La cuadrilla de jubilados que veranean
ocasionalmente en Torrenostra: Manolo Ponte, exempleado de Iberdrola, Amadeo
Ballarín, exferretero y Luis Alvárez, exempleado del Canal de Isabel II,
liderados por el más joven de ellos pero también jubilado, Jacinto Grandal,
excomisario de policía, tienen los días contados para no volverse a Madrid
frustrados por no haber logrado desentrañar lo que ocurrió en la habitación 16
del hostal Los Prados en la agosteña tarde de la Ascensión de la Virgen María.
Esos cuatro días van a dar para mucho, pues
los acontecimientos que se sucedan en ellos darán lugar a una serie de
episodios que terminarán a mediados de noviembre, fecha en la que finalizará la
novela y se podrá responder a la pregunta de si la playa de Torrenostra es
demasiado tranquila o solo es apariencia.