Abundando en las noticias sobre las recientes elecciones del 11 de abril, don Eulogio las explica en la tertulia del Pincho, así como sus posibles consecuencias.
-Los comicios municipales, pese al mayor número de concejales elegidos a favor del régimen monárquico, suponen para la monarquía una amplia derrota en las ciudades, pues la corriente republicana ha triunfado en la mayoría de capitales de provincia. Y si las elecciones se habían convocado como una prueba para sopesar el apoyo a la Corona, los partidarios de la república consideran los resultados como un plebiscito a favor de su instauración.
Planteamiento que no acaba de comprender Zaca. Su mente analítica razona que si las elecciones municipales se habían celebrado para elegir concejales y alcaldes, qué su resultado fuera elegir entre la monarquía y la república no tenía ningún sentido, pues no se habían celebrado para eso. No podía entenderlo.
Por su parte, el señor Zacarías, alarmado por lo que está pasando, ya que puede repercutir en su empresa y, por tanto, en su empleo, a primera hora de la mañana del 14 de abril conecta su radio de galena para estar al tanto de la cambiante situación política. Radio Barcelona informa de la constitución en Madrid de un Comité Revolucionario que patrocina la instauración republicana y que, al parecer, está en contacto permanente con el Palacio Real. Por la misma emisora se entera de que el Rey, visto el sesgo de los resultados electorales, decide marchar al exilio el mismo 14. Y embarca en Cartagena rumbo a Francia, lo que supone una suerte de autoexilio que, por otra parte, nadie se lo ha pedido explícitamente. Cuando padre cuenta a los suyos lo que está ocurriendo en la capital del país, madre pregunta:
-¿Y por qué se ha marchado?, con lo bien que me caía y lo guapetón que es el Rey.
-Según dicen porque el pueblo se ha decantado por el régimen republicano,
Las preguntas del primogénito van en la dirección del razonamiento que anteriormente se ha planteado:
-¿Y por qué ha deducido eso el Rey, si lo que se ha votado va con los municipios y no con él y con la república? Y otra pregunta: Y si el Rey se ha ido, ¿quién manda ahora en España?
-Para tu primera pregunta no tengo respuesta. En cuanto a quien manda ahora parece que, de momento, el poder lo tiene un Gobierno provisional en el que hay mayoría de políticos republicanos.
Días después, el diario ABC publica en portada un texto del monarca que comienza diciendo: Las elecciones celebradas el domingo me revelan claramente que no tengo hoy el amor de mi pueblo… y quiero apartarme de cuanto sea lanzar a un compatriota contra otro en fratricida guerra civil… -Parece que el Rey ha sacado idéntica conclusión de la reciente elección que los que están a favor de la república: que los españoles han optado por el cambio de régimen. Aunque hay un detalle que don Avelino, el veterinario, remarca en la tertulia:
-Alfonso XIII ha abandonado el país, pero sin abdicar formalmente. Lo que supone que, al menos en teoría, sigue siendo rey de España.
-A buenas horas mangas verdes. ¿Y de qué le va a servir? –replica el barbero.
El mismo día del exilio real, el 14 de abril, el Comité revolucionario proclama la II República, tomando el poder un Gobierno provisional presidido por un antiguo político monárquico, reconvertido al republicanismo, llamado Niceto Alcalá-Zamora.
A pesar del desconcierto del chico de los Clavijo, algunas cosas han cambiado, pero son más decorativas que esenciales .En el ayuntamiento, la bandera rojigualda ha sido sustituida por una nueva enseña tricolor con bandas horizontales, siendo la franja superior de color rojo, la central de color amarillo y la tercera de color morado, y las tres del mismo ancho. Y la banda municipal en lugar de tocar, como himno nacional, la pausada Marcha Real, ahora ejecuta el llamado Himno de Riego que es mucho más movido. Y de pronto, personas que jamás se pronunciaron sobre sus ideas políticas, alardean de ser republicanos de toda la vida. ¡Vivir para ver!, piensa más de uno.
La tarde del domingo, tras varios intentos, Zaca ha conseguido que sus amigos hablen del advenimiento de la República. Éstos, más que opiniones personales, lo que cuentan es lo que opinan sus padres.
-Papá dice –refiere Queralt- que la República solo traerá follones y hasta es posible que la guerra.
-Pues mi padre –relata Pitarch- también cree que lo que traerá la República son muchos líos. La prueba es que cuando la gente dice de algo que esto es una república lo que quiere decir es que está muy liado.
-Eso que dicen vuestros padres son chorradas –se burla Pifarré, cuyo padre es miembro del Sindicato de Ferroviarios-. El mío me ha contado que la República se va a ocupar de los trabajadores y de la igualdad entre hombres y mujeres. De que traerá follones y líos, nanay, eso es cosa de los carcas -Como Zaca no habla sobre lo que está pasando, Pifarré le pregunta-: ¿Y tu padre qué dice?
-Decir, no dice nada, pero le veo muy preocupado por si el cambio de régimen tiene algún efecto en las compañías eléctricas y eso pueda repercutir en su empleo.
-Es la conversación más aburrida del mundo. ¿Sabéis que pelís ponen esta tarde? -pregunta Pifarré, y ahí acaba el diálogo de los amigos sobre la República. Da la impresión de que a ellos ni les va ni les viene el advenimiento del nuevo régimen.
