martes, 29 de abril de 2025

“El masover”17. ¿Derechas? ¿Izquierdas?

Zaca ha estado jugando con sus amigos y al acercarse la hora de cenar se dirige a la calle del Horno donde encuentra a sus hermanos sentados en el bordillo de la puerta trasera del jardín de la señorita Cristina Clará, justo enfrente de casa.

   -¿Qué hacéis aquí fuera?

   -Madre nos ha echado. Nos llamará para cenar.

   -¿Habéis hecho alguna trastada?

   -¡Qué va!, padres están discutiendo por algo referido a ti –a Charito, que tiene algo de pelusa a su hermano, le gusta chincharlo-. He oído decir a padre que de dónde van a sacar los veinte duros de tus estudios.

   Lo que acaba de soltar su hermana le sienta al chico como una puñalada trapera. Sus padres discutiendo por él y sus futuros estudios… ¡y por veinte cochinos duros!, y eso que, desde que se ha convertido en escrivent, entra algún dinerillo extra en casa, sobre todo en forma de especies. En ese momento se da cuenta de lo apretada que debe estar la economía familiar cuando el hecho de que vaya a estudiar o no depende de cien puñeteras pesetas. Si sus padres no las consiguen, adiós al bachillerato. Lo mismo tendrá que repensarse si la solución que propuso mosén Fumadó, de ingresar en el seminario tortosino, es la única posible. La propuesta del párroco sigue sin hacerle ninguna gracia, pero si la familia no consigue los veinte duros de marras, quizá no va a tener más remedio que agachar la cabeza y aceptarla. Porque el chaval, que nunca pensó en cursar más allá de las enseñanzas de primaria, desde que la tía Emilia y el tío Paco le dijeron que, como es muy listo, debía estudiar el bachillerato, ha interiorizado dicha opinión y está firmemente convencido de que ese debe ser su camino. ¿Podría yo ganar esos veinte duros?, se pregunta, ¿pero cómo?, vuelve a preguntarse. Ante su impotencia, algo se remueve en su interior y unos lagrimones gordos como cañamones se deslizan mejillas abajo.

   -Tete, ¿qué te pasa, por qué lloras? –pregunta, sorprendida, Charito.

   -No lloro, es que me ha entrado algo en el ojo.

   -Esta noche hay sopa de arroz –le informa la hermana para animarle, pues sabe que otras clases de sopa le cuestan tragarlas Dios y ayuda.

   El chico está en un tris de responder a las palabras de ánimo de su hermana diciéndole: y yo no me burlaré si te haces pis en la cama, pues Charito sufre de enuresis, pero piensa que no es el momento. Un rato después, madre asoma a la puerta.

   -Niños, a cenar.

   La cena discurre en un inusual y hosco silencio. El más contrariado es Zaca pues, si lo que ha contado Charito es cierto, el hecho de que sus padres estén enfadados por su culpa le hace sentirse mal. Como con quien mejor se entiende es con madre, piensa que lo tendrá que hablar con ella. Cuando al día siguiente vuelve de la fuente del mercado a la que ha ido por agua, encuentra a madre sola en casa y aprovecha la ocasión.

   -Madre, ¿es verdad que ayer discutió con padre porque vaya a estudiar?

   -No, hijo. No discutimos, estuvimos hablando de cómo ganar más dinero, y al mismo tiempo tener menos gastos porque ahora somos uno más y, naturalmente, necesitamos más ingresos. Tú no debes preocuparte, lo que has de hacer, como te dijo el tío Paco, es, a partir de septiembre, dedicarte solo a estudiar.

   Al chaval, que tenía pensado contarle a madre lo que caviló el día anterior sobre si aceptar la propuesta del párroco, no acaba de convencerle la respuesta, pero opta por dejar las cosas como están y esperar a ver qué pasa. Una vez más muestra su indeterminación.

   La madre le ha contado una verdad a medias. Lo que tuvo el matrimonio fue una discusión a cara de perro de cómo allegar más dinero –la madre- y cómo gastar menos –el padre-. Al final de un agrio debate, el cabeza de familia decidió que pedirá a la LUTE y también a Les Hostaleres –las dueñas del cine Novedades donde trabaja de proyeccionista- que le aumenten el sueldo. A su vez, madre ha prometido que tratará de recortar, en la medida de lo posible, los gastos del hogar y lo primero que hará será despedir a Elvira, la muchacha que le ayuda en las tareas caseras. Y hablando de gastar menos hizo una petición al marido.

   -Y también podíamos ahorrar algo no renovando la suscripción de Las Provincias. Puesto que vas al café todos los días puedes leer allí el periódico por un precio bien módico, cero patatero –al padre no le ha hecho ninguna gracia la propuesta, pero se calla, no está el horno para bollos.

   En el café del Pincho, adonde sigue yendo Zaca a ver las partidas de ajedrez, los contertulios hablan cada vez con mayor frecuencia de política. Parece que el clima político de la nación se enrarece por momentos según cuentan los diarios que se reciben en el pueblo -Las Provincias, Diario de Valencia, Heraldo de Castellón y La Vanguardia- y lo que se escucha en todas las emisoras de radio. Los tertulianos comentan que los políticos republicanos y los que se llaman monárquicos sin rey, así como numerosos juristas, denuncian que la vuelta a la normalidad constitucional es imposible. Y así se va fraguando la convergencia de partidos republicanos cuyos líderes se reúnen en San Sebastián el 17 de agosto. De lo que se trató en dicha reunión, promovida por Alianza Republicana, a la que asistieronn representantes de casi todos los partidos de signo izquierdista, solo se conoce lo que, a través de una nota oficiosa, publica al día siguiente El Sol. En la nota se hace un llamamiento a las demás organizaciones políticas y obreras para que se sumen a la acción contra el vigente régimen político. Eso es lo que hoy comentan en la tertulia del Pincho los ajedrecistas en cuanto terminan las partidas.

