lunes, 29 de octubre de 2018

*** ¿Anomalía o normalidad?, en pleno otoño ha llegado el invierno




   En el post de la pasada semana les hablaba del fenómeno atmosférico de la gota fría. Hoy les voy a hablar de otra anomalía climatológica que estamos sufriendo, al menos en la península ibérica. Hasta el pasado viernes estábamos en pleno otoño astronómico, pero más bien parecía que era primavera porque en plena meseta castellana temperaturas de más de 23 grados son más primaverales que otoñales.
   Estábamos pues en un otoño disfrazado de primavera, ya no. En veinticuatro horas el tiempo cambió radicalmente. Llegó el señor invierno. Del viernes al sábado las temperaturas se han desplomado más de doce grados. Hace un frío polar, un viento que corta el cutis y está nevando copiosamente en los sistemas montañosos de casi toda España. Y donde no nieva cae una llovizna que por lo fría se asemeja más a aguanieve que a otra cosa.
   Habría que ver lo que dicen las estadísticas para saber si este imprevisto y drástico cambio de tiempo es una cuestión que entra en los parámetros de la normalidad o es otro efecto del cambio climático que, como les conté en otro post, es un hecho del que me he hecho creyente porque los años y, sobre todo, los árboles no engañan.
   Es curioso lo del cambio climático, todo el mundo habla de él, pero no veo que se hagan muchas acciones para, si no pararlo, sí al menos mitigarlo. Debe ser algo propio de la condición humana: decir una cosa y hacer la contraria. Alguien debería meter en la cabeza a los políticos y a los que, detrás de las bambalinas, manejan el teatrillo mundial que lo que valen son los hechos y no las palabras. Para el bla, bla, bla ya tenemos la ONU, la UE, la OEA y demás organismos internacionales que solucionar, solucionan pocas cosas, pero lo que es hablar se llevan la palma.
   No sé si estamos a tiempo, pero menudo planeta les vamos a dejar a nuestros hijos, nietos y descendientes varios. Ignoro si vivirán mejor, pero la tierra que pisarán, el agua que beberán y el aire que van a respirar van a ser infinitamente peores que los que nosotros hemos gozado. A ver si de una vez por todas los que tienen la sartén por el mango deciden hacer algo para remediar este despropósito. Amén.