos también están sufriendo una enorme sangría, pero el presidente Negrín insiste en mantener las posiciones para demostrar a las democracias occidentales que la República mantiene el pulso.

   El 28 de octubre, las Brigadas internacionales desfilan por la Avenida Diagonal de Barcelona en un acto de despedida antes de su salida de España. Al tiempo que varios miles de italianos también vuelven a su país, pero la poderosa Legión Cóndor sigue dominando los cielos del Ebro. Días después, empieza la contraofensiva final de los nacionales, el objetivo del ataque es la Sierra de Cavalls. Durante varias horas las posiciones republicanas son sometidas al bombardeo de las baterías y de los aviones nacionales, y los cazas republicanos no son suficientes para contener la ofensiva.

   En la tertulia de la perfumería, Julio pregunta a Infantes:

   -¿Es el fin de la batalla del Ebro?

   -Es el principio del fin.

   La predicción parece cumplirse, pues el 1 de noviembre los nacionales toman la Sierra de Pandols, única altura en manos republicanas. El día 3, las fuerzas de Yagüe llegan al Ebro. Todo el flanco sur republicano se viene abajo y las fuerzas de Líster vuelven a cruzar el río, pero en dirección norte. Así es como lo explica Infantes.

   -En la madrugada del 16, los últimos combatientes rojos cruzaron a la margen izquierda y volaron el puente de hierro de Flix. Dos días después, Yagüe entró en Ribarroja. La batalla del Ebro puede darse por finiquitada.

   Al mismo tiempo que esto ocurre, el vivalavirgen de Andrés le ha dado una alegría a su hermano mayor. Con fecha 1 de noviembre ha sido ascendido a marinero preferente, rango que está a punto de extinguirse, pero que supone que Andrés, cuando deje la Armada, lo hará con una buena hoja de servicios. Lo que le puede ayudar, suponiendo que persevere en su intención de ingresar en la Escuela Naval.

   -Enhorabuena, hermanito, has dado un paso adelante que, aunque pequeño, puede tener su importancia para ingresar en la Escuela.

   -Gracias, tato, y será pequeño como dices, pero no sabes lo que me ha costado reírle las gracietas al Melasuda.

   -¿Cómo van esos estudios preparatorios?

   -Pues en eso estoy, aunque si te soy sincero, me cuesta un huevo concentrarme.

   -Cuida ese lenguaje, marinero –le reprende Álvaro.

   -Perdón, tato, se me ha escapado sin querer. Oye, ¿es verdad lo que he oído de que van a cerrar la Escuela de San Fernando o solo es una trola más de Radio Macuto?

   -Es cierto, hace poco se ha decidido el traslado de la Escuela Naval de San Fernando a Marín, por las condiciones idóneas de la ría para las prácticas de navegación. El proyecto, que lidera el almirante Salvador Moreno, contempla que al finalizar la guerra se inicien las obras en la actual Escuela de Tiro Naval para transformarla en la nueva Escuela Naval Militar. Cambiando de tema, ¿has recibido carta de mamá?

   -Ya no me escribe, es Concha y a veces Ángela quienes lo hacen, y aunque nuestras hermanas siempre repiten que mamá está bien, para mí que, si no nos escribe, es porque anda justita de fuerzas.

   -Es lo que temo.

   -Oye, tato, y tú que debes de estar bien informado, ¿es verdad que la ofensiva para tomar Barcelona puede comenzar de un momento a otro?

   -En cuanto termine el mal tiempo, creo que nuestros infantes se pondrán en marcha.

PD. Hasta el próximo viernes en que, dentro del Libro IV, Las Guerras, de la novela Los Carreño, publicaré el episodio 76. ¿Y ahora qué pasará?