En el Canarias, hay un grupo de oficiales alrededor del segundo de a bordo que está informando lo que se sabe del cruce del Ebro.
-Hoy, 25 de julio, al arrancar el día, algunas unidades republicanas, han cruzado el Ebro entre las poblaciones de Mequinenza y Ascó, mientras que otras lo han hecho entre Benisanet y Amposta. A lo largo de la noche las tropas del Cuerpo de ejército Marroquí, que defienden la orilla derecha, han estado siendo hostigadas sin tener conocimiento de lo que realmente estaba ocurriendo. Y de momento es toda la información que disponemos.
Cuando retornan al camarote, Álvaro y Juanma comentan la noticia.
-¿Y qué crees que puede ser la operación, una especie de golpe de mano o algo más serio? –pregunta el placentino, pues sabe que Ortega, como aspirante a diplomado de Estado Mayor, tendrá una opinión más fundada.
-Hasta que no se tenga más información, es imposible hacer una estimación pero, si esta operación la ha planeado Vicente Rojo, debe de ser algo más profundo que un ataque de diversión.
En las 48 horas siguientes, la información de la audaz operación fluye a borbotones y en la tertulia del café Gijón tienen referencias más directas.
-La operación la ha planeado el general Rojo para obligar a los facciosos a distraer fuerzas del ataque a Valencia; además, ante la tensa situación internacional la operación favorece los planes de Negrín de que las potencias europeas entiendan que el resultado de la guerra no está todavía decidido y, al menos, poder alargarla hasta que estalle el barril de pólvora en que se ha convertido Europa central.
Otro de los tertulianos, que al parecer cuenta con buenas fuentes, ofrece datos más concretos.
-Participan en la operación las tropas integradas en el recién creado Ejército del Ebro, al mando del teniente coronel de milicias Juan Guilloto, más conocido como Modesto. También están varios Cuerpos de ejército. Las primeras fases del ataque están siendo positivas. Todos los pueblos ribereños, del sector central del frente, han sido ocupados y se han formado dos cabezas de puente. Líster ha avanzado 50 kilómetros y hemos capturado todos los puntos de observación al este el Ebro.
Dentro del caos informativo generado por el cruce, las noticias que llegan desde el alto mando nacionalista son levemente esperanzadoras, como cuenta Infantes en la perfumería.
-Ante la magnitud del ataque republicano, Yagüe ha decidido atrincherarse en Gandesa, a cuya altura han llegado los republicanos, pero estos se encuentran agotados físicamente y no cuentan con apoyo de artillería, tanques ni aviación. En cuanto a la campaña de Levante, nuestro Estado Mayor ha suspendido las operaciones y está enviando refuerzos al Ebro.
En el sitiado Madrid republicano, el calendario religioso hace mucho que dejó de tener vigencia, por eso la festividad del Apóstol Santiago, Patrono de España, no se celebra.
Sin embargo, Pilar y Luis, a quienes les gusta ponerse por montera las prohibiciones y vetos, han decidido celebrar la festividad. Pilar ha pedido a sus hermanos que atiendan la farmacia y Luis ha logrado un apaño para que un compañero le sustituya en el Ritz que, tras ser reconvertido en hospital de sangre, ha tenido el dudoso honor de ver morir en una de sus habitaciones al anarquista Buenaventura Durruti. El plan que han diseñado es completo: a media mañana tomarán el aperitivo en Chicote, luego se acercarán al Hotel Florida para almorzar y, de paso, ver si en el bar se tropiezan con alguno de los corresponsales de guerra famosos que suelen parar por allí, por la tarde irán al Teatro Español donde se representa El alcalde de Zalamea. Y por la noche, el murciano ha alquilado una habitación en una pensión de la calle Juan de Mena en la que dormirán.
Es en Chicote donde la pareja se entera de lo ocurrido durante la noche: las tropas leales a la república han cruzado el Ebro.
-¿Y eso va a cambiar algo? –pregunta Pilar que sigue sin tener el menor interés por los avatares bélicos.
-No tengo ni idea, aunque me temo que, si va a servir para prolongar la guerra, a nosotros nos va a perjudicar porque retrasará que podamos cumplir nuestro sueño de vivir juntos –responde Luis.
Tras almorzar en el Florida -hoy había plato único para variar-, se acomodan en el bar con la intención de encontrarse con alguno de los periodistas que por allí abrevan. El camarero calvo que les atendió en anteriores ocasiones se acuerda de ellos, pues Verdú suele dejar buenas propinas, y se acerca presto a atenderles. Pedidos dos cafés y una copa de coñac le comentan al mozo:
-No vemos a ningún periodista.
-Se han largado todos a Barcelona para informar de la batalla del Ebro.
-¿Y cómo pueden trasladarse hasta Barcelona estando cortadas las comunicaciones entre Madrid y la Ciudad Condal? –A Luis le ha picado la curiosidad.
-La mayoría creo que se han ido a Valencia para coger un barco que les lleve a Barcelona. Otros han fletado un avión a Francia para luego entrar en España por la frontera catalana. No sabe usted de lo que son capaces esos hombres. Tienen dinero, son atrevidos y por un buen reportaje son capaces de todo.
Puesto que la pareja no tiene nada mejor que hacer hasta que sea la hora de la sesión teatral continúan en el bar… hasta que un rato después se les acerca el calvo.
-Acabo mi turno. ¿Quieren algo más antes de marcharme?
-No, gracias…, espere… –a Verdú se le acaba de ocurrir algo-. En cuanto termine el turno, si puede dedicarnos un rato de su tiempo, le daré una buena propina.
El camarero no se lo piensa demasiado.
-En diez minutos les espero en el bar Rigol, en la esquina de Telefónica.
En el Rigol, Luis explica al camarero lo que pretende.
-Queremos que nos cuente más cosas de los corresponsales extranjeros que se han alojado en el Hotel Florida. Es que verá…, mi novia –dice Luis señalando a Pilar- es licenciada en Filosofía y Letras y antes de la guerra estaba haciendo la tesis doctoral sobre la prensa extranjera en España y usted, que tan buena memoria ha demostrado tener, podría aportarle datos valiosos para la tesis. Y cuanto más aporte, mejor será la propina.
-Señorita, me tiene a su disposición. Usted dirá.
-Bueno… -a Pilar la iniciativa de Luis le ha pillado de improviso pero, como va conociéndole, le sigue la corriente-. Me interesarían nombres de periodistas, medios para los que trabajan y cuantos más datos pueda facilitarme.
-Verá, señorita, me acuerdo bien de muchos de los corresponsales que se alojaron en mi hotel y podría darle los nombres de la mayoría, pero no sabría decirle para qué periódicos trabajaban y demás datos, pero… conozco una persona que sí tiene esa información. Es alguien que trabaja o, al menos, trabajaba en el Departamento de Censura –y dirigiéndose a Verdú añade-. Es un borrachín, con que le invite a unas copas o le regale una botella de coñac y un cartón de cigarrillos les contará lo incontable. Si quieren, me pongo en contacto con él, Miguel Arteta se llama, y mañana o pasado quedan con él en Florida.
Luis da las gracias y una propina al camarero, y quedan en que volverán al día siguiente, a ver si el tal Arteta ha aceptado la proposición.
PD. Hasta el próximo viernes en que, dentro del Libro IV, Las Guerras, de la novela Los Carreño, publicaré el episodio 73. El oscuro misterio de los dineros de Verdú