martes, 19 de agosto de 2025

33. El masover”. Les festes de Sant Antoni i Santa Llúcia

 

 

   Entre las múltiples fiestas que ofrece el santoral cristiano, una de las más populares es la de San Antonio Abad, cuya festividad se celebra el 17 de enero. Día en que existe la tradición de bendecir a los animales domésticos y las mascotas. En algunos lugares, en ese día también se ofician fiestas laicas, organizándose cabalgatas con animales y carruajes y celebrándose diversas clases de festejos. En Torreblanca estas fiestas tienen la particularidad de que, además de festejar a Sant Antoni el del porquet, también se homenajea a Santa Llúcia. Es una fiesta muy arraigada en el imaginario popular, pues se celebran a pie de calle. Y nunca mejor dicho, dado que, al revés que las fiestas patronales reguladas por el ayuntamiento, éstas, como manda la tradición, las organiza cada doce años los vecinos de una calle o de varias cuando las rúas son pequeñas. Este año, les festes de Sant Antoni i Santa Llúcia, le corresponde organizarlas a los vecinos de la calle San Antonio, también conocida como el Raval. Es la calle más larga de la localidad y una de las dos que está asfaltada, pues su trazado forma parte de la carretera nacional Valencia-Barcelona. También es una de las más ricas, pues algunos de sus vecinos se cuentan entre las familias más acomodadas del pueblo. Y a ello hay que agregar que es la arteria por la que al atardecer pasean los adolescentes, convirtiéndola en una especie de campo de justas donde no se exhiben armas sino el palmito de ellas y la gallardía de ellos. Todo lo cual la transforma en la vía más importante del callejero local.

   Cuando se terminaron las fiestas de San Antonio del pasado año, que le correspondió a la calle San Jaime, lo primero que hicieron los vecinos del Raval fue nombrar una comisión con el encargo de organizar las próximas fiestas. Para reclutar a los miembros de la comisión no hubo elecciones ni sondeos, sino algunas reuniones informales y, como todos los vecinos se conocen, se propusieron nombres; unos aceptaron, otros no pero, tras los clásicos tiras y aflojas, al final se constituyó la comisión. En general, la mayoría de comisionados son gente joven, con alguna excepción.

   -Hay que nombrar también a alguien que sea mayor, que sea persona conocida y que ponga unas gotas de seny.

   -Yo propongo al señor Zacarías. Más conocido no puede ser. Y ya no es un jovenzuelo.

   El llumero, en primera instancia se ha negado aludiendo a sus muchas obligaciones, pero ante la insistencia de sus convecinos, y aunque a regañadientes, ha tenido que aceptar. Las casas del Raval están todas electrificadas y a los abonados hay que tenerlos contentos.

   -Y ahora que tenemos comisión hay que elegir al clavari. Y ya que tengo la palabra, propongo a Pepe el Randero –la propuesta es aprobada por unanimidad al contar con el asentimiento del propuesto, un respetado comerciante local. Como Zaca nunca ha sido festero pregunta que es un clavari. Su tío Antonio le explica que es el presidente de una cofradía o gremio, responsable de organizar sus fiestas. En este caso, será el presidente de la comisión.

   El mayor problema que se le plantea a los  comisionados es el que tiene todo comité que ha de organizar unos festejos: el económico, puesto que al ser fiestas callejeras han de ser sus residentes los que las paguen. Y como todo el mundo habla de hacer esto y lo de más allá y epatar a las otras calles, pero nadie suelta un duro, los comisionados han de esforzarse en encontrar maneras de recoger fondos. Al principio recurren a los medios habituales: organizan rifas, revenden décimos de lotería, especialmente de la de Navidad, montan verbenas y bailes, organizan un torneo de tiro al plato y consiguen que el equipo local de fútbol juegue un partido contra el equipo de Alcalá de Chivert, y cuya recaudación será destinada al fondo común de las fiestas. Aun así, han de reestructurar el programa de festejos, pues los fondos recogidos no cubren todos los actos que habían previsto. La mayor dentellada a los presupuestos la dan los toros. En el pueblo existe una ley no escrita, pero tan vigente como los impuestos, que dicta que sin toros no hay fiesta que merezca ese nombre. Tendrán que sacrificar otros festejos, pero els bous al carrer ni tocarlos.

