"Los Carreño"

Este blog guarda cinco novelas cuyo autor es Zacarías Ramo Traver. Una trilogía sobre Torreblanca (Castellón): “Las dos guerras de Aurelio Ríos”, la guerra civil en ese pueblo mediterráneo. “La pertinaz sequía”, la vida de la posguerra. “Apartamento con vistas al mar”, el boom inmobiliario y la crisis del 2008. “El robo del Tesoro Quimbaya”, el hurto de unas joyas precolombinas del Museo de América. “Una playa aparentemente tranquila”, un encausado del caso ERE, huyendo de la justicia, se refugia en una recóndita playa (Torrenostra). Salvo la primera, las demás están en forma de episodios. Ahora está publicando otra novela en episodios, Los Carreño, que es la historia de dos generaciones de una familia real e irrepetible, entre 1889 y 1949, período en el que suceden hechos tan significativos como: el Desastre del 98, la I Guerra Mundial, la Revolución Rusa, la aparición del fascismo, la Guerra de África, la Dictablanda, la II República, la Guerra Civil y el franquismo.

viernes, 3 de octubre de 2014

*** ¿Para qué las claves?


    Su objetivo es la mejor comprensión de todo cuanto motiva las acciones y reacciones de los personajes de la novela. Dichas claves pueden resultar útiles para el lector que no tenga un cabal conocimiento de cómo es la vida en un pequeño pueblo y en una época tan oscura, controvertida y ya lejana como fue la posguerra civil española.

   Si las emociones, anhelos y pasiones de los hombres y mujeres que transitan por el relato pudiesen parecen en algún momento mezquinos, desmedrados y hasta miserables no es tanto porque sus sentimientos así lo fueran sino por el sórdido, alicorto y rígido ambiente en el que discurría su vida.

   Finalmente, una nota personal. El autor, entonces poco más que un adolescente, vivió aquellos años en un pueblo parecido a Senillar y recuerda pasajes e historias de entonces que posiblemente pudieron pasar en miles de poblaciones españolas de las que Senillar no es más que su exponente. Pese a lo que acabo de confesar afirmo que la novela no es autobiográfica. Y aunque muchas son las cosas que recuerdo de aquella época, no estoy tan seguro de que mi memoria las haya guardado con total fidelidad.   

   Las claves son las siguientes:
I. ¿Por qué la novela se titula “La Pertinaz sequía”?
II.  Senillar, su ámbito físico
III. Los senillenses
IV. El entorno político
V. El ambiente social
VI. La economía

   

 *** Clave I. ¿Por qué la novela se titula “La pertinaz sequía”

   Los geógrafos, desde el punto de vista hídrico, distinguen dos Españas: la húmeda y la seca. La primera comprende las vertientes noroeste y norte, en una franja que va desde Galicia a Cataluña, y en la que las precipitaciones suelen ser abundantes. El resto, un 72 % del territorio, constituye la llamada España seca en la que las lluvias son escasas e irregulares, con la excepción de algunos núcleos aislados que conforman auténticos islotes de humedad. El dato anterior es importante porque el país, en los años en que discurre la novela (1940-1955), tenía a la agricultura como su principal sector productivo y el cultivo más importante era el de los cereales, especialmente del trigo.

   En un país con esas características climáticas y con una población en la que el pan era alimento cotidiano el hecho de que la cosecha cerealista fuese exigua suponía una auténtica catástrofe. Durante la década de los años cuarenta una serie de prolongadas sequías hizo menguar dramáticamente las cosechas. A los efectos causados por el agostamiento de los cultivos se unió un ramillete de hechos generados por la política franquista: una economía autárquica, unas regulaciones asfixiantes e irracionales y una total ausencia de mecanización del campo. Además, al estar España aislada internacionalmente no existía la posibilidad de importar cereales de otros países.
   El resultado de todo ello generó fenómenos como el florecimiento del mercado negro, llamado en España estraperlo, en el que uno de sus productos estrellas era el plan blanco. El escaso pan que, por medio de las cartillas de racionamiento, llegaba a la población era de todo menos blanco; su color oscilaba del gris al castaño dependiendo de los ingredientes con los que estuviera elaborado que podían ser diversos cereales, distintos tipos de féculas, o Dios sabe qué.

   Durante aquellos tiempos de plomo el Régimen tenía como uno de sus eslóganes: Por la Patria, el Pan y la Justicia. Pues bien, en los duros años de la posguerra quizá hubiera una patria, pero pan había poco y justicia ninguna. La escasez de un alimento tan esencial era atribuida por el dictador únicamente a la pertinaz sequía, sin hacer mención alguna a las demás causas que contribuían a incrementar las penurias que padecía el pueblo español.
   La frase se convirtió en uno de los muchos latiguillos que usaba el Caudillo, de tal manera que pasó a formar parte de lo que podríamos denominar el léxico peculiar del franquismo. Si el Régimen atribuía a la conspiración judeo-masónica-comunista ser la causa de todos los males que en el plano político padecía España, en el plano agropecuario era la pertinaz sequía la causante de la ruina del campo español.

   La novela no trata sobre la dictadura franquista, pero si se desarrolla cuando la misma estaba en pleno apogeo y es el marco en el que se desenvuelven los personajes, por eso me ha parecido pertinente que se titulase “La pertinaz sequía” que, como suelo precisar, no solo fue climática.