domingo, 1 de julio de 2018

Vista panorámica desde mi villa



   Este es el panorama que contemplo todas las mañanas desde la terraza de mi villa cuando desayuno o cuando escribo este blog en el que precisamente estoy publicando una novela cuyo escenario son estas playas. El Mediterráneo occidental como telón de fondo, tan azul que parece como si alguien lo hubierese pintado, limitado por un cordón dunar de guijarros que aquí les llaman cudols. Esos cantos rodados en su mayor parte provienen de una rambla que hay a unos tres mil metros al norte y que, pese a que oficialmente se denomina río Cuevas de San Miguel, no es más que una torrentera que únicamente lleva agua cuando de uvas a peras descarga en su cabecera el aguacero de una gota fría. Las palmeras son washingtonias porque las datileras que eran las que tenía antes fueron arrasadas por el picudo rojo, un coleóptero que se alimenta del interior de las palmeras y que es una auténtica plaga. De momento solo las washingtonias se le resisten. El verde del jardín es una planta salvaje llamada gram o grama que pertenece al género cynodon, que tiene como medio palmo de alzada y está provista de rizomas. Es muy resistente y soporta bien las sequías. A la izquierda se ven las ramas de un olivo centenario, quizá el árbol más genuinamente mediterráneo. La costa pertenece al término municipal de Torreblanca y cuya situación geográfica es ‎40°13′14″N 0°11′43″E / 40.2. Esta situación es la que propicia que no lleguen hasta aquí las pateras en las que infortunados hombres, mujeres y niños africanos o asiáticos se juegan la vida huyendo del hambre, de las tiranías y de la pobreza. Una tragedia que a todos nos conmueve y que más pronto que tarde tendrá que solucionarse.
   Este es uno de los pocos lugares del litoral mediterráneo en el que todavía hay playas que son, prácticamente, vírgenes. Por ejemplo, delante de mi casa uno puede bañarse y tener el vecino más próximo a más de medio kilómetro por el sur y a más de cuatro por el norte. Algo que no se paga con dinero. Si os gusta la paz este es el lugar indicado. Esta mañana solo ha interrumpido el silencio el paso de un par de parapentes motorizados y una avioneta publicitando la marca de una sandía sin pepitas. Como lo he visto os lo cuento.