- ¿Qué si existen personas capaces de influir decisivamente en los dos
partidos mayoritarios? – Pregunta retóricamente Badenes puesto que conoce de
antemano la respuesta -. Naturalmente que sí.
- Tendrán nombre y apellido – exige Bricart a quien comienzan a
molestarle las sinuosas explicaciones del bancario.
- Por supuesto. En el caso de los socialistas la persona a la que más
escuchan se llama Amador Garcés. Y entre los populares, quien maneja el cotarro
es José Ramón Arbós.
- Cuéntanos más cosas de esos tipos, pero quiero que seas sincero y, de
antemano, tienes mi palabra, nuestra palabra, de que lo que aquí digas aquí se
queda – asegura Huguet levantando la mano en señal de promesa.
- Hablaré a calzón quitado, y por ello os tomo la palabra de que nada de
lo que aquí se diga va a repetirse. Si se supiera poco menos que tendría que
irme del pueblo. Veréis…
Badenes calla por un momento
como para ordenar sus ideas.
- Lo primero que debéis saber es una curiosa anomalía que no creo que se
dé en muchos pueblos. Los dos hombres que acabo de citar, Arbós y Garcés, y que
son quienes manejan los hilos de los dos partidos mayoritarios, son socios.
Tienen una pequeña empresa que empezó comercializando productos agrícolas,
luego se dedicó a la construcción y a la compraventa de solares y fincas. En la
actualidad está prácticamente inactiva o, mejor dicho, en stand by. Arbós ejerce de capitalista pues tiene la mayoría de
acciones y Garcés es el socio industrial y, realmente, quien la maneja.
- ¡Coño. Esa sí que es buena! ¿Y
cómo se las arreglan para que siendo socios cada uno tire para un lado en
política? – pregunta Huguet extrañado.
- La explicación que suelen dar es que no mezclan la política con los
negocios. Sé que no es una justificación que suene muy convincente, pero la
gente la da como buena. Si escarbáramos un poco creo que encontraríamos a
muchos que no acaban de creérsela pero, de cara a la galería, todos o casi
todos dicen amén. En esta situación, que casi parece un vodevil político, tiene
mucho que ver el hecho de que Arbós pertenece a la familia más rica e
influyente del pueblo y que Garcés es hombre al que se le teme por su energía,
su capacidad de intriga y, todo hay que decirlo, por la mala leche que
tiene.
- Si te entendí bien, quienes controlen a esa pareja tendrán en sus
manos a los que gobiernan el pueblo o lo puedan gobernar en el futuro – resume
Bricart.
- Yo no lo hubiese sintetizado mejor – le adula Badenes.
- ¿Y cómo podemos acceder a ese para de figuras? – inquiere Huguet.
- Eso corre de mi cuenta. Mantengo excelentes relaciones con ambos.
Ambos empresarios se miran y
Bricart hace un gesto a socio para que sea quien prosiga el interrogatorio.
- O sea, que ya conocemos a los que manejan el teatrillo, ahora nos
falta saber quiénes son los títeres; es decir, los que ponen la cara en las
elecciones. Cuéntanos algo de ellos – pide Huguet.
El director de la caja se toma
un tiempo para reordenar sus ideas.
- Empecemos por los socialistas que,
como os dije, son quienes gobiernan ahora y, presumiblemente, seguirán
haciéndolo en el futuro. Tienen como secretario general a Jaume Pellicer que es
el actual alcalde. Es maestro en el vecino pueblo de Albalat y, sin ser lo que
se dice rico, se bandea bastante bien. No es mala gente, aunque en mi opinión
resulta demasiado sectario. Pese a sus estudios de talento no anda muy
sobrado, aunque sí es bastante cazurro. Se apoya mucho en correligionarios como
Garcés. Sabe ganarse a la gente pues tiene una clara tendencia al populismo. Es
relativamente honesto. Personalmente opino que, posiblemente, porque hasta la
fecha no ha tenido ocasión de dejar de serlo. En cuanto al PP su presidente es
Javier Blasco. Es labrador y como su alter ego socialista sin ser rico tiene un
buen pasar. Es campechano, pero también algo cantamañanas. Yo creo que lo que
más le gusta es figurar, por eso está en política. Tiene escasa formación y no
es ningún lumbreras, pero se esfuerza en pisar el menor número posible de
callos, como se suele decir le gusta ir de bienqueda. Por otra parte, tiene el
suficiente sentido común para dejarse aconsejar por gente como Arbós y por
otros afiliados con la cabeza mejor amueblada que la suya.
El bancario hace una pequeña
pausa y retoma su explicación:
- Luego están los dos partidos nacionalistas, casi mejor podríamos
denominarlos partidillos por su escaso número de afiliados y simpatizantes,
pero que sacan el suficiente número de votos para desequilibrar la balanza
cuando PSOE y PP empatan a escaños. En primer lugar está Guillem Armengol, con
el que también habrá que tratar en su momento porque es el actual concejal de
urbanismo y quien da soporte a los socialistas para que sigan en la alcaldía.
Es el secretario general del UNES, siglas de Unió Nacionalista d´Esquerres
Senillenques. A nivel autonómico votan con el Bloc. Tiene un bar que, al menos
en teoría, es su principal fuente de ingresos. En cuanto a su formación sabe lo
que aprendió en la escuela del pueblo, pero es más listo que el hambre. Es
demagogo y siempre está presto a hacer favores. En los últimos años se ha
convertido, prácticamente, en un político profesional. Ha llegado a ser
diputado provincial. Y en los años que lleva en urbanismo ha acrecentado
notablemente su patrimonio.
Badenes hace una
pausa en su exposición como para estructurarla mejor y luego prosigue:
- Para concluir el relato tenemos a Nicolás Ribes,
presidente del Bloc d´Acció Nacionalista de Senillar o BANS. Son nuestros
nacionalistas de derechas. Ribes es gestor comercial, pero menos listo que
Armengol. Al menos no parece que haya amasado mucho dinero. Es presidente de la
comisión fallera del casco viejo del pueblo, del club local de fútbol y de la
peña del Valencia. Quizá sea un poco estirado y eso le resta popularidad. Es el
menos pragmático de los cuatro líderes que acabo de retratar.
- Y los dos correveidiles de antes, Arbós y Garcés, ¿también tienen
capacidad de influir en los nacionalistas? – quiere saber Huguet.
- Directamente, no, pero sí a través del correspondiente partido con el
que han de pactar sí quieren tocar poder. Arbós tiene mejores relaciones con
los del BANS que Garcés con los del UNES, pero como digo es a través de sus
propios partidos como llegan a influir en los nacionalistas.
- O sea, que a quienes tenemos que trabajar el hígado es a ese par de
lumbreras que has citado – sintetiza Bricart.
- Así es, pero como he dicho eso dejadlo de mi cuenta que sé dónde les
aprieta el zapato – se ofrece el bancario -. Si me dais vuestro visto bueno me
encargo de convencerles para que se pongan a vuestra disposición para todo
cuanto necesitéis y digo bien, para todo.