Ese es el grito que se empleaba como
expresión ritual en la sucesión de algunas monarquías europeas. Lo traigo a
colación porque en este blog también está a punto de producirse un hecho
sucesorio y que, a imitación del lema monárquico, podríamos traducir como: La
novela ha muerto, viva la novela.
¿A cuento de qué viene esto? Pues porque
“Apartamento con vistas al mar”
termina en septiembre, aún no sé la fecha exacta, pero en todo caso acaba en
dicho mes.
¿Y por qué lo de viva la novela?,
porque comienzo otra. Se titula “La
pertinaz sequía” y tiene una temática distinta y distante de “Apartamento”. Ambas narraciones solo
tienen un punto en común: se desarrollan en el mismo entorno, Senillar, pero
con sesenta años de diferencia.
En el nuevo relato no hay empresarios
corruptores ni políticos corrompidos, tampoco hay bancarios cuasi mafiosos ni
intermediarios que juegan con dos barajas. No aparecen jóvenes que se
endiosaron con el boom inmobiliario y fueron destrozados por la posterior
crisis y las drogas.
Es una novela centrada esencialmente
en las personas, en hombres y mujeres corrientes, en sus amistades y
desencuentros, sus amores y desengaños, sus sueños y decepciones. Y todo ello
en un entorno muy peculiar. ¿Cuál?, hablaremos del mismo en el próximo post.