"Los Carreño"

Este blog guarda cinco novelas cuyo autor es Zacarías Ramo Traver. Una trilogía sobre Torreblanca (Castellón): “Las dos guerras de Aurelio Ríos”, la guerra civil en ese pueblo mediterráneo. “La pertinaz sequía”, la vida de la posguerra. “Apartamento con vistas al mar”, el boom inmobiliario y la crisis del 2008. “El robo del Tesoro Quimbaya”, el hurto de unas joyas precolombinas del Museo de América. “Una playa aparentemente tranquila”, un encausado del caso ERE, huyendo de la justicia, se refugia en una recóndita playa (Torrenostra). Salvo la primera, las demás están en forma de episodios. Ahora está publicando otra novela en episodios, Los Carreño, que es la historia de dos generaciones de una familia real e irrepetible, entre 1889 y 1949, período en el que suceden hechos tan significativos como: el Desastre del 98, la I Guerra Mundial, la Revolución Rusa, la aparición del fascismo, la Guerra de África, la Dictablanda, la II República, la Guerra Civil y el franquismo.

martes, 16 de julio de 2024

RECUERDOS DE UN OCTOGENARIO. A la mar en carro.

 

   Recuerdo que hace ochenta años y más, la festividad de la Mare de Déu del Carmen, para muchos torreblanquins de entonces era una de las fechas en las que iban a la mar. Aparejaban el mulo al carro, cargaban la familia y …a la mar ens anirem a vore les marineres que cusen sense didal i tallen sense tisores. Cuando llegaban al codolar –playa no había- desengachaban el mulo y todo el mundo a remojarse, incluida la acémila a la que metían mar adentro y que le servía para desparasitarse. Ellos se bañaban con los calzones largos a rayas blancas y azules o grises, ellas en viso –lo de los bañadores, y no digamos los bikines, eran una rareza- y la chavalería con calzones cortos o en porreta. Nadie se metía mar adentro porque eran escasos los que sabían nadar y le tenían un reverencial temor al agua.

   Els torreblanquins, hasta la década de los setenta, vivían de espaldas a la mar y solo  la visitaban cuatro o cinco días al año: Sant Pere, la Mare de Déu del Carmen, Sant Jaume i la Mare de Déu d´Agost. Este dato hoy puede parecer poco creíble, pero es tal cual lo cuento.

   A mediodía se solía cocinar una paella –el plato por excelencia de los días de fiesta- junto al codolar, y con el sol todavía con recorrido para ocultarse cargaban la familia y los trastos y camí al poble por la carretera de tierra que unía Torrenostra con Torreblanca. Y salvo algún caso aislado no se mezclaban con los pescadores –els mariners-, que no dejaban de ser unos tipos raros que no tenían terres, llamaban popa al trasero y jugaban al fútbol con los pies descalzos. ¡Qué tiempos aquellos, no fueron ni mejores ni  peores, solo diferentes!

 

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