   Como el 17 de enero cae en domingo, planean que las fiestas comiencen el día anterior, sábado, y se prolonguen hasta el 20, miércoles. Cinco días de fiestas son más que suficientes para epatar al resto de calles de la localidad. Sobre todo, si en tres de esas fechas hay toros hasta para aburrir. Tras mucho debate y algún que otro recorte, el programa queda así:

   -Día 16, sábado: charanga de la despertà. A mediodÍa comida vecinal. Por la tarde carreras de caballos y mulos desde el Rivet a la Plaza de la Iglesia. Y verbena popular por la noche.

   -Día 17, domingo: charanga de la despertà, misa cantada y sermón por un canónigo de Tortosa. Luego, el párroco bendecirá los animales delante de la puerta del Clavari y se repartirán cocas bendecidas. Por la tarde, procesión, con las imágenes de Sant Antoni i Santa Llúcia, desde la iglesia a la casa del Clavari, a las que acompañarán parejas de jóvenes ataviados con trajes regionales y a lomos de caballerías. Por la noche encendido de una hoguera vecinal en els Quatre Cantons y para acabar el día verbena popular.

   -Día 18, lunes: charanga de la despertà y cierre de todas las intersecciones de la calle para que los toros puedan deambular de un extremo a otro. Cada vecino deberá ocuparse de que su casa tenga la puerta cerrada para que un animal no se le cuele dentro. Por la tarde bous al carrer y cuando se acaben los toros, las puertas se abrirán para ofrecer a parientes, amigos y conocidos algunas muestras de la repostería local y unas copitas de moscatel o de lo que se tercie. Por la noche verbena popular.

   -Día 19, martes: charanga de la despertà. Traslado de las imágenes de Sant Antoni i Santa Llúcia desde casa del Clavari a la iglesia parroquial. A mediodía concierto de música a cargo de la banda municipal. Por la tarde bous al carrer. Por la noche cena de cocas i cocs para los vecinos de la calle en la carpa de la fiesta. Finalizando con verbena.

  -Día 20, miércoles: charanga de la despertà. Solemne misa en honor de los difuntos de la calle oficiada por el señor cura párroco. A mediodía, comida comunal a base de paellas. Y vino de Villahermosa del Río a cargo del Clavari. Por la tarde bous al carrer y, como broche, el último toro que se suelte cuando las estrellas ya brillen por encima de los tejados, será un bou embolat –también pagado por el señor Clavari- que, con las antorchas flameando en sus cuernos, iluminará las primeras sombras callejeras. Por la noche, la compañía de aficionados al teatro, Juventud Alegre, representará la obra cumbre de don Jacinto Benavente, Premio Nobel de Literatura, Los intereses creados. Y al finalizar, gran castillo de fuegos artificiales como colofón de las fiestas.

   Como retoños de uno de los miembros de la comisión organizadora, a los dos Clavijo mayores les ha tocado participar de forma activa en uno de los actos fiesteros: la procesión del día 17 con la imagen de los santos, a los que acompañan parejas de jóvenes ataviados con trajes regionales. Zaca lleva de pareja una prima suya, Milieta la Gascona, y embutido en un traje alquilado de huertano, ha cabalgado, con cara de pocos amigos, en un mulo enjaezado con una gualdrapa de las que fabrican en Masanasa. Charito también participa, y se coge con fuerza a la cintura de Tico Persiva que es su acompañante.

   En las verbenas que se organizan al anochecer es donde Zaca se estrena como bailarín y, una vez más, constata desolado que su torpeza física también es extensible a la danza. Baila agarrotado y rígido y, con más frecuencia de la que sería deseable, pisa a sus ocasionales compañeras. Araceli, la encantadora hija pequeña del jefe de la estación del ferrocarril, tras el enésimo pisotón, le aconseja de la manera más diplomática que sabe.

   -Si bailas más suelto y sigues el ritmo de la música te vas a divertir más y no tropezarás con tu pareja.

   Zaca traduce lo que la chiquilla le está aconsejando: no bailes como si fueras un buzón de correos y no sigas pisándome que ya está bien. La consecuencia: el chico deja de bailar y se limita a mirar con negra envidia a los muchachos que se deslizan por el asfaltado de la calle como si no hubiesen hecho otra cosa en su vida.

