Al ser preguntado sobre Rúas, uno de sus amigos de la tertulia del café Comercial, Infantes da un respingo.
-Lo de Rúas ha sido otra putada de las que se dan estos días. Sus trabajadores, por medio de su sindicato, le han expropiado la imprenta, han convertido su empresa en una cooperativa en la que mandan ellos y lo único que le han ofrecido a Julián es que se quede como un empleado más. Y, para demostrar que tiene más huevos que el caballo de Espartero, lo ha dejado todo, ha cerrado la casa y, con toda su familia, se ha vuelto a Sevilla.
-¡¿A Sevilla?! –Exclama Carreño asombrado-. ¿Y cómo ha logrado atravesar los frentes?
-No me refiero a la Sevilla andaluza, sino a Sevilla la Nueva que es su pueblo natal y que pertenece a la provincia de Madrid, como a unos cuarenta kilómetros de aquí –explica Infantes.
-Dejaos de historias particulares y veamos cómo anda hoy el follón –Reclama Ramírez. Así es como llaman a veces a la guerra. Infantes hace una síntesis de cuál es el estado del follón.
-Tras la caída de Badajoz, Yagüe ha ocupado Talavera de la Reina. En apenas cuatro semanas los nuestros han avanzado 500 kilómetros y han logrado conectar todos los territorios en nuestro poder. Ello ha significado un triunfo para Franco ya que, al ser Extremadura la ruta más larga hacia Madrid, parece que algunos generales criticaron tanto la estrategia como el itinerario escogido –A lo que el funcionario de Fomento añade-. Lo que os voy a decir es una opinión particular, pero para mí que Franco está ganando la pelea de la popularidad al resto de generales nacionales. Si continúa así acabaremos todos siendo franquistas –Es la primera vez que Julio oye ese adjetivo.
En septiembre, ante las pésimas noticias de los frentes, el Gobierno de Giral ha presentado su dimisión. Le sustituye el socialista Francisco Largo Caballero, apodado el Lenin español, que ha formado el llamado Gobierno de la Victoria, en un intento de insuflar nuevos ánimos a las alicaídas tropas republicanas. Pese a ello, los gubernamentales sufren una nueva y humillante derrota: la expedición, dirigida por Alberto Bayo para recuperar Mallorca, abandona la isla. Separados por 600 kilómetros, los Carreño, el padre y el primogénito, han seguido atentamente la operación. A batalla pasada, Julio cuenta a sus amigos el desarrollo de la operación en la que las fuerzas republicanas han tratado de reconquistar las islas de Mallorca e Ibiza en las que, a diferencia de Menorca, triunfó la sublevación del 18 de julio.
-El plan de conquista se fraguó en Barcelona y la Generalidad dio su apoyo. El gobierno central no se opuso a la idea y se limitó a observar su desarrollo. Una fuerza procedente de Valencia tomó Formentera y la columna de Bayo desembarcó en Ibiza y la dominó en pocos días. Llegaron a Mallorca a mediados de agosto y desembarcaron apoyados en el poder de fuego del acorazado Jaime I y el crucero Libertad. Los asaltantes, tras haber conseguido establecer una pequeña posición en la costa no lograron avanzar hacia el interior. Bajo el acoso de nuestras fuerzas, los milicianos retrocedieron en busca de sus barcos, abandonando decenas de hombres y numeroso material.
En Suances, Julia también procura estar al tanto de la marcha de la guerra, sobre todo de la toma de Madrid porque de ello dependerá en gran medida la regulación de sus caudales que siguen menguando. Aunque en este principio de septiembre tiene otra preocupación: hasta ahora la zona norte ha estado en una relativa calma al estar ocupadas las fuerzas que manda Mola en la conquista de Madrid pero, tras su fracaso en la Sierra de Guadarrama, el general ha vuelto la mirada hacia el resto de las provincias vascas fieles a la república. Julia para enterarse de lo que sucede recurre a los Bermejillo que tienen un aparato de radio.
-Buenas tardes, Almudena, ¿qué me cuentas de nuevo?
-Buenas noticias, en su camino hacia el Cantábrico, las tropas navarras de Mola están a punto de tomar Irún, y eso ha tenido repercusión mundial, pues el puente internacional, que une Irún con Hendaya, ha sido clausurado por el Comité de No Intervención, que es el que verifica el grado de cumplimiento del Pacto de No Intervención, con el que se busca evitar la intervención de países extranjeros en nuestra guerra.
-Qué complicado es todo. A veces sudo la gota gorda para tratar de que mis hijos comprendan lo que está sucediendo.
-Haz lo mismo que hago yo. Simplifico las cosas: los nacionales son los buenos y los rojos son los malos y lo entienden de maravilla. Por cierto, ¿qué sabes de los de Madrid?
-No sé nada y eso me trae a mal vivir.
-¿Y de tu chico mayor?
-Igual. Lo último que supimos fue que al día siguiente de su llegada a Ferrol mandó un telegrama en el que decía que ya estaba en su barco. Y desde entonces, nada, por no saber no sé si está vivo o muerto –Y una lágrima le resbala por la mejilla.
-No te preocupes, mujer, el Cristo de Medinaceli velará por que no le pase nada.
PD. Hasta el próximo viernes en que, dentro del Libro IV, Las Guerras, de la novela Los Carreño, publicaré el episodio 25. Ojito con qué dinero pagas
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