   -Uno de los que tienen carrera ¿quiere explicarnos qué supone ese llamamiento de los partidos republicanos? –pide Julio el barbero.

   -Lo que en definitiva piden los republicanos es que se establezca la base de una estrategia para poner fin a la monarquía de Alfonso XIII y proclamar la segunda república –explica don Rodolfo el maestro.

   -Y no solo lo piden los republicanos, también las organizaciones socialistas, como el PSOE y la UGT .agrega don Avelino el veterinario.

    -¿Y se sabe qué acciones concretas piden los republicanos? –pregunta Piñana, el ayudante del llumero.

   -No han concretado demasiado, pero os puedo decir, y lo sé de buena fuente, que republicanos y socialistas tienen el propósito de organizar una huelga general, que acaso iría acompañada de una insurrección militar, para meter a la monarquía en los archivos de la historia y establecer la república sobre la base de la soberanía nacional representada en una Asamblea Constituyente –dice don Rodolfo el maestro, ahondando la explicación dada por el veterinario.

   Zaca, que es un atento escucha, se hace un lío con tantos conceptos que desconoce: monárquicos sin rey, normalidad constitucional, república, huelga general, soberanía nacional…, palabras y frases que va apuntando en su cuaderno secreto para preguntar sobre ellas cuando le sea posible. De lo oído en el café, al chaval solo le ha quedado una cosa clara: y es que los políticos del país se dividen en dos grandes grupos: los de derechas y los de izquierdas, división que no le dice gran cosa, por lo que se arma de valor y se lo pregunta a padre que, por primera vez, no le riñe sino que acepta el envite.

   -Te lo voy a explicar con gestos. Los políticos de derechas son los que hacen esto  –y, tarareando la Marcha real y su lenta cadencia, realiza el gesto de llevarse algo al bolsillo-. Los políticos de izquierdas lo que hacen es -y, salmodiando el Himno de Riego y su rápido compás, vuelve a realizar el gesto de llevarse algo al bolsillo, pero a un ritmo más rápido que el anterior-. ¿Te ha quedado claro?

   El chaval, bastante confuso, tiene que admitir que no lo ha entendido.

   -No mucho, padre.

   -Pues que todos los políticos, sean de derechas o de izquierdas, son corruptos. Lo único que les diferencia es que unos roban a mayor velocidad que otros.

   De la mímica de padre y de su posterior explicación, al muchacho le ha quedado claro que, al parecer, todos los políticos son unos robaperas, pero la diferencia entre los que son de izquierdas y los que son de derechas sigue sin saberla, pues lo del robo generalizado no acaba de creérselo, ya que siempre ha oído que hay gente de toda clase en todas partes y supone que en el mundo de la política debe de ocurrir lo mismo, unos serán ladrones, otros, honrados. Pregunta a su tío Miguel que le da una larga y confusa explicación que todavía le desconcierta más. Se le ocurre preguntarle a don José Domingo que se lo quita de encima de forma tajante.

   -Esas no son preguntas para niños.

   El chico piensa que lo de las derechas y las izquierdas debe ser una pregunta incómoda para los adultos o quizás sea pecado hablar de ello, por lo que decide guardarlo en su cuaderno secreto y seguir buscando alguien que se lo explique.

   La respuesta se la ofrece quien menos podía esperar. Desde que, una vez a la semana, mosén Florencio le da la asignatura de Religión, el muchacho ha establecido una corriente de empatía con el vicario, que es persona de buena cultura y hombre afable y bondadoso. Hoy, el mosén le está hablando del Reino de Dios y, por asociación de ideas, el muchacho se acuerda del Rey. Y se atreve a plantear la pregunta:

   -Mosén Florencio, ¿puedo preguntarle algo que no es de religión?

   -Poder, puedes, pero ya es muy tarde, dejémoslo para otro día.

   Vaya manera de quitarse el muerto de encima, `piensa el chaval. Otro que tampoco me lo va a explicar. Busca en quien no le va a fallar, su diccionario enciclopédico Sopena, y entre las varias acepciones de derecha hay una que le ofrece un rayo de luz: Conjunto de personas que profesan ideas conservadoras. Sobre las izquierdas encuentra: Conjunto de personas que profesan ideas reformistas o, en general, no conservadoras.

Bueno, ya tiene un hilo de dónde tirar, ¿pero que conservan los conservadores?, ¿y cuáles son las ideas reformistas? Eso no viene en el Sopena. Está donde estaba. Se plantea una pregunta que es pura curiosidad: ¿y qué seré de mayor, de derechas o de izquierdas? ¿Y por qué he de ser una cosa u otra? ¡Vaya tontería! Lo mejor es que sea unas veces de derechas y otras de izquierdas. Así quedaré bien con todos. Mira que fácil.

 

PD.- El próximo martes  publicaré el episodio 18, de la novela “El masover”, titulado: La Fábrica de la llum  

No hay comentarios:

Publicar un comentario