   Aunque la Fábrica está al final de la calle y el recorrido de los toros no llega hasta allí, los Clavijo han abierto su puerta a los parientes, amigos y conocidos para que degusten unas pastas remojadas con una copichuela de moscatel o algo más fuerte si se tercia, pues el señor Zacarías se ha sentido obligado al ser de la comisión, aunque su aportación ha sido de escasa entidad. Madre ha aprovechado la ocasión y ha sacado a relucir sus dotes de repostera, elaborando una buena cantidad de dulces: magdalenas, almendrados, blanquitos y negritos, rossegons, galletas y su gran especialidad, pastissos de boniato. Un amigo de Benicásim les ha regalado unas botellas de moscatel que ayudarán a trasegar las pastas. En el trozo de entrada del pasillo que hace las veces de recibidor, Rosario ha puesto la mesa camilla con unas bandejas con los dulces y unas copichuelas para los vinos. Así, los visitantes conversan con los Clavijo, mientras degustan las muestras de la repostería casera de la señora de la casa.

   -Rosario, nadie hace los almendrados tan ricos como tú. Me has de dar la receta, pero antes dime qué necesitaré.

   -Es muy fácil. Necesitas huevos,  azúcar,  una pizca de sal, ralladura de limón,  canela, mucha almendra molida y unas obleas de barquillo.  Para hacerlos, mientras se calienta el horno, colocas en un cuenco el azúcar con la ralladura de limón, la canela y la pizca de sal. Frotas para que el azúcar coja los aromas e incorporas la almendra molida y la mezclas. Bates aparte los huevos y los combinas con los ingredientes secos, hasta formar una masa maleable. Con una cucharilla formas bolitas y las colocas encima de cada oblea. Las horneas durante unos veintitantos minutos. Esperas un par de minutos antes de trasladarlas a una rejilla para que se enfríen y ¡hala, a servirlas!

   -No parece tan fácil como dices, pero lo probaré. ¿Y con qué se acompañan mejor?

   -Con moscatel,  mistela, licor dulce, café, té, chocolate a la taza, un vaso de leche... las opciones de maridaje son muchas. A mí me gusta tomarlos con mandarinas, ya ves.

   Lo más demandado de las fiestas que son els bous al carrer, a Zaca le parecen un tostonazo de cuidado. Porque no tienen nada que ver con la lidia que se practica en las plazas de toros. El animal de turno vaga de una punta a otra de la calle –que es casi recta- en pos de los mozos que gritan o enseñan un trapo al cornúpeta para que les embista, pero en cuanto éste hace el mínimo gesto de arrancarse los presuntos toreros corren a refugiarse en alguna de las muchas barreras existentes a lo largo de la calle o en una de las puertas cerradas con picaporte. Y vuelta a empezar. En alguna ocasión, si la comisión organizadora lo autoriza, atan al cuello del animal una larga soga de la que tiran los mozos para conducir al bicho por donde haya más espectadores. Y aguantar así las más de cuatro horas que dura el espectáculo es como para aburrir al más pintado; al menos, eso es lo que piensa el muchacho. Pese a que el peligro de una cogida por el toro siempre flota en el ambiente, ocurre en contadas ocasiones porque el miedo es muy superior a las ganas de lucirse, pero cuando pasa es motivo de comentarios de toda laya mientras duran los festejos. Y mientras les festes de Sant Antoni i Santa Llúcia encaran la recta final, Zaca desea con toda el alma que se acaben cuanto antes, porque divertirse, lo que se dice divertirse, no lo hace demasiado; lo que por otra parte es lógico, pues un tímido e introvertido personajillo como el muchacho tiene escasas posibilidades de encontrar divertidas unas fiestas bullangueras en las que los toros y las verbenas son las principales atracciones. Acaban las fiestas de San Antonio y Zaca las despide, sin pena ni gloria, hasta dentro de doce años en que volverán al Raval. Quizá para entonces haya madurado y sea capaz de encontrarlas divertidas. Todo puede ocurrir, hasta que el tímido e introvertido muchachito haya dejado de serlo. Cosas más difíciles se han visto.

 

PD.- El próximo martes publicaré el episodio 34, de la novela “El masover”, titulado: El pozo

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