A Zaca, aparte de su insaciable curiosidad por cuanto ignora, lo del nacimiento de la República le preocupa por otro motivo: sus estudios. Piensa que si el cambio de régimen es tan importante para la gente mayor es posible que en los exámenes de junio alguno de los profesores del instituto pueda preguntarle por cuestiones republicanas y, si es así, está perdido porque de esa cuestión no sabe nada. Por lo que se impone llenar esa enorme laguna o, al menos, conocer sus elementos más importantes. Lo que supone que tendrá que buscar a alguien que le ilustre sobre el tema. Descarta la familia y los amigos. Solo le quedan sus maestros y quizás el vicario. Tendrá que probar y decide primero preguntar a sus maestros, cuya respuesta es decepcionante. Don José le dice:
-Eso no son cosas para un niño, ya te harás mayor y entonces será el momento de que te intereses por ellas.
Así que solo le queda el vicario. Zaca aprovecha las clases de religión para asaetarlo a preguntas. El vicario se admira ante la insaciable curiosidad de su alumno, inconcebible en un muchacho de tan pocos años.
-Mosén, ¿por qué no me cuenta cosas de la II República?
-¿Qué quieres saber?
-No sé. Todo lo que usted quiera contarme
Mosén Florencio se arma de paciencia y explica a su curioso alumno los principales conceptos republicanos, hasta que se cansa.
-Y por hoy basta, pero tengo que decirte que no conozco a ningún muchacho de tan pocos años que esté tan interesado por la política como tú.
-Lo cierto, mosén, es que mi interés tiene un motivo concreto y no es la política en sí –y el chaval cuenta al vicario su preocupación por si en los exámenes libres le hacen alguna pregunta sobre la II República. A lo que añade una petición-: Por cierto, don Florencio, le voy a pedir un favor muy grande, no le cuente a padre de lo que hemos hablado sobre la República, porque como se entere me puede deslomar, ya que la política no le gusta nada.
-Tranquilo, Zacarías, estas charlas son como confesiones y el secreto de confesión prohíbe a los sacerdotes hacer público lo que nos cuentan los que se confiesan.
El chaval saca dos conclusiones: que la forma de gobierno, sea una monarquía o una república, no parece que sea algo tan decisivo para el bienestar de la gente. Y que la próxima vez que pregunte a mosén Florencio ha de traer un cuaderno y un lápiz para apuntar lo que le explica el reverendo. Y aunque ha decidido no preguntar más sobre la creación de la II República, le queda una espina que no se la quita de la cabeza y que la preguntó a padre que no supo responderle, hasta que una tarde se atreve a formularla al vicario.
-Mosén Florencio, me haría el favor de aclararme una duda que tengo sobre la República. Le prometo que es la última que le hago –ante la muda aquiescencia del vicario, el chico la expone-: Lo que no acabo de entender es ¿por qué, si las elecciones del día 11 fueron para elegir a los alcaldes, el resultado es que han cambiado al Rey por un Presidente de la República?
-Eso ya es más difícil de explicar, Zacarías, porque ni siquiera yo lo tengo claro. En consecuencia, esa duda la tendremos que aparcar hasta que haya una explicación franca.
Zaca vuelve a pensar que ha tenido mala suerte de que la II República haya nacido en abril, a dos meses de examinarse del primer curso. Podría haberlo hecho en verano o en otoño y habría tenido tiempo más que suficiente para ilustrarse sobre el nuevo régimen.
-¡República, maldita sea tu estampa! –Exclama. Hasta en sus reniegos es cuitado el chico.
El nacimiento de la II República ha sido ejemplarmente pacífico, pero ese sosegado inicio pronto desaparece. Zaca escucha en la tertulia del Pincho que el 10 de mayo, con motivo de la inauguración en Madrid del Círculo Monárquico, corrió el rumor por la capital de que un taxista republicano había sido asesinado por unos monárquicos. Una multitud se congregó ante la sede del diario monárquico ABC, donde tuvo que intervenir la Guardia Civil que disparó contra los que intentaban asaltar el edificio del periódico causando varias bajas. La consecuencia fue que días después se produjeron sucesos tan lamentables como la quema de conventos e iglesias en muchas regiones del país.
Provechosa le resulta a Zaca la explicación que una de esas tardes da don Eulogio ante la pregunta del siempre curioso Julio, el barbero.
-Doctor, ¿por qué cree que la II República ha nacido con tanta facilidad?, pues ni siquiera el ejército, que tan monárquico ha sido siempre, se ha opuesto.
-En mi modesta opinión, porque los oficiales del Ejército no apoyaron al Rey, con el que estaban molestos por haber aceptado la dimisión de Primo de Rivera. Aunque también ha contado la existencia de un clima de creciente reivindicación de libertades y derechos civiles que ha ayudado poderosamente al cambio de régimen. Para resumir lo que, en cierto modo, ha supuesto el nacimiento de la II República es que no ha traído un pan bajo el brazo, que eso cuesta dinero, pero sí muchas esperanzas, que esas son gratis.
Zaca, como le ocurre en ocasiones, no ha entendido demasiado bien lo que ha explicado el médico sobre la correlación entre el advenimiento de la II República y el ejército, pero no valora esa carencia, pues para él no es importante. Además, acaba de darse cuenta que tiene otra laguna sobre el republicanismo: si ahora hay una segunda república es que antes hubo una primera. Y de la que tampoco sabe nada. En la Historia de España que contiene la Enciclopedia de Dalmau-Carles, que es el manual que estudiaba en la escuela, no hay una sola línea que se refiera a esa I República. Tendrá que buscarla en el Diccionario Enciclopédico de Sopena. El trabajo se le amontona y, por un momento, piensa que lo de ser tan curioso como lo es él acaba resultando fatigoso. Y, por si faltaba poco, a las muchas cosas que ignora, ahora se añade todo lo referente a la República. Éramos pocos y parió la abuela, se dice, echando mano de una chabacana expresión popular.
PD.- El próximo martes publicaré el episodio 27 de la novela “El masover”, titulado: La Panderola