viernes, 21 de marzo de 2025

Libro IV. Episodio 92. Una segunda boda en la familia Carreño

 

   Álvaro, que continúa en el destructor José Luis Díez, cuenta a los suyos que a principios de agosto embarcó en el buque el Generalísimo, acompañado por el ministro de Marina y séquito, desembarcando en La Coruña. Y que en septiembre fue en comisión de servicios a San Sebastián para ponerse al frente de la trainera de la Marina que tomó parte en las regatas de aquel puerto. También les cuenta que le han concedido la Cruz del Águila alemana, todavía no tiene muy claro por qué. Por último, que con fecha 31 de julio, por orden del Almirante de la Escuadra, ha sido destinado al destructor Ulloa, destino en el que dura poco, porque a mediados de septiembre es nombrado segundo comandante del cañonero Calvo Sotelo, lo que representa un ascenso, si no de rango sí de capacidad de mando.

   Entre tanto, en el primer semestre del 42, Andrés cursa y aprueba todas las asignaturas del curso, además de asistir a conferencias del Código Militar, Ordenanzas y Moral Militar. En marzo sale a la mar para hacer prácticas en uno de los destructores de la flotilla afecta a la Escuela. Luego, pasa a disfrutar un mes de licencia reglamentaria hasta el 20 de julio, fecha en que comenzará el tercer curso. El hecho de que haya pasado de curso supone una gran alegría para la familia, que así se lo hace saber cuándo llega a Madrid.

   Aprovechando que Álvaro también está de permiso, Julián le plantea lo de la cuenta única, pues sabe que es quien tiene mayor ascendencia sobre su padre.

   -¿Podrías hacer algo, Tato?

   -Lo siento, hermano, pero en esa cuestión estoy de acuerdo con papá. En una familia tan unida como la nuestra, encuentro que tiene lógica lo de una familia, una cuenta.        

   Menos de veinticuatro horas después del ataque sobre Pearl Harbor, los japoneses invaden Hong Kong, la gran base británica en China, también las Filipinas y las colonias de Malasia, Borneo, y Birmania. Su objetivo es apoderarse de los campos petrolíferos de las Indias Orientales Neerlandesas. Pese a la resistencia de los Aliados, todos los territorios capitulan en cuestión de meses, y en febrero loa nipones toman Singapur; es la peor derrota británica de su historia. Japón también ataca China, pero dos ejércitos chinos, el nacionalista bajo el mando de Chiang Kai-shek, y el comunista al mando de Mao Zedong, son capaces de contenerlos.

   En la tertulia comentan que en el frente del Pacífico las fuerzas navales de los Aliados casi son destruidas en la batalla del Mar de Java, pero la audaz incursión estadounidense de Doolittle sobre Tokio levanta la moral de los norteamericanos. A principios de mayo, los japoneses intentan conquistar Nueva Guinea, pero el ataque es abortado por las marinas aliadas en el Mar del Coral. Pese a ello, los nipones consiguen la mayoría de sus objetivos y la única fuerza aliada que se les opone son los tres portaaviones americanos que se salvaron cuando Pearl Harbour. Los japoneses envían una flota a la isla de Midway para atraerlos, pero bombarderos, con base en los portaaviones yanquis, hunden cuatro de sus mejores portaaviones. Es una victoria aliada que marca el punto de inflexión en la guerra del Pacífico.

   Entre tanto, en Europa se desarrolla la llamada Batalla del Atlántico; así la narra el siempre bien informado Valdés.

   -En el norte del Océano Atlántico, los submarinos alemanes, los legendarios U-Boot, intentaron cortar las líneas de suministro al Reino Unido. En los primeros meses de guerra hundieron más de 100 buques, pero en mayo del 42, y desconozco el motivo, algo cambió a favor de los Aliados.

   Lo que desconoce Valdés  es que un destructor aliado capturó a un sumergible alemán y encontró, intacto, un ejemplar de la máquina Enigma, un genial aparato de cifrado; con lo que a partir de ese momento las flotas aliadas pueden interceptar y descifrar algunas de las comunicaciones por radio de los alemanes.

   En el frente oriental, Stalin ordena una contraofensiva. Inicialmente los ataques tienen éxito, pero el ataque pronto pierde fuerza. Los alemanes avanzan hacia el Cáucaso, para apoderarse de los campos petrolíferos, pero los rusos incendian los pozos. En septiembre, los alemanes rodean Stalingrado. El VI Ejército alemán no ha sido equipado para luchar en un ambiente urbano y con un frío mortal, y el general Paulus, que lo manda, pide a Hitler poder retirarse, pero éste, que ha llegado a obsesionarse con la toma de Stalingrado, rechaza la retirada.

   En la España del 42 ocurren interesantes sucesos a algunos de los hermanos Carreño. Es en junio cuando el benjamín de los Carreño da un alegrón a su familia, pues aprueba el Examen de Estado. Cuando le preguntan la carrera que piensa estudiar la respuesta de Froilán es tajante:

   -Quiero ser marino de guerra como mis hermanos mayores.

   Su padre se inclina a que estudie Farmacia como Jesús y Ángela -de Pilar suele olvidarse-, pero el chico parece tenerlo claro.

   -No, papá, quiero ser como el Tato y Andrés.

   El 20 de julio, Andrés cesa en la Escuela Naval y pasa al Juan Sebastián de Elcano para efectuar el tercer curso. Al cabo de una semana salen del arsenal de La Carraca a la mar, para cuatro días más tarde volver a Cádiz. El 2 de agosto zarpan hacia Santa Cruz de Tenerife y luego recalan en Las Palmas de Gran Canaria.

   Septiembre es el mes elegido por Jesús Carreño para contraer matrimonio. Tiene edad para ello pues acaba de cumplir los treinta. Para la boda se juntan todos los Carreño, hasta Pilar viene de Barcelona acompañada de su inseparable Luis. Álvaro es el padrino y la madrina es una tía de la novia. En la propia sacristía de la iglesia donde la pareja ha contraído matrimonio, un funcionario del juzgado hace firmar a los recién casados los documentos preceptivos para darle también carácter civil a la ceremonia, al tiempo que les entrega, debidamente cumplimentado, el Libro de Familia que les acreditará como esposos allá donde vayan. En la España nacionalcatólica esos pequeños detalles marcan la diferencia entre la gente de bien –los de derechas de toda la vida- y el lumpen.

   Julio está contento por el enlace, aunque no deja de preocuparle que sus tres hijas sigan solteras y sin compromiso, pues la única que tenía un pretendiente, Eloísa, hace tiempo que le dio largas. En el fondo, piensa que la culpable de que eso ocurra es Pilar que ha dado un mal ejemplo a sus hermanas. Es lo que comenta con la esposa de su amigo Damián Ramírez.

   -Estarás contento, Julio –le dice Charo-, otro chico que se te casa.

   -Mucho, pero lo estaría más si mis hijas siguieran el camino de Jesús y Julián.

   -Bueno, todavía están en edad de merecer, el día menos pensado cualquiera de ella te trae un yerno a casa.

   -La Virgen de Guadalupe lo quiera.

PD. Hasta el próximo viernes en que, dentro del Libro IV, Las Guerras, de la novela Los Carreño, publicaré el episodio 93. Julio fallece