viernes, 19 de enero de 2024

Libro IV. Episodio 31. Las Brigadas internacionales

   Días después del episodio de las cédulas personales, los Bermejillo cuentan a Julia que las fuerzas nacionales tienen abierto el camino hacia la cercada ciudad de Oviedo y, por consiguiente, la liberación de Santander está más próxima. A lo que añade el médico que solo falta que las tropas de Mola presionen más para acabar con la resistencia de los vascos. Y, al parecer, así lo están haciendo, pues han rodeado el Cinturón de hierro de Bilbao, sistema defensivo considerado inexpugnable.

   El 12 de octubre se celebra, en las dos Españas, el Día de la Raza, aniversario del descubrimiento de América. En el bando nacional se organiza un magno acto en el paraninfo de la Universidad de Salamanca, cuyo desarrollo es conocido por Julio por medio de Unión Radio, y que al referirlo a sus amigos también les cuenta las dudas que le plantea dicho evento.

   -No sé si todo discurrió como ha dicho la emisora, porque me da en la nariz que lo que han contado o lo han tergiversado o han debido censurarlo. Lo digo, porque no acabo de creerme que un hombre como Unamuno, que se posicionó contra la República, haya dicho lo que le atribuyen –y sin más les cuenta lo escuchado-. El acto de Salamanca estuvo presidido por el obispo de la ciudad, Pla y Deniel, el rector de la universidad, Miguel de Unamuno, y el más famoso mutilado, el general Millán Astray, aunque lo que dio mayor realce al acto fue que en la mesa de la presidencia estaba la esposa del Generalísimo, doña Carmen Polo. Los primeros conferenciantes disertaron sobre el Imperio español y las esencias históricas de la raza, atacando a Cataluña y Las Vascongadas por su afán autonomista. Las críticas suscitaron el rechazo de Unamuno que intervino criticando a los oradores, lo que provocó una protesta generalizada. El general, levantándose, gritó: ¡Mueran los intelectuales! ¡Viva la muerte! Tras lo cual, Unamuno continuó con su discurso, esta vez cargando directamente contra los gritos de Millán-Astray, terminando su intervención con las frases de: ¡Venceréis, pero no convenceréis! … y me parece inútil pediros que penséis en España. Unamuno tuvo que salir del paraninfo protegido por Carmen Polo, que le ofreció el brazo, mientras era increpado por los asistentes. Después de este suceso, Franco ha destituido a Unamuno como rector de la Universidad de Salamanca.

   La cuarta semana de octubre se inicia con importantes novedades. La primera es la llegada a Albacete de los primeros brigadistas internacionales. La segunda que el presidente de la república, Manuel Azaña, se traslada a Barcelona.  

   -¿Por qué se ha ido Azaña a Barcelona, si allí no le quieren? –pregunta Julio. Esteban se encoge de hombros, pero Damián tiene la respuesta rápida.

   -Se ha ido porque es un cobarde.

   -Azaña no es santo de mi devoción, pero tampoco te pases, Damián –le reconviene Esteban-, supongo que se ha ido ante la proximidad del ejército de Franco a Madrid.

   -¿Y lo de los voluntarios extranjeros que van a formar brigadas internacionales cómo se cuece? –inquiere Julio.

   Esteban se pone en plan medio erudito, medio profético y comienza a describir lo que pueden llegar a ser las brigadas internacionales mezclando lo que sabe con lo que supone.

   -Por lo que he oído en la BBC, las brigadas internacionales serán unidades militares de voluntarios extranjeros. Al parecer, la mayoría de los que vienen no son soldados, sino trabajadores, parados y estudiantes reclutados por la Internacional comunista. Están llegando de muchos países, pero los más numerosos son los franceses.

   -¿Y van a luchar integrados en el ejército republicano o actuarán por su cuenta? –pregunta Damián.

   -Eso no creo que lo sepan ni ellos porque el gobierno de la República parece que en principio fue reacio a aceptar su creación, considerando que las brigadas están siendo formadas y regidas por el Comintern y su afiliado en España, el PCE. La opinión reticente del gobierno de Largo Caballero ha cambiado por el avance de los nuestros hacia Madrid que ha puesto en evidencia la crítica situación militar de la República, lo que ha hecho urgente reclutar la mayor cantidad posible de soldados.

Veremos en qué acaba todo.

 

PD. Hasta el próximo viernes en que, dentro del Libro IV, Las Guerras, de la novela Los Carreño, publicaré el episodio 32. El bou-armado Cabo Home